Naciones Unidas estima que cada año se pierden o abandonan 640.000 toneladas de materiales de pesca en los océanos, un problema «fantasma» que contribuye a la matanza de peces y otras especies, como ballenas, delfines, focas y tortugas



La práctica de abandonar aparejos de pesca como redes en los océanos es un problema no solo de residuos sino que tiene un importante impacto sobre la biodiversidad. Según la ONU, cada año se pierden o abandonan 640.000 toneladas de artes de pesca en los océanos que generan un problema conocido como «pesca fantasma», ya que estos aparejos atrapan peces u otra vida marina, matando indiscriminadamente todo lo que capturan, incluyendo especies en peligro de extinción. Para hacer frente a este reto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, conocida como FAO, pide una reglamentación internacional que permita registrar los aparejos, mejorar la recuperación, detener la pesca ilegal y dar incentivos económicos para la prevención.
Sin embargo, la matanza de peces y otras especies, como ballenas, delfines, focas y tortugas, es tan solo uno de los muchos impactos devastadores de estos aparejos desechados o abandonados pero que mantienen su capacidad de atrapar a los animales marinos. Las redes abandonadas también pueden alterar los fondos marinos y el medio ambiente marino, además de crear problemas para la navegación cuando las hélices de los barcos quedan atrapadas en él, lo que en el peor de los casos puede provocar vuelcos de las embarcaciones y muertes.
El equipo fantasma también puede llegar a las playas como basura, convirtiéndose en un peligro para las aves y otras especies costeras y un peligro para la salud y la seguridad de los bañistas. Según estiman la FAO y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), una décima parte de todos los desechos en los océanos se compone de este equipo fantasma. Un problema de residuos que se debe tanto a cuestiones involuntarias, como tormentas o la posibilidad de que los aparejos de pesca se enreden tanto en otros objetos del océano que sea demasiado difícil recuperarlos, como intencionadas. Al fin y al cabo, las artes de pesca también pueden ser desechadas deliberadamente como parte de la pesca ilegal o simplemente porque no hay instalaciones adecuadas en los puertos para que los barcos se deshagan de sus equipos al final de su vida útil
Por otro lado, los países de todo el mundo están haciendo grandes esfuerzos para mejorar la gestión de las poblaciones de peces, y estos esfuerzos podrían verse socavados drásticamente si los impactos de la pesca fantasma continúan aumentando.
Detener el problema
Para tratar de solucionar o al menos paliar este problema, la FAO hace seis recomendaciones concretas. La primera de ellas es obligar internacionalmente a que todos los aparejos de pesca estén registrados para permitir la identificación de la propiedad y fomentar la gestión responsable de las artes de pesca. Esta medida puede ser una buena manera de identificar y comprender de dónde provienen originalmente los equipos recuperados y devolvérselos a su propietario, no solo para identificar a los infractores sino para prevenir el problema, ya que es más rentable evitar este tipo de basura que la limpieza necesaria después de que el equipamiento se haya perdido.
La segunda recomendación es la de mejorar la presentación de informes y la recuperación, ya que muchos barcos no pueden recuperar los aparejos perdidos por sí mismos porque carecen del equipo adecuado o porque sería peligroso para la tripulación, mientras que otros barcos no reportan pérdidas por temor a ser culpados. En este sentido, se podría adoptar un enfoque de «no culpabilidad» para eliminar la responsabilidad del buque por las pérdidas, aunque también es una opción implementar esquemas de recuperación incentivados para que los buques que estén preparados para hacerlo recojan no solo su propio equipo, sino también otras artes perdidas que encuentren en el mar.


En cualquier caso, nada de esto tendrá demasiado sentido si no se hacen mayores esfuerzos contra la pesca ilegal, ya que, aunque algunas artes se pierden por accidente, otras se abandonan como parte de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. Tampoco tendrán demasiada utilidad las medidas mencionadas anteriormente si no se dan incentivos económicos para la prevención, ya que es importante hacer que la opción de devolverlos a instalaciones apropiadas de eliminación o reciclaje sea atractiva para los pescadores.
Por último, la FAO pide invertir en nuevas tecnologías, ya que la utilización de transpondedores y sistemas de rastreo Sistemas de Posicionamiento Global (GPS) pueden facilitar la recuperación, y mejorar los planes de recolección, eliminación y reciclaje. En este sentido, los puertos deben estar equipados con instalaciones gratuitas o de bajo costo para desechar o reciclar los equipos de pesca y debe existir una provisión en los botes para llevar bolsas de eliminación adecuadas a bordo. Y es que, aunque es cierto que hay un número creciente de productos, que incluyen ropa, losetas de alfombra, trajes de baño y equipos deportivos, que ahora se fabrican con artes de pesca recicladas, se necesitan más instalaciones con la capacidad de reciclar el tipo específico de plástico que se usa en la pesca.
Acabar con el hambre
Todo el trabajo de la FAO se realiza con el objetivo de eliminar el hambre, por lo que, ya sea obvio o no, la pesca fantasma es un tema importante para conseguir este primer objetivo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de dos maneras. Por un lado, la pesca fantasma daña nuestros océanos y desperdicia las fuentes de alimento dentro de ellos, por lo que, si tenemos en cuenta la creciente presión que enfrentan todos nuestros recursos naturales, no podemos ignorar el papel vital que desempeña la vida marina para la seguridad alimentaria de las comunidades y los pueblos de todo el mundo. Por otro, la pesca fantasma daña los medios de vida de los pescadores y las comunidades costeras: se estima que alrededor del 10% de la población mundial depende de la pesca y la acuicultura para su sustento, por lo que, cuanto más pesca ilegal o fantasma se produce, menos recursos tienen los pescadores de todo el mundo para ganarse la vida y asegurarse las fuentes de alimentos.


La agencia de la ONU ya ha desarrollado varias herramientas para abordar la pesca fantasma y la pesca ilegal, entre las que está el Acuerdo sobre medidas del Estado rector del puerto, un tratado internacional que tiene como objetivo prevenir, disuadir y eliminar la pesca furtiva verificando que todos los buques que soliciten permiso para atracar hayan seguido los procedimientos de control e inspecciones estándar, incluido que las artes de pesca estén autorizadas y registrada en una forma que se corresponde con ese recipiente. Actualmente hay 69 Partes en el Acuerdo.
En cualquier caso, al crear conciencia sobre este problema, especialmente para los pescadores y los gobiernos que quizás no conozcan las repercusiones totales de este asunto, se pueden solucionar situaciones como estas que son perjudiciales para nuestro medio ambiente, nuestros recursos, nuestra seguridad alimentaria y, en última instancia, nuestro futuro.
