Portugal compensará la gestión forestal con ayudas de 80 a 150 euros por hectárea - EL ÁGORA DIARIO

Portugal compensará la gestión forestal con ayudas de 80 a 150 euros por hectárea

Tras los devastadores incendios forestales que han arrasado Portugal en los últimos años el Gobierno luso se ha decidido a minimizar el riesgo apostando por un nuevo paradigma de gestión de los bosques. La estrategia está basada en la multiespecie y el paisaje en mosaico y en la gestión de los propietarios incentivados con ayudas, que irán de los 80 a los 150 euros por hectárea


Portugal ha decidido poner fin a la devastación que los incendios forestales de los últimos años han causado en sus tierras y ha apostado por un cambio en los modelos de gestión forestal con un Programa de Transformación del Paisaje, que cubrirá en una década el 20% del área forestal del país y para el que contará con 168 millones de euros.

El Programa de Transformación del Paisaje recientemente presentado cambiará un 15% de la masa forestal lusa basándose en una estrategia de paisaje mosaico que combine bosque con pastizales, pastos y cultivos agrícolas con especies adaptadas al territorio.

Gestionar un bosque cuesta 1.000 euros por hectárea cada quince años

El Gobierno luso prevé una compensación financiera para los propietarios privados cuyas tierras pueden ser objeto de intervención.

«Son espacios entre 500 y 1.000 hectáreas y serán áreas que han sido devastadas por incendios o donde existe un riesgo de incendio particularmente grave o áreas donde los valores naturales son de gran valor y, por lo tanto, sus propietarios tienen que ser compensados adecuadamente para favorecer esta transformación.

En principio, esta compensación estará entre los 80 y los 150 euros por hectárea al año.

Más allá de contribuir a reducir el riesgo de incendios, mediante la transformación del paisaje en un mosaico que frene la extensión de las llamas, la gestión de esas masas forestales es un elemento clave para prevenir y reducir el riesgo, además de favorecer la capacidad de los bosques de secuestrar CO2 de la atmósfera y contribuir en el camino hacia la carbono neutralidad.

El Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIA) señala en un estudio que los bosques y la gestión forestal son esenciales en la mitigación y adaptación al cambio climático, en la protección y preservación de los recursos hídricos, en la producción sostenible de biomasa como recurso energético y como material de construcción, en la conservación y mejora de la biodiversidad.

Una gestión forestal adecuada permite aumentar su capacidad de fijación y su adaptación a los efectos del cambio climático. Los bosques son parte de la solución pero son también los ecosistemas terrestres que más van a sufrir los efectos del cambio si no se incorpora a su gestión diaria el objetivo de adaptarlos a una mayor concentración de CO2 en la atmósfera.

Los bosques son también fuente de emisiones de CO2 cuando se produce deforestación, incendios, plagas y enfermedades que provocan la muerte del árbol, fruto, en un altísimo porcentaje, de falta de gestión.

En España una reforestación del 15% de la superficie del territorio nacional que permitiría llegar a emisiones netas nulas en 2050

España es el tercer país de Europa con mayor volumen de masa forestal, sólo por detrás de Suecia y Finlandia. Concretamente, 7.500 millones de árboles y 18,41 millones de hectáreas, donde su masa forestal crece a un ritmo anual del 2,19% (media europea de 0,51%), según datos de Eurostat recogidos por el Anuario Estadístico de España 2017.

Esto supone que más de la mitad del territorio español es forestal (54,8%), y donde la mayor parte se divide entre monte bajo (matorral) y bosque.

En los últimos 20 años la masa forestal española ha crecido cerca de un 30%, pero este crecimiento no lo es sólo en superficie “ni tan positivo como cabría pensar. El crecimiento de la masa se debe en gran medida al abandono de los montes y a la extensión de los bosques allí donde se han abandonado las labores agrícolas”, comparte con El Ágora Francisco Lloret, investigador del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF-UAB).

“Este crecimiento que hemos observado en España es congruente con los incrementos de las masas forestales de otros países de la Unión Europea y en Estados Unidos, no obstante, el cambio climático, las altas temperaturas, el estrés hídrico y la escasa gestión ralentizarán este crecimiento”, afirma Lloret.

Los objetivos de la gestión forestal han cambiado. Hace 50 años no existía la presión del cambio climático y la prioridad era proteger el suelo y se optó por repoblar con pinos, con grandes densidades y poca biodiversidad. Ahora hay más conocimiento y los objetivos son otros, según Lloret.

Ahora una de las prioridades de la gestión forestal es, además de la conservación del suelo y frenar la desertificación, es la reducción del riesgo de incendios y el secuestro de carbono de la atmósfera.

En España hay gran diversidad de bosques, en la región mediterránea el paisaje es más parecido a la dehesa. En la mitad más septentrional encontramos otro tipo de bosques con más vocación de explotación para la industria maderera o celulosa con masas más monoespecíficas.

Los bosques españoles fijan anualmente el 37% de todas las emisiones de CO2 españolas

Según datos de los estudios realizados por el Instituto de Investigaciones agrarias (INIA), los bosques españoles tienen acumuladas algo más de 4.374 millones de toneladas de CO2, (sumando árboles y arbustos).

La fijación neta de nuestros bosques al año es de más de 120 millones de toneladas de CO2 (28,9% por las especies arbóreas y 8,1% por las especies arbustivas).

Las emisiones de CO2 a la atmósfera de España son de más de 325 millones de toneladas. Es decir, los bosques fijan anualmente el 37 % del total de emisiones anuales de CO2 que se producen en España.

Cascada y bosque de Artikutza. | Iñaki Uranga

Una estimulación de la gestión de los bosques contribuiría de forma decisiva en la capacidad de secuestrar carbono. Según un informe del Institut Agrícola San Isidro, los avances realizados en los últimos años invitan al optimismo de un reforzamiento del sector forestal como clave fundamental para conseguir los objetivos de reducción de emisiones netas, tal como se establece en los acuerdos europeos y, en especial, en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC).

También por el lado público, puesto que España es líder a nivel europeo en Parques Nacionales y Espacios Protegidos, lo que supone más del 50% del total europeo y el 5% del total mundial, según la Sociedad Española de Ciencias Forestales.

En este estudio el Institut Agrícola aboga por una política, tanto nacional como autonómica, donde haya un equilibrio entre agricultura e industria como emisores de CO2 cada vez más eficientes, y un reforzamiento del sector forestal basado en una sólida estructura de propiedad, con una regulación que favorezca el aprovechamiento de los bosques y evitar la penalización que supone una excesiva regulación medioambiental.

Con datos de la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España, nuestro país es el octavo en aprovechamiento de la madera: cada año se quedan en el monte del orden de 30 a 40 millones de m3/año de madera y biomasa. Además, en comparación con países de bosques semejantes como Francia o Italia, España aprovecha poco la madera como uso energético.

En suma, el Institut Agrícola considera que revalorizar el sector forestal encaja perfectamente bajo una estrategia de cambio climático y economía circular, donde el aprovechamiento de la biomasa forestal es fundamental para producir energía más limpia, menos contaminante y reducir el malgasto que se realiza de los recursos naturales.

Una explotación sostenible y racional de la biomasa forestal permite obtener una fuente de riqueza estable y recurrente en el tiempo, además de reducir considerablemente el riesgo de incendios que cada año en promedio se lleva casi 100.000 hectáreas.

España, un bosque de encinas

Las encinas representan el 20% de los aproximadamente 7.500 millones de árboles que se calcula hay en España.

Junto con el alcornoque forma parte de un ecosistema endémico de la península: la dehesa que es la formación más abundante al representar el 15% de los bosques, y cubrir un total de 2,7 millones de hectáreas.

Este ecosistema, que esta semana visitará una delegación de eurodiputados, domina el paisaje de gran parte de Extremadura, Andalucía, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Madrid.

El segundo árbol en importancia en la masa forestal española es el pino carrasco, un 11,3% del total según datos del Ministerio de Agricultura. Pero esta conífera está perdiendo terreno ante el rápido avance de la encina, según el CREAF.

Según el profesor de CREAF Jordy Vayreda,  «en las reforestaciones siempre hay que apostar por especies endémicas, en los últimos años la encina va ganando espacio al tratarse de una especie típicamente mediterránea que ya hace años que podría haber ocupado grandes extensiones de la Península, pero con la gestión forestal y por razones económicas se han favorecido los pinos -en detrimento de las encinas-, por la mayor rentabilidad de la explotación maderera».

Mientras tanto, en el Norte, son los hayedos los que recuperan terreno en detrimento de las coníferas.



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