Las praderas marinas, como las de ‘Posidonia oceanica’ absorben 227 millones de toneladas de carbono, una cifra que, dado el deterioro que sufren estos ecosistemas, podrá disminuir un 24% para el 2050 y arrastrar pérdidas equivalentes al 1,6% del PIB de España



La importancia de las praderas marinas de fanerógamas o plantas con semilla, como la Posidonia oceanica, para el secuestro y almacenamiento de carbono es un punto clave para los países costeros. De hecho, la cantidad de dióxido de carbono retenido por estos ecosistemas en España asciende a 227 millones de toneladas.
Así lo pone de manifiesto un estudio publicado en la revista Ecosystem Services, en el que han participado investigadores españoles, donde se pone de manifiesto la importancia en España de las praderas marinas de fanerógamas para el almacenamiento y secuestro de carbono.
Según los datos facilitados por estas entidades universitarias, se trata de la primera vez que se cartografía y cuantifica la cantidad de «carbono azul» -el retenido por estas especies marinas- a escala nacional, en un área de estudio de más de 758.000 kilómetros cuadrados dividida en cuatro demarcaciones: Atlántico Sur (2 %), Islas Canarias (64 %), Mar de Alborán (3 %) y Mar Mediterráneo Occidental (31 %).
La zona de costa del Atlántico Norte no ha sido considerada en este informe porque la mayor parte de fanerógamas marinas se encuentran en las desembocaduras de los ríos y no en áreas costeras o marinas.De las zonas descritas, «la más relevante» según ha explicado el investigador de la Universidad Autónoma de Madrid, Alberto González, es la demarcación del Mediterráneo debido a la gran cantidad de superficie de Posidonia oceanica que puede encontrarse en sus fondos.
La Posidonia es «la especie insignia en todos estos procesos de secuestro de carbono» puesto que su ecosistema «suministra una variedad de servicios enorme» y precisamente por ello «está en el punto de mira de las políticas de conservación», ha indicado González.
Sin embargo, «el análisis muy pormenorizado que hemos hecho de la regulación climática a través del secuestro de carbono» de esta planta submarina confirma que «el estado de conservación de esta especie no es tan bueno como debiera» ya que a menudo comparte su área de expansión con actividades humanas que la perjudican.
Además de la Posidonia oceanica, los científicos han estudiado la presencia y actividad de otras cuatro especies: Cymodocea nodosa, Zostera noltii, Zostera marina y Halophila decipiens, que se enfrentan a desafíos parecidos.
El estudio recopila también datos relacionados con la Red Natura 2000 y, así, en sus conclusiones se puede leer cómo «el 82% del carbono azul costero en fanerógamas marinas se encuentra en este espacio» por lo que «urge» aplicar allí estrategias de protección y mejora.
De hecho, fija tres posibles escenarios para los próximos años: «Business-as-usual future» -el futuro sin cambios-, «Sustainable future» -un futuro sostenible- y «Non-sustainable future» -un futuro no sostenible-.
El más probable de ellos, de acuerdo con los datos recopilados hasta el momento, es el primero -sin cambios- que implica una pérdida del 24% del carbono azul almacenado en estos ecosistemas de aquí a 2050.


González cree que «no parece que nos dirijamos a un escenario menos sostenible, debido a la tendencia ambiental de las políticas europeas en la actualidad, pero tampoco está claro que nos estemos dirigiendo a un escenario más sostenible, porque requiere una serie de intervenciones que no se están acometiendo como deberían»
En todo caso, ha advertido de que «es imposible abordar medidas contra el cambio climático a través de estrategias de conservación de la naturaleza que no incluyan a los ecosistemas marinos», en referencia no sólo a las praderas submarinas sino a otros hábitats más profundos del océano.
“El impacto económico de estas pérdidas equivale a 17.974 millones de euros, alrededor del 1,6% del PIB español”, han detallado los autores. “Consideramos que es necesario un cambio transformador para la conservación y gestión de los ecosistemas marinos con fanerógamas en España y sus servicios de la Red Natura 2000 en un futuro próximo”, han añadido.
Finalmente, el investigador ha querido destacar el apoyo económico y logístico de los proyectos europeos Life Blue Natura y Life Intemares para completar la investigación, porque «trabajar en el mar es realmente caro» y «requiere de presupuestos desmesurados».
