Los científicos piden más esfuerzos a nivel mundial para proteger los ecosistemas subterráneos que tienen un papel fundamental en el equilibrio de la biodiversidad del planeta. Los expertos afirman que solo el 6,9% de esos ecosistemas están protegidos



La protección de los ecosistemas subterráneos es uno de los retos más urgentes en las agendas globales de conservación. Actividades humanas como la sobreexplotación de recursos o el turismo, que provocan efectos como la contaminación o el cambio climático, suponen una amenaza directa para los ecosistemas subterráneos y su rica biodiversidad. A pesar de ello, todavía no se sabe hasta qué punto las intervenciones de conservación aplicadas son efectivas.
Así lo ha puesto de manifiesto un equipo internacional de investigadores tras revisar los conocimientos actuales en el campo de la conservación de la biología subterránea. En concreto, el equipo propone una hoja de ruta para mejorar las acciones de conservación en los ecosistemas subterráneos de todo el mundo, con el objetivo de que sean más prácticas, efectivas y duraderas.
Los investigadores han analizado 708 artículos científicos que se han publicado durante las últimas décadas sobre la conservación de especies o de hábitats subterráneos y han comprobado que solo el 6,9% de esos ecosistemas están protegidos, en su mayoría porque se superponen con áreas protegidas.
En el trabajo, que se publicó en la revista de divulgación científica Biological Reviews, ha participado la investigadora Susana Pallarés del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), quien ha subrayado que estos ecosistemas se encuentran entre los hábitats más extendidos de la Tierra y prestan servicios esenciales para el mantenimiento de la biodiversidad y el bienestar humano. «Sin embargo, sabemos muy poco de ellos, lo que dificulta la planificación y el diseño de estrategias de conservación efectivas», ha señalado Pallarés en un comunicado difundido por el Museo.
A su juicio, es fundamental documentar bien las medidas de conservación aplicadas en el medio subterráneo para evaluarlas y saber cuáles son más adecuadas para una determinada especie, comunidad o ecosistema. Además Pallarés asegura que la revisión que ha realizado este equipo servirá para sentar las bases para dirigir los esfuerzos «y utilizar los escasos recursos destinados a la conservación de la biodiversidad de la manera más eficiente en los próximos años».


Biodiversidad subterránea
Muchas actividades humanas, como la sobreexplotación de recursos o el turismo, suponen una amenaza directa para los ecosistemas subterráneos y su rica biodiversidad, según los investigadores, que han observado que sin embargo se desconoce hasta qué punto las intervenciones de conservación aplicadas son efectivas.
El equipo propone una hoja de ruta para mejorar las acciones de conservación en los ecosistemas subterráneos de todo el mundo, con el objetivo de que sean «más prácticas, efectivas y duraderas». Las escasas evaluaciones realizadas se han centrado en los paisajes atractivos, como las cuevas terrestres, y con un sesgo claro hacia murciélagos y algunos artrópodos, pero los sistemas de más difícil acceso, como fisuras, los sistemas anquialinos (cavidades terrestres con conexión al mar a través de canales subterráneos) y las cuevas marinas siguen estando «inexploradas y desprotegidas».
Tampoco están convenientemente protegidas las plantas y los microorganismos (bacterias, arqueas, hongos unicelulares y virus) que también los habitan y desempeñan un papel fundamental en los ecosistemas subterráneos, según los investigadores.
Entre las amenazas, las más estudiadas son la contaminación, la perturbación debido al turismo y el cambio de hábitat, han señalado los científicos, que han observado que falta información sobre los efectos del cambio climático, las especies exóticas, los patógenos y la sobreexplotación.
El trabajo evidencia además una cobertura geográfica desigual del conocimiento actual sobre las intervenciones de conservación entre las zonas del norte (paleártica y neártica), más estudiadas, y las zonas del sur (afrotropical e indomalaya), menos analizadas.
Sólo el 6,9% de los ecosistemas subterráneos conocidos se localizan bajo algún tipo de zona protegida a nivel mundial, y la mayoría de esos sitios están protegidos porque se encuentran dentro de un área protegida establecida para especies o ecosistemas que viven en la superficie, ha detallado Pallarés.
En este sentido, los autores consideran también relevante «evaluar hasta qué punto las áreas protegidas en la superficie contribuyen a la conservación de los ecosistemas que se encuentran debajo».
