La red Natura 2000 de la UE lleva años en continua expansión, pero la Agencia Europea de Medio Ambiente advierte de que la gran mayoría de los sitios protegidos de Europa carece de evaluación y de objetivos de conservación específicos y mensurables



La red Natura 2000, el proyecto europeo que designa las áreas de conservación de la biodiversidad en la Unión Europea, lleva años expandiéndose. Por ejemplo, las áreas marinas protegidas se han doblado en el último lustro, mientras que el territorio total cubierto por la red ha crecido más de un 10% en los dos últimos años. Sin embargo, este proyecto se enfrenta ahora a un gran desafío de implementación: aumentar la eficacia de la gestión de las áreas protegidas, ya que hasta ahora los Estados miembro solo han realizado evaluaciones completas de menos del 8% de los espacios que conforman Natura 2000.
Esas son las principales conclusiones del último informe sobre biodiversidad de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA, por sus siglas en inglés), publicado este martes apenas unas horas antes de que el Parlamento Europeo votara la Estrategia forestal europea. Este iniciativa, que deberá ser analizada por la Comisión una vez aprobada, hace hincapié en la necesidad de una estrategia forestal de la Unión ambiciosa después de 2020, en consonancia con el Pacto Verde Europeo y la estrategia sobre biodiversidad para 2030.
Y es que, actualmente, los bosques y otras superficies arboladas cubren casi la mitad de la superficie terrestre de la Unión, aunque apenas la mitad se encuentren protegidos por el paraguas de la Red Natura 2000. En cualquier caso, la EEA explica que cualquier área protegida debe desempeñar un papel fundamental en la estrategia europea, ya que pueden mitigar los efectos del cambio climático, prestar muchos servicios ecosistémicos, contribuir al desarrollo de la bioeconomía circular y dar empleo a unos 2,6 millones de personas, en especial en zonas rurales.
A pesar de que la UE aseguró a principios de la década que se comprometía a evaluar la gestión del 60% de sus áreas protegidas para 2015, el hecho de que solo un 8% de las áreas protegidas de la Red Natura 2000 tenga medidas y objetivos de conservación específicos y mensurables expone la magnitud del reto al que se enfrentan los Estados miembro. Según la EEA, «el seguimiento y la presentación de informes deben mejorar considerablemente, ya sea a través de un proceso coordinado por la UE o mediante la compilación de informes nacionales».
De hecho, aunque no aparezca mencionada en el informe de la EEA, España suele ser uno de los sospechosos habituales. El pasado julio, la Comisión Europea (CE) volvió a abrir un expediente de infracción a España por su mala gestión de la Red Natura 2000. La falta de medidas concretas de evaluación y los incumplimientos sistemáticos de sus principios y de las normas estatales por parte del gobierno central y los autonómicos, estuvieron en el fondo de esta segunda carta de emplazamiento a cumplir con la normativa, cinco años después de la primera, de 2015.
Cinco estudios de caso
Para mejorar la toma en consideración del problema, el informe de la EEA analiza cinco Estados miembros de la UE con más detalle y muestra grandes diferencias en la evaluación de la gestión de los sitios protegidos. Por ejemplo, en Finlandia, una agencia nacional realiza una evaluación estandarizada pero solo cada 6 a 12 años para cada sitio, mientras que Francia utiliza comités de dirección de sitios y los Países Bajos realizan las evaluaciones a través colectivos agrícolas o consultores externos. Sin embargo, en países como Irlanda y Eslovaquia no tienen enfoques de evaluación nacionales, un problema común a muchos países del Este y Sur de la UE, incluido España.
Según los expertos de la EEA, esa falta de objetivos de conservación específicos y mensurables es un problema clave para evaluar la gestión de los sitios protegidos. Otras deficiencias que se incluyen en el informe son la falta de medidas de gestión establecidas y contrastadas, lagunas en los datos de conservación sobre los hábitats y las especies del área protegida, una planificación financiera deficiente y la falta de participación pública.


Además, la organización europea considera que las herramientas para mejorar la gestión de las áreas protegidas ya están disponibles. Por ejemplo, mediante que una mejor y más completa implementación y aplicación de las Directivas de Hábitats y Aves de la UE, la gestión de las áreas protegidas europeas probablemente mejoraría sustancialmente su eficacia. Otras formas de mejorar la situación incluyen la creación de capacidad más específica, una mejor orientación y un mayor uso de la financiación de la UE disponible.
La Estrategia de Biodiversidad de la UE para 2030, publicada en mayo de 2020, incluye un compromiso específico de “Gestionar eficazmente todas las áreas protegidas, definiendo objetivos y medidas de conservación claros y supervisándolos adecuadamente” para 2030. Una apuesta que ahora se acompañará de la Estrategia forestal europea para pasar de la conservación formal a la gestión diaria de los objetivos y medidas necesarios para lograrla.
