Los huevos que las tortugas bobas depositaron en julio en las diversas costas españolas han comenzado a eclosionar. En las Islas Baleares han conseguido nacer 37 tortugas, mientras que en Valencia y Murcia lo han hecho más de 40 ejemplares



La noche del 25 de julio fue una fecha especial para las Islas Baleares. Aquel día, un ejemplar de tortuga boba (Caretta caretta) desovó por primera vez en el sistema insular, concretamente en la platja d’en Bossa, en Eivissa. La tortuga dejó escondidos en la arena un total de 58 huevos, que fueron custodiados y trasladados posteriormente al Parque Natural de Ses Salines.
Una semana antes de su eclosión, y tras casi dos meses de espera, la Consejería de Medio ambiente y Territorio de las Islas Baleares informó que, dado que la arena podría superar los 26 grados centígrados, una temperatura crítica, se tuvo que iniciar un protocolo de emergencia.
En ese monumento, el equipo del Parque Natural y trabajadoras del Palma Aquarium y del Centro de Recuperación de Especies Marines (CREM) sacaron los huevos uno a uno y se los introdujo en neveras preparadas para trasladarlos a unas incubadoras donde quedaron hasta antes de su nacimiento.
Al final, esas tortugas consiguieron romper el cascaron la semana pasada gracias a esos cuidados. En total fueron 37 los ejemplares que nacieron y, dada la delicada situación que traspasa la especie, la Consejería de Medio ambiente y Territorio de las Islas Baleares informó que tuvieron que ser trasladados a centros más preparados.
“Los ejemplares pasarán un año en cautividad hasta que lleguen a las proporciones idóneas que les permitan mejores condiciones de supervivencia, es decir, que pesen un kilo y midan treinta centímetros. Después, los ejemplares serán liberados en una playa de Eivissa, para que, así, las hembras puedan volver a hacer la puesta en el mismo lugar”, señaló la institución balear.


De acuerdo con la Consejería, las tortugas fueron distribuidas de la siguiente manera: 19 en el Área de Restauración y Conservación de Animales Marinos (ARCA del Mar) del Oceanográfico de Valencia; 9 en el Laboratori d’Investigacions Marines i Aqüicultura (LIMIA), en Andratx, dependiente de la conselleria d’Agricultura, Pesca i Alimentació; y 9 en Palma Aquarium, en Palma.
“El centro valenciano tiene una amplia experiencia en la cría de tortugas, mientras que las instalaciones de Mallorca se han ido preparando durante los últimos días para cumplir los protocolos y garantizar las mejores condiciones para los animales”, añadía la Consejería.
Murcia y Valencia, escenarios también de nacimientos
Al igual que pasó en las Islas Baleares, en el Parque Regional de Calblanque, en Murcia, otra tortuga boba depositó sus huevos que ahora, tras dos meses, han conseguido dar “sus primeros pasos”.
De momento han eclosionado 13 huevos de los 66 depositados aquel día, cuyas crías han sido trasladadas al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre El Valle (CRFS) para garantizar la supervivencia del mayor número posible de ejemplares.
Un poco más al norte, en las dunas de El Saler, en Valencia, un equipo de 70 voluntarios de la ONG valenciana Xaloc custodian en estos momentos los huevos que una tortuga boba depositó en Castellón, pero que tuvieron que ser relocalizados hasta ese paraje.


En esa ocasión, la tortuga depositó 112 huevos, de los cuales 32 se llevaron a las instalaciones del ARCA del Mar de la Fundación Oceanogràfic para su gestación en incubadora y que, según la Fundación, ya han nacido.
Tanto en Murcia como en Valencia, las autoridades que custodian los huevos temieron por la vida de las futuras tortugas debido a la DANA que afectó al Levante español. «Afortunadamente el nido estaba bien preparado con unas lonas y unas maderas y logramos que no entrase ni el agua del mar ni la lluvia», ha explicado la portavoz de Xaloc, para el caso de Valencia.
El desove de tortugas bobas en las costas españolas es un fenómeno muy poco frecuente, hasta el extremo de que en los últimos dos siglos no hubo ni un solo registro y el primero fue en 2001 en Andalucía.
