La operación Quercus ha llevado a la apertura de diversas investigaciones por tráfico ilegal de especies protegidas, falsedad documental o contrabando, que han dado lugar a la detención o investigación de un total de 71 personas



Ha costado mucho, pero al final lo ha conseguido: nuestro pequeño protagonista, un periquito dorado (Aratinga solstitialis), ha abandonado el nido. Sus progenitores ven cómo su retoño alza el vuelo dispuesto a descubrir el vasto terreno que lo rodea. Pero algo va mal. En un abrir y cerrar de ojos, un enorme árbol próximo impacta contra el hogar de esta familia de aves llevándose a los adultos por delante. Nuestro periquito no pudo hacer nada. Tan solo vio desde las alturas cómo aquellos que le habían dado la vida morían aplastados repentinamente por un amasijo de ramas, madera y vegetación.
Aunque esta historia es una mera ficción, no muy alejada de las experiencias anónimas que muchos seres sufren en su día a día en las regiones selváticas del mundo. La razón: el tráfico ilegal de maderas protegidas.
Según datos de la ONG Traffic, solo en Madagascar se talaron 350.000 árboles de manera ilegal entre 2010 y 2015, mientras que más del 90% o de la madera que se cortó en Mozambique y se exportó a China era de procedencia ilegal.En principio, tal y como apunta Miguel Aymerich, subdirector general de Biodiversidad y Medio Natural del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, la sociedad generalmente piensa que esta práctica se limita a obtener madera sin permisos para luego fabricar productos con ella.
Sin embargo, “este asunto va más allá” ya que impulsa la deforestación a gran escala y sus consecuencias relacionadas, como la pérdida de biodiversidad.
“En estos procesos, se quema la selva, se cortan los árboles más grandes (que sobreviven a las llamas) y después se extraen del país de manera ilegal. Además, cuando se cortan los arboles sin necesidad de provocar un incendio, solo al caer ya rompen muchos árboles a su alrededor y al extraer estos grandes ejemplares se desestructura la propia selva. Por tanto, supone una pérdida económica y, sobre todo, una pérdida del hábitat para las comunidades que los necesitan”, explica Miguel Aymerich.
Para proteger las especies de vegetación, muchas especies vulnerables fueron incluidas en el Convenio sobre el Tráfico Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Convenio CITES).
Sin embargo, eso no ha sido suficiente ya que Miguel Aymerich informa el tráfico ilegal ha aumentado, sobre todo porque esta actividad está asociada a «organizaciones de tipo mafioso a las que les da igual traficar con madera, que con animales o droga, siempre que tengan un beneficio».
Detenciones en España
En España, 71 personas han sido detenidas o están en investigación en varias comunidades autónomas por delitos relacionados con el tráfico ilegal de maderas de especies protegidas, por falsedad documental o contrabando, en el marco de la Operación Quercus, desarrollada desde finales de 2019 contra el tráfico ilegal de especies de maderas protegidas, en su mayoría procedentes de Brasil y África central.
La operación ha sido realizada por el Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil en colaboración con el Ministerio para la Transición Ecológica y ha sido coordinada por Europol e Interpol.
Se trata de la primera operación de estas características que se realiza en España, mediante la coordinación de autoridades nacionales y autonómicas. El Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico ha defendido que en su evolución ha sido «fundamental» una herramienta desarrollada en colaboración con la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Montes, Forestal y Medio Natural de la Universidad Politécnica de Madrid, que ha permitido a los agentes del SEPRONA detectar las maderas comerciadas ilegalmente in situ y que permite generar una alerta temprana para inmovilizar así una posible mercancía de origen ilegal.Dentro de la operación Quercus se realizaron 608 actuaciones en varios comercios e instalaciones dedicados a importar y exportar maderas, a la fabricación de muebles, distribución de parquets, fabricación de instrumentos musicales o palets de madera.
En total se han interpuesto 303 denuncias por distintas infracciones. De estas, 215 eran infracciones relativas a comercialización de maderas. De ellas, 76 se debieron a que no se había presentado la declaración responsable a la que están obligados todos los importadores de madera y otras 82 carecían de un sistema de diligencia debida para analizar y minimizar las oportunidades de importar madera ilegal.
En la operación también se han inspeccionado a dos empresas madereras del norte de España, donde se pudieron localizar maderas de Palosanto (Bursera graveolens) y Granadillo (Dalbergia spp.). Estas maderas fueron importadas de forma ilícita de Brasil y África y su compra incumplía reglamentos europeos y convenios internacionales que regulan su tráfico. Estas maderas fueron inmovilizadas y, de hecho, se han iniciado investigaciones al respecto que siguen en curso.
A raíz de un convenio entre el Ministerio para la Transición Ecológica y la Universidad Politécnica se ha diseñado un método para discriminar de forma preliminar en el terreno si la madera de un cargamento tiene o no origen ilegal en el marco del Plan de Acción Español contra el Tráfico ilegal y el Furtivismo Internacional de Especies Silvestres (Plan TIFIES).
Miguel Aymerich ha señalado que la Operación Quercus es la primera ocasión en la que se emplea este sistema de identificación que consiste en un kit que permite que con un teléfono móvil y una lupa que se acopla a este, se pasa de la una estructura de lupa de 400 aumentos.


«Las lupas normales llegaban a 20 aumentos, así que esto supone a 20 veces más, mediante el cotejo de las imágenes con guías de control de cada una de las especies que se tienen identificadas», ha destacado. Así, ha añadido que dentro del Convenio CITES hay hasta 600 especies de madera sujetas a protección, por lo que la herramienta se irá alimentando progresivamente, ya que en este momento cuenta con unas 50 especies incluidas.
Aymerich ha recordado que las maderas normalmente no llegan en árboles sino en tablones camuflados en cargamentos legales, lo que dificulta su identificación posterior. «Hay que tener pruebas determinantes para parar o no un cargamento», comenta.
