No es demasiado tarde para cambiar el rumbo, pero solo si se empieza ya y a todos los niveles socioeconómicos y ambientales se podrá revertir el deterioro de la biodiversidad y asegurar la supervivencia de la especie humana



El informe de la Plataforma Intergubernamental en Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES), presentado este lunes en la Unesco, subraya la responsabilidad humana en la situación límite en el que se halla la biodiversidad del planeta, porque los cambios en el uso de la tierra y el mar y la explotación directa de ciertos organismos son los principales culpables de que un millón de especies animales y vegetales se encuentran en riesgo de extinción.
La mano del hombre, el cambio climático, la contaminación y las especies exóticas invasoras completan esa combinación, que ha llevado a que la tasa de extinción actual sea ya «entre decenas y cientos de veces más alta que el promedio experimentado en los últimos 10 millones de años».
Proteger la biodiversidad es tan importante como combatir el cambio climático
«El deterioro ha alcanzado niveles inéditos en la historia humana y la vida sobre la Tierra tal y como la conocemos, y se acerca peligrosamente a un punto de inflexión«, destaca Sandra Díaz, copresidenta del estudio.
Al menos 680 especies de vertebrados han desaparecido desde el siglo XVI y están en peligro más del 40 % de las especies de anfibios, un 33 % de los arrecifes de coral y más de un tercio de los mamíferos marinos. Una estimación provisional sitúa en un 10 % el porcentaje de especies de insectos amenazados.
Entre 1980 y 2000 se perdieron además 100 millones de hectáreas de bosque tropical, principalmente para dedicarlo a la ganadería en Latinoamérica y a plantaciones en el sudeste asiático, la mayoría de aceite de palma.
«Tendemos a pensar que los seres humanos estamos al margen de los efectos, pero todo está interconectado: la naturaleza contribuye a regular el clima o la calidad del aire y nos ofrece comida y energía, por lo que su alteración tiene un impacto directo en la vida humana y el desarrollo económico en el mundo», insiste el informe.
El estudio, el primero intergubernamental a esta escala, descarta el cumplimiento de las metas mundiales de biodiversidad fijadas para el periodo 2011-2020, pero sus autores confían en que sirva como base de la hoja de ruta que se marcará el año que viene en la convención sobre biodiversidad que la ONU celebrará en China.
No es demasiado tarde para cambiar el rumbo, pero solo si se empieza ya y a todos los niveles, recalca la IPBES, organismo independiente impulsado en 2012 por varias agencias de la ONU e integrado por más de 130 gobiernos.
Establecer cuotas efectivas de pesca y áreas marinas protegidas, promover prácticas que reduzcan la erosión del suelo y una agricultura sostenible, aprovechar el conocimiento medioambiental de las comunidades indígenas y modificar políticas de subvención nefastas para la biodiversidad son algunos consejos.
Contener el alza la temperatura global por debajo de los dos grados centígrados también es crucial: el porcentaje de especies en riesgo de extinción por razones climáticas se sitúa en el 5% con un calentamiento de dos grados, y en el 16% cuando sube a 4,3.
La información facilitada este lunes son solo las principales conclusiones de un informe de más de 1.500 páginas que se publicará completo más adelante este año, pero los expertos son claros: «¿Cuánta más evidencia necesitamos para darnos cuenta de que no podemos seguir así?».


“Uno de los hallazgos más importantes en los cuatro informes de evaluaciones regionales de IPBES es que el fracaso en asignar prioridad a políticas y acciones tendientes a detener y revertir la pérdida de diversidad biológica, y la continua degradación de las contribuciones de la naturaleza a las personas, pone en serio peligro las posibilidades de cualquiera de las regiones y de casi todos los países de lograr sus objetivos de desarrollo a nivel mundial”, afirma Anne Larigauderie, Secretaria Ejecutiva de IPBES.
“La consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, de las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020 y del Acuerdo de París sobre el cambio climático, depende de la salud y la vitalidad de nuestro entorno natural y toda su diversidad y complejidad».
Los ecosistemas más ricos y más diversos tienen mejor capacidad de afrontar alteraciones, tales como eventos extremos y la aparición de enfermedades. «Son nuestra «póliza de seguro» contra desastres imprevistos y, usados de manera sustentable, también ofrecen muchas de las mejores soluciones a los desafíos más apremiantes».
Evaluaciones regionales
La evaluación de las Américas concluye que la continua pérdida de diversidad biológica podría poner en riesgo el logro de algunos de los ODS, como también de algunos de los objetivos, metas y aspiraciones internacionales relacionados con el clima.
Todos los posibles escenarios futuros analizados en la evaluación de África destacan que los agentes de la pérdida de diversidad biológica aumentarán y tendrán impactos asociados negativos para las personas y el bienestar humano.


Los expertos de la evaluación de la región Asia-Pacífico señalan los enfoques basados en ecosistemas e identifican, entre otros, la falta de gestión de los desechos sólidos, como también la contaminación del aire, del agua y del suelo como factores que perjudican los beneficios conseguidos en varias de las Metas de Aichi y de los ODS para muchos países (por ej. la extinción de especies de plantas y animales por la deforestación, el aumento de las temperaturas y la contaminación del agua).
Ha habido progreso hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y las Metas de Aichi en Europa y Asia Central, por ejemplo en términos del área protegida y la incorporación de la diversidad biológica en la sociedad y los gobiernos.
Sin embargo, es poco probable que las presiones sobre la diversidad biológica por parte de los factores de cambio directos disminuyan y, por consiguiente, los avances han sido negativos para el conocimiento indígena y local, la distribución equitativa de las contribuciones de la naturaleza y la seguridad del agua.
A pesar de las graves preocupaciones de los expertos de IPBES, también hay mensajes de esperanza: existen opciones de políticas prometedoras que han demostrado funcionar para proteger y restaurar la diversidad biológica y las contribuciones de la naturaleza a las personas, en los lugares donde se aplicaron eficazmente.
El informe deja bien claro que las áreas protegidas y los proyectos de restauración son solo algunas de las posibles intervenciones, con una necesidad de centrarse en estrategias para que los paisajes dominados por el hombre brinden más apoyo a la diversidad biológica y a las contribuciones de la naturaleza a las personas.
Señala también que la diversidad biológica y las contribuciones de la naturaleza a las personas están mejor protegidas cuando están integradas a una amplia gama de políticas económicas y sectoriales tales como el pago por servicios de los ecosistemas y la certificación ecológica.


Las medidas tomadas por los gobiernos de África para proteger la diversidad biológica y contribuciones de la naturaleza a las personas han favorecido la recuperación en parte de especies amenazadas, especialmente en áreas clave de diversidad biológica, y estos esfuerzos se podrían mejorar.
Tales medidas incluyen el establecimiento y la gestión efectiva de las áreas protegidas y redes de corredores ecológicos, restauración de ecosistemas degradados, control de especies exóticas invasoras y reintroducción de animales silvestres.
Para Asia y el Pacífico, los expertos señalan el éxito de países que lograron un rápido crecimiento económico en la restauración y la expansión de áreas protegidas, especialmente bosques.
La mejor aplicación de la ciencia y la tecnología, el empoderamiento de las comunidades locales en la toma de decisiones, la integración de la conservación de la diversidad biológica en otros sectores clave, la planificación de escenarios que sea sensible a la diversidad económica y cultural, la colaboración del sector privado para financiar la protección de la diversidad biológica, como también una mejor colaboración regional transfronteriza, son algunos de los muchos enfoques importantes que el informe identifica.
En Europa y Asia Central hay disponible una variedad de opciones de modos de gobierno, políticas y prácticas de gestión para salvaguardar la diversidad biológica y asegurar las contribuciones de la naturaleza a las personas.
Se han logrado avances que han permitido incorporar la diversidad biológica y las contribuciones de la naturaleza a las personas en el proceso de toma de decisiones públicas y privadas.
