Los vampiros mantienen la distancia social cuando están enfermos

Los vampiros mantienen la distancia social cuando están enfermos

De acuerdo con un estudio, los murciélagos vampiros tienden a mantener una distancia social cuando se sienten enfermos o conviven con miembros que muestran signos de enfermedad. Para los científicos, esta es una prueba más de cómo esta medida es conocida en la naturaleza para detener la propagación de enfermedades


«En las antiguas ruinas mayas de Lamanai, cerca de Belice, las lenguas de los chamanes del lugar exhalan leyendas sobre un antiguo espíritu maya que, cobijado entre las sombras de la noche, perpetúa los sacrificios de la civilización con aquellas almas extraviadas que se atreven a vagar por las calles de la ciudad.

Tan solo aquellos que han visto correr las hileras de sangre entre los muros de los templos al amanecer comprenden la gravedad de la situación y, por ese motivo, un grupo de jóvenes decidió ver y entender con sus propios ojos los que estaba sucediendo en las ruinas de la ciudad.

Pronto lamentaron esa decisión: coincidiendo su expedición con el día de los muertos, los jóvenes que se adentraron en la ciudad perdida  poco a poco fueron desapareciendo sin dejar rastro atraídos por el sonido de aleteos perturbadores que mancillaban la prístina atmósfera del lugar.

Tan solo el más valiente de ellos llegó al templo principal y, casi al instante, noto como la sangre comenzó a brotar de su espalda. El miedo se apoderó de él y, antes de caer rendido por él, se dio la vuelta para ver al espiritu que lo había acuchillado sin miramientos. Sin embargo, allí no había nadie, tan solo la aparente muerte que parecía haberse reencarnado en ese extraño aleteo que el resto de compañeros habían escuchado antes.

Por suerte, al día siguiente el muchacho fue encontrado con vida en la sala principal del templo y con una sorpresa bajo su camiseta. En la caída, había atrapado al espíritu del lugar, que no era más que un solitario vampiro común (Desmodus rotundus) que, por algún motivo, se había separado del grupo y se estaba alimentando con la sangre de los animales que correteaban por el templo.»

Esta es tan solo una historia ficticia, pero con unas ligeras dosis de realidad que los científicos de la Ohio State University (OSU) decidieron investigar: ¿Qué mueve a esta especie de vampiro tan sociable a aislarse del resto de sus compañeros?

Según detallan en su estudio publicado en la revista Behavioral Ecology, los vampiros tienen a distanciarse de sus semejantes cuando se sienten enfermos. Sin duda, una especie de cuarentena preventiva que recuerda en gran medida a la situación que estamos viviendo estos meses con la pandemia del coronavirus.

“El distanciamiento social que hemos instaurado a raíz de la pandemia es una medida que no ha recibido mucho apoyo por parte de algunos sectores de la sociedad. No obstante, este comportamiento es habitual en nuestra especie y que solemos aplicar cuando nos sentimos débiles o enfermos”, explica Simon Ripperger, uno de los autores del estudio.

“Este mismo comportamiento lo hemos observado en otras especies de la naturaleza, como es el caso de estos vampiros que, a pesar de ser muy sociables, mantienen la distancia social cuando están enfermos o viven con compañeros de grupo enfermos. Y se puede esperar que, como resultado, reduzcan la propagación de enfermedades”, añade el experto.

Uno de los sensores que se instalaron en la espalda de los vampiros | Foto: OSU

Para llegar a esta conclusión, el grupo de científicos capturó 31 ejemplares de vampiro común en un árbol hueco cercano a Lamanai. En ese momento, a 16 de ellos les suministraron dosis de lipopolisacárido (LPS), o lo que es lo mismo, inyecciones cargadas con elementos que pueden inducir a una enfermedad, pero sin un patógeno activo.

A continuación, equiparon a todos los murciélagos con unos sensores de 1.8 gramos con ayuda de un adhesivo de latex inocuo para los animales. Estos sensores tenían la misión de emitir cada dos segundos una señal de proximidad que después era recibida por unos sensores colocados en espacios cercanos a su medio natural.

Gracias a los datos aportados por los sensores, durante las seis horas que duraba la “enfermedad” los investigadores descubrieron que los murciélagos contagiados mantenían una media de cuatro interacciones menos que cuando estaban sanos, mientras que los vampiros sin LPS presentaron un 35% de posibilidades de acercarse a un ejemplar «enfermo».

“Los murciélagos «enfermos» (inyectados con LPS) interactuaron con menos compañeros de grupo, pasaron menos tiempo con otros y estaban menos conectados socialmente con sus compañeros de grupo. Durante el período de tratamiento, los murciélagos «enfermos» pasaron 25 minutos menos interactuando con miembros de su grupo”, destacan los autores en el estudio.

“Una razón por la que los murciélagos vampiros enfermos encontraron menos compañeros de grupo es simplemente porque estaban letárgicos y se movían menos. En cautiverio, vimos que los murciélagos enfermos también acicalaron menos a otros e hicieron menos llamadas de contacto. Estos simples cambios de comportamiento pueden crear distancia social incluso sin la cooperación o la evitación de murciélagos sanos”, añaden los expertos.

Aunque el estudio no documentó la propagación de una enfermedad real, la combinación de los datos del encuentro social con vínculos conocidos entre el tiempo de exposición y la transmisión de patógenos permitió a los investigadores predecir cómo el comportamiento de una enfermedad puede influir en la propagación de un patógeno en una red social.

Ahora bien, para analizar el caso más a fondo los investigadores sugieren una investigación más exhaustiva y la utilización de nuevas tecnologías de investigación para tal fin. Por lo tanto, de momento nos tendremos que quedar con la lección que aportada por estos vampiros: ante una enfermedad, nuestra responsabilidad nos llama a quedarnos en casa.



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