Existe una planta de nombre difícil de pronunciar que, dada su longevidad, roza la inmortalidad. Fue descubierta en 1860 por el Dr. Friedrich Welwitsch y se considera una de las especies vegetales más raras del mundo. De hecho, habitan en el desierto de Namib, ubicado en el noroeste de Namibia y suroeste de Angola. Son zonas desérticas, y su nivel de precipitaciones es inferior a cinco centímetros cúbicos, ya que a pesar de estar muy cerca de la costa Atlántica africana, las precipitaciones apenas se acercan a un territorio que los expertos consideran el desierto más antiguo del mundo.
La Welwitschia mirabilis es la única especie del género Welwitschia (monotípico), que a su vez es el único género de la familia Welwitschiaceae, perteneciente a las gimnospermas.
Esta especie sobrevive en condiciones climáticas extremas gracias a sus genes duplicados, como se ha descubierto recientemente. Su forma es muy llamativa. Además, a diferencia del resto de las plantas, el crecimiento de la welwitschia no se produce en los extremos de las hojas, sino en su base. Tiene una única raíz muy larga, que brota desde la base de un tronco que, aunque es leñoso, almacena agua. Esta zona está protegida por dos labios de leña, que se encargan de cubrir el meristema basal, que es la parte que suministra las nuevas células. Esta especie de bulbo está formado por tejido embrionario, poco diferenciado, que va transformándose en tejido para las hojas. De este tronco salen tan solo dos hojas en constante crecimiento, que cada año aumentan entre 8 y 15 centímetros, y por donde capta el rocío nocturno del desierto.
Esto lo consiguen gracias a una sustancia delicuescente que tienen en las hojas. Estas hojas dejan de crecer únicamente cuando la planta muere, pudiendo alcanzar hasta incluso 15 metros. Según crecen, los extremos de las hojas se desmenuzan y se enroscan entre sí, tomando una forma similar a la de un pulpo, por lo que no se pueden apreciar de forma lineal.
Una planta muy longeva
Es una especie dioica y, por ello, es difícil determinar la edad de las plantas, aunque se cree que pueden llegar a vivir entre 2.000 y 3.000 años. Es decir, que sus dos hojas no han dejado de crecer desde el comienzo de la Edad del Hierro. De hecho, los investigadores tuvieron que comprobar la edad de algunos ejemplares mediante la prueba del carbono-14, que se utiliza para datar restos fósiles. Los resultados confirmaron que algunos individuos tenían más de 1.500 años de antigüedad.
Esta planta es un símbolo nacional en Namibia. La más alta condecoración de la República lleva su nombre: Orden de la Antiquísima Welwitschia Mirabilis. Pero la planta también existe en Angola,donde es denominada tombwa y hay tiene en su honor toda una ciudad que se llama así.


Recientemente, el secreto genético de la Welwitschia ha sido descubierto gracias a un estudio publicado en la revista Nature Communications. El botánico Tao Wan, uno de los autores del estudio explicó que hace aproximadamente 86 millones de años, después de un error en la división celular, todo el genoma de la Welwitschia se duplicó durante una época de mayor aridez y sequía prolongada en la región. Esta fue provocada por el estrés de estar sometidas constantemente a unas condiciones ambientales extremas de temperatura, radiación ultravioleta o salinidad. Posiblemente estas mismas fueran la causa de la formación del propio desierto de Namib.
Otro de los autores del estudio, el investigador de la Universidad Queen Mary de Londres Andrew Leitch asegura que esta duplicidad, con el paso de millones de años, ha permitido a estos genes dedicarse a tareas parcialmente diferentes a las que les corresponden. Por ejemplo, la capacidad de las hojas de absorber la humedad del roció matinal. No obstante, poseer un mayor material genético tiene un coste, dice Wan, «la actividad más básica para la vida es la replicación del ADN«, dice, «así que si tienes un genoma grande, consumes más energía para mantener la vida», especialmente en un ambiente tan duro.
Cualidades genéticas únicas
Esta planta, entre otras cualidades descubiertas, puede activar ciertas proteínas para protegerse de las condiciones extremas donde viven, tiene un crecimiento lento pero sostenido a lo largo de toda su vida, que le ayuda a preservar su ADN y sus proteínas. No obstante, aunque cada vez se conozca mejor cómo codifica y funciona la genética e incluso se utilice para alcanzar terapias y profilaxis mejores, aún queda mucho por descubrir acerca de los genes y su expresión. Por ello, es muy importante para, con su estudio, mejorar las condiciones para la agricultura. Y también en otros muchos campos, ya que se ha comprobado que sus cromosomas sexuales podrían tener un papel clave en algunas especies de animales, de manera que machos o hembras vivieran más años de media.


Esta especie se reproduce por semillas y, para que germinen, deben mantenerse húmedas las dos primeras semanas y expuestas a la luz y al calor. Es frecuente encontrar esporas de Aspergillus niger en ellas, responsables de causar una leve putrefacción después de la germinación, por lo que se intenta evitar en jardines botánicos. A pesar de ello, es muy demandada entre coleccionistas de plantas cactáceas y suculentas, aunque su cultivo es difícil. Para ello hay que reunir mucha información sobre las condiciones climáticas de su hábitat para intentar emularlas.
Los semilleros deberán tener un sustrato compuesto por el 60% arena de sílice, 20% de perlita y 20% de vermiculita. La tasa de germinación será alta si las semillas son frescas. Pero, el cuidado posterior será complicado, ya que las condiciones extremas del desierto de Namib son difíciles de conseguir. De hecho, su peor enemigo es, naturalmente, el frío.
