La Comisión Europea quiere proponer una revisión de los diferentes impuestos ambientales europeos, especialmente los relacionados con la energía, para poder impulsar la recuperación y llevar a la práctica el Pacto Verde Europeo



Bruselas quiere impulsar la fiscalidad «verde» para poder alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. A través de impuestos más altos para los productos energéticos más contaminantes tanto a nivel comunitario como nacional, la Comisión Europea pretende no solo quitar rentabilidad a sectores intensivos en carbono, sino financiar en parte su Pacto Verde Europeo, que busca transformar por completo el sistema productivo europeo. Así lo ha puesto de manifiesto este martes el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, durante un evento sobre fiscalidad verde celebrado en Bruselas en el que ha incidido en la importancia de los impuestos ambientales para la recuperación poscovid.
«La protección del medioambiente y la mitigación del cambio climático están en el centro de nuestra estrategia de recuperación. En ese contexto, una revisión de nuestras políticas tributarias a nivel nacional, europeo y global puede ayudarnos a emerger de esta crisis más fuertes que antes. Ahí es donde la fiscalidad verde puede tener un papel clave», ha declarado Gentiloni, que considera que los ingresos conseguidos con impuestos verdes proporcionarán «un apoyo muy necesitado a las finanzas públicas y para la recuperación«.
El 37% de los fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, piedra angular del fondo de recuperación comunitario, debe destinarse a apoyar la transición ecológica. Además, la Unión Europea (UE) pretende liberar para 2050 sólo el dióxido de carbono (CO2) que pueda absorber en su territorio, mientras que para 2030 espera recortar las emisiones de gases con efecto invernadero al menos un 55% respecto a 1990. En la actualidad, los colegisladores comunitarios siguen negociando la manera de alcanzar esta meta para 2030.
En ese contexto, Gentiloni ha recordado que la fiscalidad verde «pone un precio a las acciones y conductas que son perjudiciales para el planeta y aumenta los ingresos para promover economías y sociedades inclusivas y resilientes». Y es que, según el político italiano, el objetivo último es el de implementar firmemente en la legislación europea el principio de que «el que contamina paga». La fiscalidad verde puede incentivar cambios en las costumbres de las empresas y en la conducta de nuestros ciudadanos. La fiscalidad verde puede promover un cambio hacia prácticas más sostenibles y procesos de producción que nos beneficiarán a todos nosotros en el largo plazo«, ha explicado.
En ese sentido, insistió en que la Comisión está «comprometida a desarrollar un marco fiscal en el que las actividades que producen altas emisiones deban soportar un coste apropiado».
Reformas en verano
Aunque este aumento de la fiscalidad verde es una prioridad para Bruselas, todavía habrá que esperar hasta que este tipo de medidas se aprueben y se implementen. Por el momento, Gentiloni ha indicado que en verano la Comisión presentará un paquete que incluirá la actualización de las normas sobre fiscalidad de la energía en la UE, ya que las actuales tienen casi dos décadas y ya no son acordes a los objetivos políticos presentes. Después, habrá que negociar con el Parlamento Europeo y el Consejo antes de llegar a un acuerdo definitivo que cambie la fiscalidad ambiental en toda Europa.
Por el momento, según ha adelantado Gentiloni, la propuesta de Bruselas «racionalizará las tasas mínimas atribuidas a combustibles, de modo que los productos energéticos más contaminantes tengan una carga fiscal mayor que los menos dañinos para el medioambiente» y también abordará «el sistema anacrónico de exenciones y tasas reducidas para que todos los sectores económicos contribuyan a nuestros esfuerzos colectivos de transición ecológica». Igualmente, tratará la cuestión de la «fuga de carbono» fuera de la Unión Europea, es decir, el posible desplazamiento de la inversión hacia países con límites de emisión más laxos, y cómo impulsar que productores no pertenecientes al club comunitario eleven sus ambiciones climáticas y ecológicas.
Además, Gentiloni ha recordado que, en el marco del fondo de recuperación, el Ejecutivo comunitario insta a los Estados miembro a implementar «impuestos verdes bien diseñados, que pueden permitir un alejamiento de impuestos basados en el empleo que son más perjudiciales para el crecimiento». «Retirar los subsidios, exenciones y ventajas fiscales para actividades contaminantes podría ayudar a acelerar la transición verde en nuestros Estados miembros, al tiempo que se hacen sus sistemas fiscales más justos para los trabajadores», ha completado
En cualquier caso, la Comisión ha reiterado la disposición de los Veintisiete a trabajar junto con sus socios en la OCDE, el G20 y el G7 para diseñar impuestos verdes globales y fijar enfoques comunes sobre el precio del carbono, con vistas a lograr «un máximo de coordinación». Una referencia nada velada a grandes potencias como Estados Unidos o China, sin cuya participación un impuesto sobre el carbono apenas tendría efecto sobre las emisiones globales de efecto invernadero.
