El icónico Reloj del Juicio Final, que simboliza los graves peligros a los que se enfrenta la humanidad, está a solo 100 segundos de la medianoche por la crisis climática y la falta de acuerdos internacionales. El Boletín de Científicos Atómicos advierte de que la humanidad nunca ha estado tan cerca de la autodestrucción



La humanidad está lo más cerca de su propia destrucción que nunca. Y no lo dicen organizaciones ecologistas o activistas ambientales: lo han advertido esta semana los expertos del Boletín de Científicos Atómicos, encargados del icónico Reloj del Juicio Final (Doomsday Clock) que muestra simbólicamente los minutos que nos quedan hasta el fin del mundo. Según su última actualización -el peligro se reevalúa cada año-, estamos a sólo 100 segundos de medianoche por dos peligros simultáneos: la guerra nuclear y el cambio climático, que se ven agravados por otras amenazas como los ataques cibernéticos a gran escala. Y lo peor es que consideran que cada vez tenemos menos capacidad de reducir las posibilidades de una catástrofe mundial.
El reloj fue creado en 1947, cuando las armas nucleares se convirtieron en una realidad, ya que la especie humana había inventado por primera vez una tecnología lo suficientemente poderosa para aniquilar el planeta. Desde entonces, el grupo de expertos que dirige el Boletín de Científicos Atómicos -entre los que se incluyen actualmente 13 premios Nobel- lanza cada año un diagnóstico sobre las posibilidades que tiene la humanidad de exterminarse a si misma.
«Ahora estamos expresando lo cerca que está el mundo de la catástrofe en segundos, no en horas o en minutos. Es lo más cerca que hemos estado del fin. Encaramos ahora una verdadera emergencia, un estado de los asuntos globales realmente inaceptable que ha eliminado cualquier margen de error o retraso», ha anunciado la presidenta del Boletín de los Científicos Atómicos, Rachel Bronson. «Son realmente malas noticias», dijo Robert Rosner, astrofísico del grupo, ha agregado que lo que dijeron el pasado año «es ahora una realidad alarmante, puesto que las cosas no van a mejor».
Históricamente, el punto álgido del peligro termonuclear tuvo lugar en 1962, cuando la Crisis de los Misiles de Cuba mantuvo a la humanidad aguantando la respiración mientras J.F. Kennedy y Nikita Krushev rozaron la destrucción mutua asegurada. Finalmente, tanto Estados Unidos como la Unión Soviética cedieron y el reloj se mantuvo en 120 segundos antes de medianoche, el mismo lugar en el que se situaron las manecillas desde 2018 y que suponía el récord de la institución. Ahora, ese registro se ha roto y, como dice la frase que popularizó la famosa novela gráfica Watchmen -en la que el Reloj del Juicio Final juega un importante papel- «el final está cerca».


«La situación de seguridad internacional es grave, no solo porque existen estas amenazas, sino porque los líderes mundiales han permitido que la infraestructura política internacional para gestionarlos se erosione«, ha añadido el ex secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, que ha participado en la presentación del informe. «Desde la retirada de EEUU del Acuerdo de París y del Acuerdo Nuclear con Irán, hasta el punto muerto en las conversaciones de desarme nuclear y la parálisis en el Consejo de Seguridad de la ONU, nuestros mecanismos de colaboración están siendo socavados cuando más los necesitamos«, ha agregado.
El peligro se debe, más que nunca, a la amenaza que representa la emergencia climática, que acerca el planeta cada vez más a la medianoche. Desde 2007, el reloj ha incluido en sus valoraciones el deterioro del planeta debido al calentamiento global y los científicos son cada vez más escépticos con la capacidad de la comunidad internacional para solventar esta crisis existencial. «En las reuniones climáticas de la ONU el año pasado, los delegados nacionales pronunciaron excelentes discursos, pero presentaron pocos planes concretos para limitar aún más las emisiones de dióxido de carbono que están alterando el clima de la Tierra», asegura el informe.
Los científicos de esta organización creen que los signos de que el cambio climático suponene un desafío cada vez más grande son claros. A una «respuesta política limitada» le añaden el hecho de que 2019 ha sido uno de los años más cálidos jamás registrado, en el que los incendios forestales se han extendido y los casquetes polares amenazan con derretirse más rápido de lo previsto.
Cooperar para evitar el desastre
Por eso, este grupo de expertos se permite hacer recomendaciones, que se ciñen sobre todo a pedir una mayor colaboración internacional. «Los países del mundo deberían dedicarse a cumplir el objetivo de temperatura del acuerdo climático de París, que restringe el calentamiento «muy por debajo» de dos grados centígrados por encima del nivel preindustrial. Ese objetivo es coherente con el consenso científico y, a pesar de la acción climática inadecuada hasta la fecha, puede mantenerse al alcance si se llevan a cabo de inmediato cambios importantes en el sistema energético mundial y en el uso que damos a la Tierra», asevera el informe. «Para alcanzar ese objetivo, los países industrializados deberán frenar las emisiones rápidamente, ir más allá de sus promesas iniciales e inadecuadas y apoyar a los países en desarrollo», concluye.
Ya parece muy lejano 1991, cuando el final de la Guerra Fría supuso que el Doomsday Clock -aunque en España a veces se traduce como Reloj del Apocalipsis, la expresión correcta sería Reloj del Juicio Final- se situara a 17 minutos de medianoche, su punto más plácido. Poco antes, los presidentes soviético y americano, que por aquel entonces eran George Bush padre y Mijaíl Gorbachov, habían firmado el START I, el primer tratado de reducción de misiles nucleares que se firmó entre ambas superpotencias. Este escenario parece casi de ciencia ficción ahora mismo, dado lo alejados que parecen tanto Donald Trump como Vladimir Putin de llegar a cualquier tipo de acuerdo que suponga perder capacidad militar, por mucho que su sucesor, START III, caduque en 2021.


«La cooperación entre EEUU y Rusia en el control de armas y el desarme es casi inexistente», advierte la publicación de los científicos atómicos. Y este no es el único riesgo político y militar: los programas nucleares en Irán y Corea del Norte «siguen sin resolverse y, en todo caso, empeoran». Además, para este adelanto de las manecillas del reloj ni siquiera ha dado tiempo a incluir el último estallido de tensión entre Estados Unidos e Irán en el que muchos vieron el fantasma de una Tercera Guerra Mundial.
Lo cierto es que desde 2011, el reloj está cada año más cerca de medianoche, según la crisis climática ha ido demostrando su capacidad destructiva y la crisis económica ha lanzado al mundo en un «todos contra todos» sin dominador claro pocas veces vista en la historia contemporánea. En 2014, las manecillas se pararon cinco minutos antes de las 12, en 2015 estaban a solo tres minutos y en 2018, a dos. Ahora, menos de un minuto y medio nos separa de asegurarnos nuestro propio fin.
Aunque estos expertos dejan una puerta abierta a la esperanza. «La situación es insostenible y extremadamente peligrosa, pero puede ser mejorada, si los líderes persiguen el cambio y si los ciudadanos se lo exigen», se lee en el boletín.»No hay razón para que el Reloj del Juicio Final no pueda alejarse de la medianoche. Lo ha hecho en el pasado, cuando líderes inteligentes han actuado, bajo presión de ciudadanos comprometidos e informados”, apuntan. El año 2020 y los retos que conlleva pueden ser decisivos para evitar el fin del mundo.
