El British Antarctic Survey y el NSIDC han confirmado el nacimiento del iceberg más grande del mundo, el A-76, que con una extensión de 4.320 kilómetros cuadrados se adentra ahora a las aguas del Mar de Wedell. En comparación con el anterior récord, el actual es unos 500 km2 más grande



Los dos grandes continentes helados de nuestro planeta, la Antártida y Groenlandia, no son estructuras estáticas de agua congelada, sino que parecen tener vida propia gracias a los glaciares que los construyen y que, entre otras cosas, poco a poco “renuevan” el hielo que se encuentra allí.
Ahora bien, el hielo desplazado por los glaciares no tiene otra salida que el mar abierto, donde construyen plataformas de hielo en las que el mar actúa como su único soporte, por lo que si esas aguas son más cálidas de lo habitual, lo más probable es que terminen desquebrajándose hasta formar lo que se conoce como icebergs.
Según el Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo (NSIDC, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, los icebergs varían en todas sus formas y tamaños, siendo los más pequeños aquellos que miden más de cinco metros de ancho. Esto, al mismo tiempo, deja entrever la posibilidad de icebergs colosales con dimensiones superiores a algunos países del mundo, como el A-76, el actual iceberg más grande del mundo.


De acuerdo con la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en ingles), se trata de un enorme iceberg de 4.320 kilómetros cuadrados que se ha desprendido del lado occidental de la plataforma de hielo de Ronne, en el mar de Weddell, en la Antártida.
Con sus 170 kilómetros de largo y sus 25 km de ancho, un poco más grande que la isla de Mallorca, se convierte en el iceberg más grande del mundo. En comparación con uno de los últimos grandes icebergs liberados en la Antártida, el A-74, el A-76 es casi cuatro veces más grande.
“La enormidad del iceberg lo convierte en el más grande del mundo, arrebatándole el primer lugar al iceberg A-23A, de aproximadamente 3.880 kilómetros cuadrados de tamaño, que también se encuentra en el mar de Weddell”, aclaran desde la ESA.
No obstante, su tamaño no rivaliza con el A-68, el que fue el iceberg más grande del mundo durante el 2020 y que en el momento de su nacimiento tuvo una extensión de 5.800 kilómetros cuadrados, similar al tamaño de Cantabria.
El colosal tamaño de este último lo ayudó a atravesar las aguas del mar de Wedell hasta el punto de amenazar las islas Georgia del Sur, que acoge a la mayor colonia de pingüino rey del mundo y sirve de refugio para otros animales singulares, como lo son las focas.
Ahora, al igual que él, el A-76 será vigilado por distintos satélites, como los de la misión Sentinel-1 de Copernicus, para medir sus posibles trayectorias y desintegración a medida que pase el tiempo. Para el NSIDC se trata de una labor crucial ya que, entre otras cosas, los icebergs representan un peligro para los barcos que atraviesan el Atlántico norte y las aguas alrededor de la Antártida.
“Después de que el Titanic se hundiera cerca de Terranova en 1912, Estados Unidos y otros doce países formaron la Patrulla Internacional de Hielo para advertir a los barcos de los icebergs en el Atlántico Norte”, explica el NSIDC.
Esta patrulla utiliza aviones y radares para rastrear a los icebergs perdidos, sobre todo los más pequeños -denominados “bergy bits”- que no pueden ser detectados por los satélites.
Asimismo, estudiar los icebergs es una tarea crucial para la ciencia ya que ofrecen pistas sobre la evolución de las plataformas de hielo y sus colapsos como consecuencia de la llegada de aguas cálidas, así como su impacto en la vida en el océano.
