La actividad humana, el vínculo que une todos los desastres climáticos

La actividad humana, el vínculo que une todos los desastres climáticos

Un nuevo informe de la ONU demuestra que los desastres naturales como ciclones, inundaciones y sequías están mucho más conectados de lo que pensamos y tienen un solo hilo conductor: la actividad humana


¿Qué une desastres naturales a priori tan distintos como un ciclón, una inundación, una ola de frío o una plaga de langostas? Los científicos lo tienen cada vez más claro: la actividad humana y la enorme presión que ejercemos sobre el planeta son el principal vínculo en común que tienen todas estas catástrofes. La última evidencia que confirma esta extendida sospecha es un nuevo estudio de la Universidad de las Naciones Unidas, el brazo académico y de investigación de la ONU, que ha analizado 10 desastres diferentes que ocurrieron en 2020 y 2021, y encuentra que, a pesar de que ocurrieron en lugares muy alejados entre sí e inicialmente no parecen tener mucho en común , todos están, de hecho, interconectados.

El estudio se basa en la innovadora evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicada el pasada 9 de agosto, en los que gracias a unos datos mejorados sobre el calentamiento histórico se demostró que la influencia humana ha calentado el clima a un ritmo sin precedentes en los últimos 2.000 años. Una situación que podría empeorar aún más en las próximas décadas y que, en palabras de António Guterres, el Secretario General de la ONU, supone un auténtico «código rojo para la humanidad».

Según el estudio, durante el período 2020-2021 analizado se produjeron varios desastres récord en un lapso de tan sólo siete semanas, incluyendo una ola de frío que paralizó el estado de Texas en Estados Unidos, una serie de incendios forestales que destruyeron casi 5 millones de acres de selva amazónica y un total 9 tormentas fuertes en Vietnam. Sin embargo, aunque estos desastres ocurrieron a miles de kilómetros de distancia el uno del otro, la ONU ha logrado demostrar cómo se relacionan entre sí y las consecuencias que pueden tener para las personas que viven en lugares distantes.

Una ola de frío paralizó Texas durante varios días en invierno de 2021

Un buen ejemplo de este «efecto mariposa» es la sorprendente vinculación entre la ola de calor en el Ártico y la ola de frío en Texas. En verano 2020, el Ártico experimentó temperaturas del aire inusualmente altas y la segunda cantidad más baja de capa de hielo marino registrada. Este aire cálido desestabilizó el vórtice polar, una masa giratoria de aire frío sobre el Polo Norte, lo que permitió que el aire más frío se moviera hacia el sur hacia América del Norte, lo que contribuyó a las temperaturas bajo cero en Texas en invierno de 2021, durante las cuales la red eléctrica se congeló y 210 personas murieron.

En este sentido, los investigadores de la ONU también demuestran que los desastres no solo se relacionan entre sí, sino también con la reciente pandemia de coronavirus, utilizando como ejemplo el ciclón Amphan, que azotó la región fronteriza de India y Bangladesh en mayo de 2020. Y es que, en un área donde casi el 50% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, la pandemia de COVID-19 y los cierres posteriores dejaron a muchas personas sin forma de ganarse la vida, incluidos los trabajadores migrantes que se vieron obligados a regresar a sus áreas de origen y fueron alojados en refugios contra ciclones mientras estaban en cuarentena. Cuando la región fue azotada por el ciclón Amphan, muchas personas, preocupadas por el distanciamiento social, la higiene y la privacidad, evitaron los refugios y decidieron capear la tormenta en lugares inseguros. Posteriormente, hubo un aumento en los casos de COVID-19, lo que agravó las 100 muertes causadas directamente por Amphan, que también causó daños por más de 13.000 millones de dólares y desplazó a 4,9 millones de personas.

Una interconexión con tres causas

El nuevo informe identifica tres causas fundamentales que afectaron a la mayoría de los eventos del análisis: las emisiones de gases de efecto invernadero inducidas por el hombre, la gestión insuficiente del riesgo de desastres y la subvaloración de los costos y beneficios ambientales en la toma de decisiones. La más importante es de hecho la primera de ellas que no sólo se identifica como una de las razones por las que Texas experimentó temperaturas bajo cero, sino que contribuyen a la formación de superciclones como el ciclón Amphan en India o a la excepcional plaga de langostas que ha afectado al Cuerno de África.

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Una agricultora en medio de una nube de langostas del desierto en el condado de Kitui (Kenya) | Foto: FAO/Sven Torfinn

Por otro lado, la gestión insuficiente del riesgo de desastres, señala el estudio, fue una de las razones por las que Texas experimentó tantas pérdidas de vidas y daños excesivos a la infraestructura durante la ola de frío, y también contribuyó a las grandes pérdidas causadas por las inundaciones de Vietnam Central. Además, el informe también demuestra como a veces menospreciamos el daño colateral que hacen nuestras acciones diarias a través del ejemplo de la tasa récord de deforestación en la Amazoní, que está vinculada a la alta demanda mundial de carne. En concreto, el aumento del consumo de cárnicos ha llevado a un aumento en la necesidad de soja, que se utiliza como alimento animal para las aves de corral. Como resultado, se están talando grandes extensiones de bosque.

«Lo que podemos aprender de este informe es que los desastres que vemos en todo el mundo están mucho más interconectados de lo que creemos, y también están conectados con el comportamiento individual», asegura uno de los autores del informe, el científico de la UNU Jack O’Connor. «Nuestras acciones tienen consecuencias, para todos nosotros», apunta O’Connor, que también insiste en que, si los problemas están interrelacionados, también lo están las soluciones. De hecho, el informe muestra que cambiar el impacto de la actividad humana a través de acciones concretas como reducir las emisiones nocivas de gases de efecto invernadero puede afectar positivamente el resultado de muchos tipos diferentes de desastres, prevenir un mayor aumento en la frecuencia y gravedad de los peligros y proteger la biodiversidad y los ecosistemas.



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