El camino hacia la neutralidad climática en 2050 es complicado pero posible y trae enormes beneficios, según un informe especial de la Agencia Internacional de la Energía, que plantea vetar ya nuevas explotaciones fósiles y prohibir los coches de combustión en 2035



Para que la temperatura media del planeta no suba más de 1,5° C respecto a la era pre industrial, objetivo explícito del Acuerdo de París respaldado por los científicos del IPCC para evitar un cataclismo climático global, cada vez son más los países que se han fijado la meta de la neutralidad climática para el año 2050, entre ellos España. Sin embargo, todavía no está demasiado claro como se puede lograr este hito mientras se sigue persiguiendo el crecimiento económico, ya que la mayoría de los países e incluso organizaciones internacionales como la UE aún no han detallado del todo cómo piensan lograrlo, centrándose por el momento en objetivos intermedios para la próxima década. Algo a lo que quiere poner remedio la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que ha diseñado por primera vez una hoja de ruta para lograr las emisiones netas cero a mitad de siglo en el sector energético, uno de los mayores responsables de la generación de emisiones de efecto invernadero.
Lo bueno es que, gracias a este informe, se puede ver que el planeta tiene de verdad «un camino viable para construir un sector energético global con emisiones netas cero en 2050″. Lo malo, que según la AIE ese camino «es estrecho y requiere una transformación sin precedentes de cómo se produce, transporta y utiliza la energía a nivel mundial». Es decir, es necesario llevar a cabo cuanto antes reformas de calado a nivel energético, incluyendo medidas como vetar desde ya nuevas explotaciones de petróleo o gas y prohibir los coches de combustión en menos de 15 años.
“Nuestra hoja de ruta muestra las acciones prioritarias que se necesitan hoy para garantizar que no se pierda la oportunidad estrecha pero alcanzable de alcanzar las cero emisiones netas para 2050. La escala y la velocidad de los esfuerzos exigidos por lograr este objetivo formidable , nuestra mejor oportunidad de abordar el cambio climático y limitar el calentamiento global a 1,5 °C, hacen que este sea quizás el mayor desafío al que se haya enfrentado la humanidad ”, ha asegurado Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE, en la presentación este martes del informe.
Y es que, según esta agencia internacional, las promesas climáticas de los gobiernos hasta la fecha, incluso si se logran por completo, no cumplirían con lo que se requiere para llevar las emisiones globales de dióxido de carbono relacionadas con la energía a cero par a mitad de siglo. Sería necesario cumplir también con los más de 400 hitos que establece la hoja de ruta, entre los que se incluye prohibir cualquier inversión en nuevos proyectos de suministro de combustibles fósiles o de construcción de nuevas plantas térmicas. El objetivo final no es otro que el de que el sector eléctrico mundial alcance la neutralidad climática para 2040, lo que permitiría a los Gobiernos centrarse en esa última década en otros ámbitos menos contaminantes.
Según apunta la AIE, cumplir con esta hoja de ruta no solo sería esencial para la lucha climática, sino que permitiría además un incremento del PIB mundial del 4% respecto a las tendencias actuales. Este «crecimiento económico robusto» establecería además «un camino rentable y económicamente productivo, que da como resultado una economía energética limpia, dinámica y resistente dominada por energías renovables como la solar y la eólica en lugar de los combustibles fósiles». Además, según apuntaba recientemente el FMI, el salto en el gasto público y privado que supondría una aceleración de la transición energética crearía «millones de puestos de trabajo en energías limpias».
Un vuelco a corto plazo
En el corto plazo, el informe asegura que el camino hacia la neutralidad climática requiere del despliegue inmediato y masivo de todas las tecnologías energéticas limpias y eficientes disponibles, ya que es necesario que las adiciones anuales de energía solar fotovoltaica alcancen los 630 gigavatios para 2030, y las de energía eólica alcancen los 390 gigavatios. Unas cifras complicadas de lograr ya que, en conjunto, suponen superar cuatro veces el nivel récord establecido en 2020; de hecho, en el caso la energía solar fotovoltaica, esta aceleración equivaldría a instalar casi todos los días «el parque solar más grande del mundo»
Además, desde la AIE aseguran que aumentar la eficiencia energética también es una parte esencial de estos esfuerzos, ya que se necesita una tasa global de mejoras en la eficiencia energética de un 4% anual en promedio hasta 2030, aproximadamente tres veces el promedio de las últimas dos décadas. Es decir, no solo hace falta acelerar el ritmo de instalación sino impulsar decisivamente la innovación.


Y es que, aunque la mayoría de las reducciones globales en las emisiones de CO2 entre ahora y 2030 podrán provenir de tecnologías disponibles en la actualidad, para lograr la neutralidad climática en 2050 la AIE cuenta con que casi la mitad de las reducciones provengan de tecnologías que actualmente solo se encuentran en la fase de demostración o prototipo. Esto exige, según apunta el informe, que los gobiernos aumenten y prioricen rápidamente su gasto en investigación y desarrollo, así como en la demostración y el despliegue de tecnologías de energía limpia, colocándolas en el centro de la política energética y climática.
En este sentido, la AIE deposita casi todas sus esperanzas en el progreso en áreas como las baterías avanzadas, los electrolizadores para hidrógeno y la captura y almacenamiento directo de aire, que «pueden ser particularmente impactantes» en la búsqueda de la neutralidad climática a nivel energético.
Ayudar a los vulnerables
En cualquier caso, la agencia también señala que, para lograr una transformación de este tamaño y velocidad será necesario «el apoyo sostenido y la participación de los ciudadanos», cuyas vidas se verán afectadas de múltiples maneras. “La transición a la energía limpia es por y para las personas”, ha explicado Birol, que considera que hay que asegurarse «de que las economías en desarrollo reciban el financiamiento y los conocimientos tecnológicos que necesitan para construir sus sistemas de energía a fin de satisfacer las necesidades de sus poblaciones y economías en expansión de manera sostenible ”.
Actualmente, más de 785 millones de personas en todo el mundo no tienen un acceso real a la electricidad, por lo que es imprescindible que se les incluya en esta transformación energética mundial para evitar que nadie se quede atrás. Sobre todo, porque lograr que los más vulnerables tuvieran acceso a una energía limpia y asequible apenas costaría alrededor de 40.000 millones de dólares al año, lo que apenas equivale al 1% de la inversión anual promedio del sector energético.


Además, esta transición energética también aportaría importantes beneficios para la salud de los más vulnerables, a través de la reducción de la contaminación del aire en grandes ciudades e interiores, lo que reduciría el número de muertes prematuras por contaminación en 2,5 millones al año.
Si de verdad se sigue esta hoja de ruta, la AIE asegura que el mundo de la energía será algo «completamente diferente» para 2050. Según sus proyecciones la demanda mundial de energía será alrededor de un 8% más pequeña que en la actualidad, pero servirá a una economía más del doble de grande y a una población con 2.000 millones de personas más. Casi el 90% de la generación de electricidad provendrá de fuentes renovables, con la energía eólica y solar fotovoltaica representando juntas casi el 70% del total y el resto proviniendo de la energía nuclear.
Es más, en este nuevo mundo, los combustibles fósiles que quedan solo se utilizarán en bienes donde el carbono está incorporado en el producto, como los plásticos, en instalaciones equipadas con captura de carbono y en sectores donde las opciones tecnológicas de bajas emisiones sean escasas. Pero, para lograrlo, es importante tomar medidas de calado ya.
Según explica la AIE, la hoja de ruta publicada este martaes está sobre todo diseñada para informar las negociaciones de alto nivel que tendrán lugar en la 26ª Conferencia de las Partes (COP26) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebrará en Glasgow en noviembre. De hecho, el informe fue expresamente solicitado como aportación a las negociaciones por la Presidencia de la COP26, que recae este año en el gobierno del Reino Unido.
“Me alienta el hecho que este documento subraya el gran valor de la colaboración internacional, sin la cual la transición al cero global neto podría retrasarse décadas. Nuestro primer objetivo para el Reino Unido como Presidencia de la COP26 es poner al mundo en el camino de reducir las emisiones, hasta que alcancen el cero neto a mediados de este siglo», ha asegurado el presidente de la COP26, Alok Sharma, que también ha subrayado la necesidad de «actuar ahora» para eliminar gradualmente «tanto la energía del carbón como los vehículos contaminantes en la próxima década».
