Los últimos datos de la NASA y la NOAA confirman lo que se previó hace varias semanas atrás: el agujero de la capa de ozono de este año es el más pequeño jamás registrado. Para los científicos se trata de un suceso puntual producto del aumento de las temperaturas en esa zona



Houston, tenemos un problema. O más bien una buena noticia: el actual agujero de la capa de ozono, que este año se formó con dos semanas de antelación, es, según la NASA, el más pequeño registrado desde el descubrimiento de esta alteración artificial.
De acuerdo con un comunicado de la institución, el agujero de la capa de ozono de este año alcanzó un área máxima aproximada de 16 millones de kilómetros cuadrados el 8 de septiembre, para después reducirse hasta 4 millones de km2 durante el resto de septiembre y octubre.
Como norma general, y en unas condiciones climáticas normales, el agujero de la capa de ozono crece hasta un área máxima aproximada de 20 millones de km2 a finales de septiembre y principios de octubre.
Para Paul Newman, científico jefe de Ciencias de la Tierra en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, se trata de una buena noticia, aunque advierte que es necesario reconocer que no se trata de una recuperación repentina, sino de que el aumento de ozono se debe a unas temperaturas estratosféricas más cálidas.
De hecho, aunque este sea un mínimo histórico en el tamaño del agujero, es la tercera vez en los últimos 40 años que las temperaturas cálidas, que limitan en cierto modo el agotamiento del ozono, propician una formación tan reducida.
«Es un evento raro que todavía estamos tratando de entender. Si el calentamiento no hubiera sucedido, probablemente estaríamos viendo un agujero de ozono mucho más típico», destacó Susan Strahan, científica atmosférica de la Asociación de Investigación Espacial de las Universidades.
En este sentido, los expertos destacaron que, debido a la falta de investigación, todavía no existe una conexión identificada entre la aparición de este fenómeno y los cambios en las temperaturas que está produciendo la actual crisis climática.
La explicación de los científicos
Según los científicos, los sistemas climáticos que interrumpieron la formación del agujero de este año fueron atípicos y calentaron drásticamente la estratosfera de la Antártida durante el momento clave en el que se destruye el ozono.
Este año, las temperaturas fueron 16 grados centígrados más altas de lo normal a una altura de 20 kilómetros durante septiembre. Este exceso de calor desestabilizó el vórtice antártico, una corriente de aire que propicia la formación del agujero, y redujo la velocidad de sus vientos de 260 kilómetros por hora a unos escasos 110 km/h.
Este año, el vórtice antártico se debilitó debido a las altas temperaturas que limitaron la velocidad de los vientos de esa formación
Por otro lado, las temperaturas más elevadas propiciaron el transporte de aire rico en ozono desde latitudes más altas hasta el polo sur.
Con estos dos ingredientes, según los científicos, se provocó que los niveles de ozono fuesen mucho más altos de lo normal sobre la Antártida en comparación con las condiciones de agujero de ozono generalmente presentes desde mediados de la década de 1980.
La formación del agujero
El ozono antártico disminuyó lentamente desde la década de los 70 hasta los 80, una década en la que se empezó a observar con claridad los grandes déficits estacionales de ozono. Los investigadores del British Antarctic Survey fueron quienes descubrieron el agujero de ozono en 1985 y las investigaciones posteriores de la NASA las responsables de confirmar el hallazgo.
Como respuesta a este fatal fenómeno para la vida de la Tierra, la comunidad internacional firmó en 1987 el Protocolo de Montreal sobre sustancias que agotan la capa de ozono con el fin de revertir el daño causado. Con el conjunto de medidas y restricciones, los científicos pudieron notar los primeros síntomas de recuperación a partir del año 2000.
Ahora, según la NASA, se espera que el agujero alcance los niveles de ozono de 1980 para el año 2070.
