Arranca la COP27, la más incierta y la más decisiva

Arranca la COP27, la más incierta y la más decisiva

Arranca la COP27, la más incierta y la más decisiva

Empieza en Egipto la COP27, marcada por la guerra de Ucrania, que ha despertado el afán por el autoabastecimiento y la energía verde y ha roto el diálogo internacional. En un contexto tan confuso, la aspiración de la presidencia egipcia es obtener un compromiso del mundo rico para apoyar financieramente a los países en desarrollo


Pedro Cáceres
Madrid | 6 noviembre, 2022


Las cumbres del clima de la ONU nunca han sido asunto fácil. Reunir a la comunidad internacional para llegar a acuerdos sobre algo tan fundamental como es la política energética de cada país, que afecta directamente a la economía y a la competencia entre estados no es sencillo.

Por eso, van ya 27 cumbres del clima, una por año desde finales del siglo XX, y los avances hacia el consenso han sido lentos y peleados palmo a palmo. Tras un cuarto de siglo, bastante se ha avanzado en acuerdos sobre reducción de gases de efecto invernadero por cada país, pero no lo suficiente para satisfacer las recomendaciones científicas, que exigen un esfuerzo mayor y más rápido, ni para calmar las demandas de una sociedad cada vez más concernida por el cambio climático cuyos efectos notamos día a día y a ojos vista.

Así las cosas, ha comenzado hoy en Egipto la COP27 o 27ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Llega después de un 2022 sembrado de sequías, inundaciones y olas de calor por todo el mundo, prueba evidente de que el calentamiento global ya está aquí y supone una amenaza tangible a la prosperidad de las naciones.

Alok Sharma, en el centro, durante la inauguración de la COP27 en Egipto. | FOTO:  EFE/EPA/SEDAT SUNA
Alok Sharma, en el centro, durante la inauguración de la COP27 en Egipto. | FOTO:  EFE/EPA/SEDAT SUNA

Sin embargo, siendo posiblemente una de las cumbres más claramente respaldada por los hechos, los datos y las evidencias sobre lo que la alteración del clima supone para el bienestar humano, sea quizá una de las reuniones más sometida a la incertidumbre negociadora de todas las que se han celebrado.

El contexto internacional no puede ser más confuso, tanto en términos de geopolítica como de panorama energético. La COP27 de Egipto llega tras la resaca de una pandemia y apenas seis meses después de una guerra que ha dado la vuelta a la situación internacional y energética como a un calcetín.

La guerra lo cambia todo; ¿hacia dónde?

Por una parte, la invasión rusa de Ucrania ha resucitado la política de bloques, la incertidumbre diplomática y el desencuentro entre naciones. Grandes potencias como la propia Rusia, China o India no acudirán a la cumbre o mandarán delegaciones de nivel representativo menor, lo cual es una muestra de la desconexión de estos estados con la concertación internacional.

Por otro lado, el conflicto bélico ha provocado un efecto en cadena sobre el abastecimiento energético cuyos efectos finales estamos lejos de adivinar. Por un lado, ha generado un auge de las fuentes convencionales de energía, pues la incertidumbre de garantía sobre el todavía necesario abastecimiento ruso de gas y petróleo ha espoleado la búsqueda desesperada de otras fuentes y proveedores, lo que hace a muchos analistas afirmar que la guerra está fortaleciendo los hidrocarburos.

Pero, al mismo tiempo, todos los países se han lanzado a encontrar la forma de cortar la dependencia de proveedores inestables, como Rusia, hallar la vía para la independencia energética y el autoabastecimiento. Eso, forzosamente, supone que en los últimos meses se ha generado una ola global de apuesta por las energías locales, lo que necesariamente conduce a las fuentes renovables.

En el plazo más inmediato, de meses, todos los países están buscando gas, petróleo o han resucitado el carbón. Pero en el medio y largo están acelerando una apuesta mayúscula por las renovables.

Apertura COP27 de Egipto. .| FOTO: Efe
Un policía egipcio vigila la entrada de la sede de la COP27. | FOTO: Efe

«Es posible que el golpe sobre el tablero que Putin ha lanzado haya hecho por las renovables más que las 26 cumbres del clima que hemos presenciado hasta ahora»

El recientísimo informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), fuente de referencia para estos temas, y no precisamente ligada históricamente al discurso de las flores y las mariposas, así lo afirma. Tras refrendar las dudas que todos comparten con esta frase: “Una pregunta clave es si la crisis será un revés para la transición energética o catalizará una acción más rápida«, la AIE defiende la segunda visión y afirma que estamos viendo un impulso a la instalación de fuentes verdes como jamás habíamos presenciado.

“Las nuevas políticas en los principales mercados energéticos ayudan a impulsar la inversión anual en energía limpia a más de dos billones de dólares para 2030, un aumento de más del 50%. Esta alineación de las prioridades económicas, climáticas y de seguridad ya ha comenzado a mover la brújula hacia un mejor resultado para la gente y el planeta”, afirma el World Energy Outlook de la AIE dado a conocer este 27 de octubre de 2022.

Es posible que el golpe sobre el tablero que Putin ha lanzado, amenazando con cortar el grifo energético a países muy poderosos, haya hecho por las renovables más que las 26 cumbres del clima que hemos presenciado hasta ahora. No van a ocurrir las cosas porque nos interese, sino porque interesa. Y la diferencia entre esa «e» y esa «a», lo cambia todo.

¿Qué se decide en la COP27?

Salvada esta necesaria introducción sobre el contexto internacional, corresponde ahora hablar de los contenidos. ¿De qué va esta COP27 de Egipto?

Para aclararlo, cabría explicar primero sobre qué han versado las anteriores. Históricamente, han sido tres los grandes ámbitos: estudio, mitigación y adaptación, en los que se basan los informes del comité científico asesor de la ONU o IPCC.

Dicho de otro modo. Estudio: la ONU pedía a los científicos hace 27 años que ofrecieran datos y previsiones sobre lo que sucedía, las causas y lo que podía ocurrir. Algo que, pasados los años, ya está claro: el planeta se calienta por efecto de las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de la quema de combustibles fósiles por la acción humana, algo que ya nadie discute aunque hayamos vivido tres décadas de negacionismo desinformado, desinformante e interesado.

«El objetivo ideal de 1,5 grados ya es inalcanzable»

El segundo gran tema era la mitigación, es decir, cómo íbamos a reducir las emisiones para aplacar el calentamiento global. Después de muchas cumbres, por fin se llegó en la COP21 de 2015  al llamado Acuerdo de París: conseguir que el aumento de la temperatura mundial en este siglo sea inferior a los dos grados centígrados sobre los niveles preindustriales y proseguir los esfuerzos para limitar aún más el aumento de la temperatura y que solo alcance los 1,5 grados centígrados.

Para ello, el Acuerdo de París solo pedía compromisos voluntarios a cada país. Nadie exigirá a nadie y, por tanto, tampoco se implantará un sistema de verificación exigente porque nada es obligado, todo es voluntario.  Han pasado siete años desde entonces y las cuentas están claras: el objetivo de 1,5ª es ya irrealizable. Ya estamos en 1,2 grados en 2022 cuando en 2100 pretendíamos no pasar de 1,5 grados.

La última estimación de la Organización Meteorológica Mundial es que, de seguir el curso actual, estaremos a final de siglo en los 2,5 grados, uno más por encima del objetivo marcado, y una cifra que aventura efectos insospechados sobre la meteorología global. Ante esos análisis, todos nos llevamos las manos a la cabeza y decimos que hay que actuar ya.

Mientras, los países afirman que tomarán medidas y prometen reducciones para 2030, 2050 o 2060. Demasiado poco o demasiado lejos, dicen los científicos. Pero eso no es lo que se discute en la COP27, porque los compromisos de reducción por  país no son obligados. Si acaso, en Egipto se agradecerá si algún Estado quiere aumentar su envite a chica para 2050 y decir que en vez de reducir X, reducirá el doble para ese año. Prometer es gratis a 30 años vista y sobre todo si es voluntario y además no hay un esquema de control, retribución y punición.

Pasando por último al tercer tema clásico de las COP, este era el de la adaptación a los efectos del cambio climático, que ya se dejan sentir y que seguirán impactándonos porque, por mucho que redujéramos desde hoy las emisiones, los gases liberados desde hace 300 años seguirán afectando a la atmósfera durante las próximas décadas.

Por último, y como un cuarto asunto colateral pero de creciente importancia, ha ido ganando peso la cuestión de las compensaciones y ayudas. ¿Qué significa eso? Pues básicamente, que las naciones pobres reclaman al mundo rico ayudas y apoyos para impulsar una transición energética y tareas de adaptación.

La reflexión es sencilla: las naciones menos industrializadas son las que han contribuido en menor medida a las emisiones, pero se encuentran entre las más expuestas a los impactos del cambio climático. Reclaman ayudas y compensaciones para adaptarse a lo que otros han producido; y piden transferencias de fondos y tecnología para iniciar una transición a energías limpias.

Un policía egipcio vigila la entrada a la COP27 del clima el día de inauguración. | FOTO: Efe
Un policía egipcio vigila la entrada a la COP27 del clima el día de inauguración. | FOTO: Efe

«En el contexto actual de caos geopolítico y energético, nadie puede plantear una COP donde se hable de reducir emisiones por país u otros asuntos energéticos de calado e interés nacional»

En su día, en tiempos más optimistas y sin presencia bélica, al mundo desarrollado le resultó sencillo responder a esta demanda avanzándola al futuro de las promesas en el limbo. Hace  más de una década, los países ricos prometieron que, a partir de 2020, librarían 100.000 millones de euros anuales para adaptación a daños y transición energética en países pobres.

Se suponía que ese fondo se activaría en 2020, pero aún no existe. Ese es precisamente el asunto que ha tomado Egipto, como responsable de la presidencia de la COP27, para presentarse como adalid del sur global y reclamar al mundo rico que se retrate ya.

En el contexto actual de caos geopolítico y energético, con ausencias sonadas como Rusia, China o India, que suman la mitad de la población mundial y de las emisiones, nadie puede plantear una COP donde se hable de reducir emisiones por país u otros asuntos energéticos de calado e interés nacional.

La sensación es que se deja a los mercados y la realidad dejar que sean las renovables las que se impongan por sí mismas, como ya está ocurriendo, y reclamar en una cumbre como esta, sometida a tribulaciones de todo tipo, solo lo que se puede reclamar desde abajo hacia arriba y desde la circunstancia actual: que el mundo desarrollado afloje el bolsillo para ayudar a los pobres en la instalación de fuentes renovables y la creación de estructuras resilientes. Algo que, por otra parte, siempre es un negocio para el donante, pues estas ayudas al desarrollo exterior siempre van vinculadas a la transferencia desde Occidente a los países receptores.

Activistas durante la COP27 de Egipto. .| FOTO: Efe
Activistas durante la COP27 de Egipto. .| FOTO: Efe

Un buen comienzo

De este modo, no podía ser de otra manera que la sesión inaugural de la COP27, celebrada este domingo en Sharm el Sheij, abriera con un titular en línea de lo apuntado.

A primera hora, surgía la noticia de que se abría la negociación para tratar oficialmente las compensaciones económicas para crisis provocadas por eventos meteorológicos extraordinarios.

El pacto permitirá a los diplomáticos y dirigentes desplazados hasta Egipto debatir este asunto por primera vez de forma oficial. El ministro de Asuntos Exteriores egipcio, Samé Shukri, presidente de la COP27, destacaba que este avance se ha logrado tras 48 horas de intensas negociaciones y ha subrayado que prevé que se tome una decisión definitiva «no más tarde de 2024», informa Europa Press.

«Esto genera por primera vez un espacio institucionalmente estable para la agenda formal de la COP y el Acuerdo de París para debatir la acuciante cuestión de financiar la respuesta necesaria a las brechas actualmente existentes en la respuesta a las pérdidas y daños», ha indicado Shukri.

Los países en vías de desarrollo y los estados insulares que apenas han contribuido a las emisiones de gases de efecto invernadero son los que sufren más directamente los efectos del cambio climático y son los que más han presionado para que se tratara esta cuestión, recordaba la presidencia de la COP.

Apertura COP27 de Egipto. .| FOTO: Efe
Asistentes a la apertura de la COP27 de Egipto. .| FOTO: Efe

La negociación sobre el texto final del acuerdo ha provocado el retraso de más de una hora de la sesión de inauguración de la conferencia para evitar un incómodo enfrentamiento nada más comenzar la cumbre egipcia.

Shukri ha destacado que el acuerdo se basa en la «cooperación y la facilitación» y no en la «responsabilidad y la compensación». El texto final contempla un punto titulado Cuestiones relativas a los acuerdos de financiación para responder a las pérdidas y daños vinculados a los efectos adversos del cambio climático, incluidas las pérdidas y daños.

«Esperamos que la Cumbre del Clima sea un hito en la acción colectiva y multilateral. La cumbre del clima brindará las mejores condiciones para enfrentar el cambio climático», ha señalado, Shukri.

La COP27 durará dos semanas y en ella participarán 40.000 delegados, incluidos más de un centenar de jefes de Estado. Estaremos atentos y seguiremos informando.

La presencia española

La participación española en la COP27 cuenta con una novedad, como es el anuncio de que nuestro país liderará una alianza contra la sequía. Así, España presentará una «Alianza Internacional de Resiliencia ante la Sequía» para impulsar la innovación, la transferencia de tecnología y la movilización de recursos.

Hay que tener en cuenta que las previsiones estiman que para 2050 las sequías afecten a más de las tres cuartas partes de la población mundial.

Además, en la COP27 de Egipto nuestro país contará con un pabellón propio. Hasta la fecha, España sólo ha contado con pabellón propio en la COP25 de 2019, en la que ejerció de país anfitrión tras la renuncia de Chile a organizarla por su situación interna. El objetivo es compartir buenas prácticas con la comunidad internacional y los avances del sector público y privado español.



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