La temperatura media del Ártico ya ha subido 1,9ºC

La temperatura media del Ártico ya ha subido 1,9ºC

El Ártico se calienta. El nuevo informe sobre el estado de la región helada emitido por la NOAA ha señalado que está sufriendo un proceso de transformación sin precedentes que se ha incrementado estos últimos años como consecuencia del aumento de las temperaturas, que alcanzan una subida de 1,9ºC en la región en 2020


El Ártico está sufriendo una importante transformación que lo está encaminando a convertirse en una región más cálida y con un ecosistema totalmente diferente al que ha tenido durante miles de años. Esta ha sido la conclusión a la que se ha llegado en el nuevo Informe del Ártico (ARC2020) en el que proporciona una actualización anual sobre el estado del clima y el medio ambiente de esta región helada del mundo.

“El ARC2020 presenta actualizaciones sobre una amplia gama de temas científicos abordados en el Ártico, desde las temperaturas del aire hasta los últimos trabajos de investigación sobre las ballenas que viven en Groenlandia. En su conjunto, todos ellos apuntan a una misma dirección: el Ártico se está calentando”, ha señalado la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de los Estados Unidos, que ha elaborado el informe.

Según ha detallado la institución americana, las alteraciones en la temperatura del aire y el hielo marino son la raíz de los cambios en la región. En el primer caso, los satélites han descubierto que esta región se ha calentado 1,9 grados Celsius de media con respecto al promedio de referencia (1981-2010). Se trata de la novena anomalía por encima de un grado durante los últimos 10 años y la segunda más alta registrada desde el 1900.

Arriba, variación de las temperaturas de la superficie en relación al periodo de referencia. Abajo, en rojo el incremento de temperatura en la Tierra en comparación con el Ártico, en azul | Foto: NOAA

“Las temperaturas de la superficie del océano tampoco han parado de aumentar. En agosto del 2020 se han registrado incrementos que han superado entre uno y tres grados la media de referencia para un agosto. Esta variabilidad guarda una enorme relación con la cantidad de hielo marino que podemos encontrarnos en la región”, ha informado la NOAA.

En este sentido, la tendencia en la extensión de hielo apunta que tanto en invierno como en verano la superficie no ha parado de decrecer durante los últimos años. En concreto, este 2020 la extensión anotada a finales de los meses de invierno ha sido la más baja registrada en los 42 años que se llevan haciendo mediciones satelitales. Mientras, la observada a finales de verano se ha tratado de la segunda más reducida.

A su vez, ambas condiciones están teniendo fuertes repercusiones en las costas árticas construidas con miles de toneladas métricas de permafrost. De hecho, las costas de permafrost representan el 30% de las costas que existen en la Tierra.

De acuerdo con el informe, desde principios de este siglo, la erosión de las costas del permafrost en el Ártico ha aumentado en todos los puntos de observación de los que se disponen de datos que se remonta hasta 70 años atrás. Aquellas que se sitúan a lo largo del Mar de Beaufort, al norte de Alasaka, y en Canadá son las que han sufrido los mayores aumentos, con tasas superiores al 160% con respecto al periodo de referencia.

Groenlandia, también afectada

El hielo de Groenlandia es el remanente más grande del hemisferio norte de la glaciación ocurrida en el Pleistoceno. Sus capas heladas contienen tanta agua que, de descongelarse, podrían elevar el nivel de los océanos más de siete metros de altura.

Incluso aquí el cambio climático está llegando. Según el ARC2020, la tendencia apunta que el hielo retrocede a una velocidad similar al resto del Ártico, aunque durante los últimos años se está volviendo más notable. Por ejemplo, la capa de hielo ha experimentado su mayor retroceso entre septiembre de 2019 y junio de 2020.

A pesar de que se trata de una gran isla helada, Groenlandia posee una fauna única en el mundo, como las ballenas boreales, que, aunque salvadas de su casi extinción provocada por la caza masiva, ahora se encuentran muy amenazadas por los cambios de temperatura.

Del mismo modo, en el ARC2020 ha mostrado que la capa de nieve del Ártico, vital para controlar el clima y reducir la radiación solar a través del albedo, está disminuyendo a un ritmo del 3,7% por década, con un pico del 15% en los meses de junio. Para la NOAA, este fenómeno puede resultar perjudicial a largo plazo ya que los suelos desprovistos de nieve están impulsando el surgimiento de la flora que, en una región sensible a los incendios, es sinónimo de mayores cantidades de combustible que quemar.

“Las tendencias durante los últimos 41 años sugieren que las condiciones se están volviendo más favorables para el nacimiento de nuevos incendios, su propagación y una quema más intensa. Los incendios forestales sufridos a lo largo del 2020 en esta región son un ejemplo de en lo que se está convirtiendo el Ártico”, ha subrayado la NOAA.

“En el 2006 estaba claro que el Ártico estaba evolucionando, pero no tuvimos en cuenta la complejidad del fenómeno ni su alcance. No hemos sabido anticipar la transformación y ahora sufrimos sus consecuencias: el Ártico de ayer es diferente al de hoy, y el Ártico de hoy no predice el mañana”, concluye la NOAA.



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