El Ártico y la Antártida sufren a la vez dos grandes olas de calor

El Ártico y la Antártida sufren a la vez dos grandes olas de calor

Tanto el Ártico como la Antártida han sufrido sendas olas de calor este mes de marzo que han situado las temperaturas incluso 40 grados por encima de lo habitual, un hecho insólito atribuido al cambio climático y que sorprende a los científicos por su intensidad


Los científicos están sorprendidos por un hecho inusual que ha sucedido este mes de marzo en ambos polos de la Tierra. Tanto el Ártico como la Antártida han sufrido sendas olas de calor que han situado las temperaturas incluso 40 grados por encima de lo habitual, como es el caso del Polo Sur.

En la base de Concordia, situada a 75 grados sur de latitud, se registraron 40 grados de temperatura por encima de la media. Si por esas fechas, lo habitual son unos -55º, el pasado 18 de marzo los termómetros marcaron -12º. En base de Vostok, por su parte, la máxima fue de -17,7ºC. Hay que tener en cuenta que Vostok es el lugar con el récord de temperatura más fría de la Tierra, medido en -89º.

El origen de esta ola de calor en la Antártida se debió a la presencia de un gran río atmosférico, que arrastraba aire más templado y húmedo desde las aguas más cálidas de los mares de alrededor.

Viajando hacia el norte, en el Ártico también se ha experimentado una notable ola de calor. Su origen se debió a la formación de una borrasca muy profunda en el noreste de América, que al desplazarse hacia el norte arrastró aire muy cálido y húmedo desde zonas más al sur.

Esto hizo que los termómetros subieran de forma disparada durante la mitad de marzo. En Groenlandia, las anomalías alcanzaron los 10ºC por encima de la media, y en la región Ártica llegaron hasta los 30ºC.

El aumento de las temperaturas en el Ártico afecta a la formación y duración del hielo marino. Hace escasos días informábamos en nuestro diario de que la extensión del hielo flotante del Ártico ha alcanzado este invierno un máximo de 14,88 millones de kilómetros cuadrados, lo que significa que está aproximadamente 770.000 kilómetros cuadrados por debajo del máximo promedio de 1981-2010.

Dicho de otro modo, se ha perdido este año una superficie de hielo equivalente a la extensión de una España y media.

hielo Ártico
Deshielo en el Ártico. | Foto: Christopher Wood

Impacto del cambio climático

Los científicos señalan que las olas de calor que han sufrido a la vez el Polo Sur y el Polo Norte no están conectadas directamente entre sí. Han ocurrido a la vez por circunstancias particulares de cada región. Sin embargo sí es notable la tendencia creciente a la subida de temperaturas en ambos extremos del mundo debido al cambio climático, lo que necesariamente generará más fenómenos como estos.

El Ártico es la región del mundo que más rápido se calienta y donde la subida de temperaturas medias aumenta más notablemente. Puesto que allí las olas de calor son cada vez más frecuentes no es extraño que acabe coincidiendo con algo similar en el Polo Sur.

De hecho, el continente helado también experimenta anomalías de temperatura cada vez más frecuentes. El verano de la Antártida en 2020 finalizó con unas temperaturas de récord. Fue el segundo más cálido en la Base Antártica Española de Juan Carlos I, donde se registró una temperatura media de 3,5°C, una diferencia de 1.3°C respecto al promedio de los últimos 15 años. Además, en la Base Antártica Española de Gabriel de Castilla se midió ese año la temperatura más alta, 13.1ºC, de los últimos 15 eneros.

Los polos funcionan como el termostato del planeta, ayudando a enfriar la Tierra y afectando a la circulación atmosférica y oceánica en todo el mundo. A medida que aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero y se desestabilizan las zonas heladas del planeta nos adentramos en un escenario de consecuencias globales, la primera y evidente, la subida del nivel del mar.

En opinión del oceanógrafo espñol Carlos M. Duarte, de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá, las anomalías térmicas en los polos son una señal clara de las disrupciones del sistema climático debido a las emisiones de combustibles fósiles. «El evento de estos días sube a nivel de alarma la preocupación, pues hasta ahora se habían registrado anomalías térmicas en el Ártico, pero no así en la Antártida, y nunca en ambos polos a la vez», señala el experto en declaraciones al Science Media Centre España.

Por su parte, María Gema Llorens, investigadora Juan de la Cierva en el Departamento de Geología de la Universidad Autónoma de Barcelona considera este aumento de temperatura muy preocupante porque puede tener consecuencias en cascada. «La masa de hielo sobre la Antártida alcanza más de tres kilómetros de profundidad. El perfil de temperatura suele variar de entre los -50ºC en superficie a casi 0ºC en profundidad, en el contacto del hielo con el lecho rocoso del continente. Es el calor de la tierra el que hace que la temperatura del hielo alcance casi su punto de fusión en la base», explica a SMC España.

Un aumento de temperatura en superficie tan grave como el que se está registrando en el Domo C de la Antártida, que es de 40ºC más de lo habitual de forma continuada, implicaría un aumento brutal también de la temperatura del hielo en la base, superando los 0ºC y produciendo una fusión masiva del hielo, indica Llorens. Toda esa agua fundida en la base favorecería el deslizamiento del casquete polar hacia el océano, produciendo una gran aceleración y una llegada masiva del hielo, añade.



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