La nueva normalidad marina: olas de calor impensables hace un siglo

La nueva normalidad marina: olas de calor impensables hace un siglo

El calor marino extremo se ha convertido en la «nueva normalidad», según una investigación recién publicada que revisa datos recogidos en todo el mundo desde 1870. Hoy en día, el 57% de la superficie de los océanos registra temperaturas habituales que eran extremas hace un siglo y medio


El mar no ha parado de calentarse desde mediados del siglo XIX. Y en nuestros días se registran en gran parte de los océanos temperaturas medias que hubieran sido consideradas olas de calor marinas extremas hace siglo y medio.

Esa es la conclusión de un impactante estudio que acaba de publicarse en la revista científica PLOS Climate, medio de referencia de la comunidad científica internacional para dar a conocer hallazgos de relevancia sometidos a revisión para certificar la adecuación de los métodos y la validez de los resultados obtenidos.

Un 57% de la superficie oceánica registra temperaturas que en 1870 serían extraordinarias

Algunas conclusiones son rotundas: en el momento actual, hay un 57% de la superficie oceánica que registra temperaturas que en 1870 serían consideradas extraordinarias y que, como mucho, afectaban entonces al 2% de los mares. Dicho de otro  modo, lo que entonces era extraordinariamente raro se ha convertido ahora en lo habitual.

Firman este estudio, que confirma la evidencia de que los océanos están reteniendo el calor extra del calentamiento global,  Kisei R. Tanaka y Kyle S. Van Houtan, del Monterey Bay Aquarium, en California, y la también estadounidense Nicholas School of The Environment, de la Duke University, respectivamente.

Evolución por décadas desde 1980 a 2019 del aumento de olas de calor marinas, comparando los registros del momento con la media del periodo 1870-1919. | CRÉDITO: PLOS CLIMATE
Evolución por décadas desde 1980 a 2019 del aumento de olas de calor marinas, comparando los registros del momento con la media del periodo 1870-1919. | CRÉDITO: PLOS CLIMATE

Análisis de datos

Según exponen los autores, el cambio climático expone a los ecosistemas marinos a condiciones extremas cada vez más frecuentes. Aprovechando la reconstrucción global de los registros de temperatura de la superficie del mar desde 1870 hasta el presente, los investigadores presentan un índice temporal de registros de olas de calor marinas extremas, insertándolo, afirman, «en un marco estadístico coherente y comparable«.

Para el año 2019, el índice informa que el 57 % de la superficie oceánica mundial registró calor extremo, lo cual fue comparativamente raro (aproximadamente el 2%) durante el período de la segunda revolución industrial.

«Los aumentos significativos en la extensión de los eventos marinos extremos durante el siglo pasado dieron como resultado que muchos climas locales cambiaran sus límites históricos en muchas regiones marinas económica y ecológicamente importantes», afirman los autores.

Entre 1900 y 2019, el área de superficie oceánica mundial que superó el umbral histórico fue aumentando. El período 1980-2018 experimentó un importante aumento tanto a escala global como local, con fuertes Eventos de El Niño que contribuyeron a aumentos pronunciados en 1998 y 2016.

Fracción de la superficie del océano que experimenta anualmente calor extremo, agrupada por a, Hemisferio Norte yb, Hemisferio Sur y cuencas del océano Índico. El punto de no retorno (PoNR) ocurre cuando cada serie supera y se mantiene por encima del 50% (línea gris discontinua), o cuando la línea de base histórica de calor extremo se vuelve "normal". Esto ocurre por primera vez en 1998 en la cuenca del Atlántico Sur y para el océano global ocurre en 2014. | CRÉDITO: Tanaka and Van Houtan, 2022,

Fracción de la superficie del océano que experimenta anualmente calor extremo, agrupada por a, Hemisferio Norte y b, Hemisferio Sur y cuencas del océano Índico. El punto de no retorno (PoNR) ocurre cuando cada serie supera y se mantiene por encima del 50% (línea gris discontinua), o cuando la línea de base histórica de calor extremo se vuelve «normal». Esto ocurre por primera vez en 1998 en la cuenca del Atlántico Sur y para el océano global ocurre en 2014. | CRÉDITO: Tanaka and Van Houtan, 2022,

Loa autores definen el punto de no retorno (PoNR) como el año en que más del 50% de las superficies supera y se mantiene por encima del umbral de 1870-1919. Esto ocurrió por primera vez en el Atlántico Sur en 1998 y en el océano Índico en 2007, y ocurre En 2014 se experimentó por primera vez para toda la superficie global.

«Al centrarnos en los extremos de calor, proporcionamos un marco alternativo que puede ayudar a contextualizar mejor los cambios dramáticos que ocurren actualmente en los sistemas marinos, dijeron los autores», aseveran los científicos en el artículo recién publicado.

Aplicaciones prácticas

Los investigadores consideran que tener un registro tan completo de las variaciones  históricas de temperatura y con una escala regional tan detallada puede ayudar a identificar las zonas más vulnerables.

Por ejemplo, los registros indican que ha habido una elevación de temperaturas especialmente intensa en los trópicos, puntos calientes de biodiversidad que están siendo sometidos a una presión muy alta. De hecho muchos ecosistemas coralinos se encuentran ya cerca del límite de temperaturas que pueden tolerar. Los investigadores señalan que esto es especialmente acusado en el Atlántico tropical y su zona equivalente en el océano Índico.

Atún de aleta amarilla (T’una albacares’) nadando en aguas tropicales. | FOTO: Al McGlashan

El estudio recoge diversas evidencias de los efectos que la subida de temperaturas marinas está causando en los ecosistemas, como por ejemplo los desplazamientos de algunas poblaciones de peces, como los atunes de aguas cálidas, que están alejándose de las zonas ecuatoriales-tropicales hacia las subtropicales, buscando aguas de temperaturas más suaves.

La cuestión es que la vida marina puede adaptarse a cambio graduales en el ambiente, como es el caso de grandes nadadores pelágicos, como los túnidos que pueden variar su zona de dispersión, pero no todos los seres vivos pueden recurrir al desplazamiento como solución. Sobre todo, señalan los autores, lo fundamental es la velocidad de los cambios. La adaptación a cambios paulatinos que es propia de muchas especies marinas no se puede llevar a cabo cuando las transformaciones son abruptas, casi repentinas como las vividas en el último siglo.

“Los cambios que estamos experimentando pueden alterar la estructura de los ecosistemas, sus funciones y sus servicios sin que estos tengan tiempo de adaptarse”, afirman los investigadores en ese sentido.

También señalan que las zonas de afloramiento de aguas frías profundas pueden funcionar como refugios ecológicos para las especies de zonas adyacentes, con lo que el estudio tiene la virtud también de indicar aquellas zonas donde el agua no se ha calentado tanto y donde cabría reforzar los esfuerzos de conservación como posibles refugios futuros para la vida marina.



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