El año 2019 fue el más caluroso registrado en Australia, con una temperatura que alcanzó 1,52 grados por encima de la media, según datos de la Oficina de Meteorología. Este aumento de las temperaturas de grado y medio es el que se correspondería con el límite al calentamiento global que quiere implantar el IPCC para 2050



El cambio climático se está cebando con Australia. A los récords de esta temporada de incendios, en la que los fuegos han arrasado cinco millones de hectáreas y causado la muerte de 18 personas, hay que sumar un aumento récord de la temperatura. Según la Oficina de Meteorología del país, 2019 fue el año más caluroso desde que se tienen registros, con unas temperaturas que superaron en 1,52 grados la media a largo plazo. Este dato sitúa al país en una posición complicada, porque el IPCC ya ha situado el grado y medio de aumento como horizonte posible para 2050 si se intensifica la lucha contra el cambio climático.
Hace casi cinco años, el Acuerdo de París estableció un tope máximo de dos grados centígrados en el incremento de la temperatura media mundial, con respecto a los niveles preindustriales, con el fin de evitar la destrucción del planeta Tierra, tal y como lo conocemos, debido a las consecuencias del fenómeno antropogénico del cambio climático. Pero el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), el órgano científico independiente que vela por la mitigación y adaptación al calentamiento global, ha pedido recientemente reducir ese tope en medio grado, aumentando así las ambiciones requeridas para salvar el planeta. Varios países se han comprometido ya con esta cifra, incluyendo la UE.
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De hecho, el pasado miércoles 18 de diciembre, Australia experimentó su día más caluroso registrado, con una temperatura máxima promedio de 41.9 grados centígrados, superando el récord anterior, que se había establecido solo 24 horas antes, en más de un grado.
Críticas al Gobierno
Los incendios han provocado importantes críticas al gobierno de coalición liberal de Australia y, en particular, al primer ministro conservador Scott Morrison, por su falta de acción contra el cambio climático. A pesar que tanto la oposición como los principales medios del país han establecido una conexión entre la inexistente política climática del Gobierno australiano y el desastre de los fuegos, Morrison ha asegurado en repetidas ocasiones que no piensa reconsiderar una reducción de la industria de carbón nacional para combatir el calentamiento global. «No voy a quitar los trabajos de miles de australianos y alejarme de las industrias tradicionales» por algo que considera «principalmente un desastre natural», afirmó en la televisión australiana.


Aunque poco después, y ante las críticas suscitadas, el primer ministro reconoció en una rueda de prensa que el cambio climático, «junto con muchos otros factores», estaba contribuyendo a los incendios, el Gobierno australiano «rechaza completamente» la idea de que el país no está haciendo lo suficiente para combatirlo.
Aún así, Reuters informó este martes de que el gobierno «se apega firmemente a la posición de que no existe un vínculo directo entre el cambio climático y los devastadores incendios forestales del país, a pesar de la ira pública, la angustia de las víctimas y las advertencias de los científicos«. La agencia cita directamente al ministro de energía, Angus Taylor, que pide no entrar en el debate mientras continuen los incendios. «Cuando se trata de reducir las emisiones globales, Australia debe y está haciendo su parte, pero los incendios forestales son un momento en que las comunidades deben unirse, no dividirse», ha asegurado Taylor.
Según la organización científica independiente Climate Action Tracker, con las políticas actuales «las emisiones australianas se dirigen a un aumento del 8% por encima de los niveles de 2005 para 2030», lo que les otorga una calificación «muy insuficiente» para cumplir los objetivos del Acuerdo de París.
