En la rueda de prensa de la Aemet, diversos expertos advirtieron de la situación de España como una región de riesgo frente a fenómenos extremos hidrológicos, que solo podrá adaptarse con una firme apuesta por los servicios climáticos de calidad. El balance del verano también estuvo presente, así como el avance de la próxima estación



El cambio climático está convirtiendo a España en un territorio de riesgo por muchos motivos, pero uno de los que más preocupa a los expertos es aquel relacionado con el agua y los fenómenos extremos que acompaña. No solo se habla de sequías o lluvias torrenciales, sino de todo un nuevo abanico de nuevos desafíos que, adulterados por el fenómeno global, están tejiendo un país de enormes contrastes que amenazan la supervivencia de millones de personas.
Esta fue una de las ideas destacadas en la rueda de prensa estacional de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), en la que Hugo Morán, Secretario de Estado de Medio Ambiente, explicó que este nuevo escenario “debe servir para actualizar la gestión del riesgo hidrológico”. Una estrategia que, a su vez, solo puede consolidarse a través de la una robusta planificación cimentada en los datos, que en caso español son aportados por las herramientas de la Aemet, y del resto de información multisectorial al ser ambos canalizadores de “fiabilidad y eficacia”.
Hugo Morán adelantó que espera que los Fondos Europeos ayuden a modernizar los servicios climáticos con los que cuenta España y que van de la mano con lo expuesto en el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC) y el Planes de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
En materia hídrica, Jesús Montero, director de Producción e Infraestructuras de la Aemet, presentó los dos principales servicios climáticos: el monitor de sequía meteorológica y servicio de apoyo a la gestión de embalases.
Ahora bien, de nada serviría esto sin la debida “responsabilidad del conjunto de la sociedad” como medio para cuidar del agua y para transformar toda la información útil de las herramientas en respuestas certeras. En este sentido, Jorge Olcina, catedrático de Geografía de la Universidad de Alicante, expuso el ejemplo la planificación territorial española que, según su criterio, ha tenido poco en cuenta los posibles impactos del cambio climático, lo que ha desencadenado en una intensificación de los fenómenos extremos.
“La apuesta por modelos territoriales extensivos al servicio del ocio, que han sido muy frecuentes en nuestro país, ha supuesto un incremento en la demanda de agua en muchas regiones que, a su vez, no paran de ser asediadas por la falta del recurso. Del mismo modo que también hay casos de poblaciones que tienen que lidiar con constantes inundaciones por edificar cerca de los cauces de los ríos. En ambos casos, el origen del problema ha sido el mismo: la planificación”, declaró Jorge Olcina.
Bajo su criterio, la medicina pasa por una puesta por una ordenación del territorio que se nutra directamente por todo el volumen de información que se genera a través de las nuevas herramientas: “si miramos a los territorios, se tiene la obligación de incorporar cartografías de riesgo en los planes urbanísticos. Sin embargo, este proceso está tomando mucho tiempo y, en muchas ocasiones, sin el criterio adecuado”, apuntó Jorge Olcina.
“Es necesario que se actualicen los documentos de planeamiento municipal porque no podemos seguir funcionando con planes urbanísticos de los años 70 en un contexto de cambio climático. Del mismo modo, hay que seguir aumentando la rigurosidad de las administraciones a la hora de analizar los datos y seguir fortaleciendo las fuentes de información. Hay que tener en cuenta que se están jugando vidas humanas”, añadió el experto.
Un verano dentro de la normalidad
Además de poner en valor el conjunto de servicios climáticos y herramientas de las que dispone España, y que en muchas ocasiones están nutridas desde la propia Aemet, también hubo tiempo de exponer el avance climático nacional del verano meteorológico.
Aquí, Rubén del Campo, portavoz de la Aemet, destacó que el periodo que comprende el 1 de junio hasta el 31 de agosto estuvo dentro de los valores normales para esta estación, tanto para las precipitaciones como para las temperaturas.


Aun así, de él se extraen datos relevantes. Por ejemplo, los 22,1 grados Celsius, que tan solo están 0,3°C por encima de la media del periodo de referencia 1981-2010 sitúan a este verano como el octavo más frío del siglo XXI y el séptimo consecutivo con temperaturas por encima de la media.
“Se trata de la primera vez que nos encontramos con siete veranos con temperaturas por encima de la media desde el año 1961 y un síntoma de la tendencia que está siguiendo esta estación”, señaló Rubén del Campo.
Rubén adelantó que España está sufriendo una tendencia a tener más lluvias torrenciales intensas y un sur con mayores periodos secos
Según Rubén del Campo, esta ola de calor, que tuvo una duración de seis días y transcurrió entre el 11 y el 16 de agosto, destacó por su extensión al haber afectado a 33 provincias entre el 13 y 14 de agosto. Hasta la fecha, solo cuatro olas de calor registradas han afectado a más provincias.
Asimismo, su intensidad fue abrumadora, con 4°C de anomalía. Esto la convierte en la más elevada de la serie, empatando con las olas de calor del 26 de junio al 1 de julio de 2019 y con la del 11 al 16 de agosto de 1987. También obtuvo la cuarta posición por el parámetro de “temperatura máxima de la ola”, con los 39,8°C.
En cuanto a las precipitaciones, el valor medio fue de 75,7 mm, lo que es un 2% superior al normal para este trimestre. Esto sitúa al verano del 2021 como el sexto verano más húmedo desde el comienzo de la serie en 1961 y el cuarto del siglo XXI.


A pesar de que falten nueve días para que se de por finalizado, también quiso aprovechar la ocasión para lanzar la evaluación del año hidrológico que, según los datos, obtuvo una precipitación media de 591 mm, solo un 5% por debajo de la referencia. Eso sí, con una marcada desigualdad regional que se deja huella en las cuencas de acumulación.
“La Aemet, para valorar las precipitaciones que caen en las cuencas hidrográficas, tiene unas cuencas equivalentes que denomina “cuencas de acumulación” donde se integra la precipitación que cae”, explicó Rubén del Campo.
En este sentido, a finales de agosto se podía hablar de sequía meteorológica en cinco cuencas de acumulación de España, como las de Júcar y el Segura, que llevan prácticamente un año en estado de sequía meteorológica.
La predicción del otoño.
Por su parte, Beatriz Hervella, portavoz de la Aemet, lanzó unas predicciones similares a las de los expertos de Meteored afirmando que la precipitación se encontrará durante este trimestre en el tercil seco en toda España, con menor probabilidad a medida que nos desplacemos hacia el este.
“Existe una mayor probabilidad de que la precipitación media del trimestre sea igual o inferior a la del tercil inferior”, señaló, al tiempo que adelantó que las temperaturas se encuentren en el tercil cálido en toda España, con valores más altos también en el este.
“El escenario más probable es que la temperatura media de esta estación se sitúe 0,6°C por encima de la media de referencia en Baleares y la Península”, concluyó la experta.