Los bosques europeos, en peligro por incendios, vientos y plagas

Los bosques europeos, en peligro por incendios, vientos y plagas

Los bosques europeos, en peligro por incendios, vientos y plagas

Casi el 60% de la biomasa forestal europea se encuentra amenazada por tres elementos naturales que se han incrementado por el cambio climático. Incendios, vientos fuertes y plagas de insectos ponen en riesgo la continuidad de estos ecosistemas tan valiosos, en especial, los bosques cálidos y secos del interior de la península ibérica


Laura Chaparro | Especial para El Ágora
Madrid | 23 febrero, 2021


Aunque los árboles que conforman los bosques, con su majestuosa altura y el grosor de sus troncos, parezcan muy resistentes y longevos, lo cierto es que son frágiles ante enemigos naturales como vientos fuertes, incendios o plagas de insectos. El cambio climático y la transformación de la tierra están aumentando estas amenazas.

Una investigación publicada en la revista Nature Communications ha calculado la vulnerabilidad de esta biomasa forestal en Europa desde 1979 a 2018 y el resultado es alarmante: casi el 60% –más de 33.000 millones de toneladas– se encuentra amenazada por alguno de estos tres elementos o una combinación de ellos.

“Alrededor del año 2000, la temperatura alcanzó un punto de inflexión que alteró sustancialmente la resistencia de los bosques a los brotes de las plagas”, explica a El Ágora Giovanni Forzieri, miembro del Joint Research Centre (JRC) de la Comisión Europea y autor principal de la investigación, en la que participa la Universidad de Valencia.

Los bosques son cada vez más vulnerables a las perturbaciones debido a los efectos directos e indirectos del cambio climático. | FOTO: Picography/Pixabay
Los bosques son cada vez más vulnerables a las perturbaciones debido a los efectos directos e indirectos del cambio climático. | FOTO: Picography/Pixabay

“Alrededor del año 2000, la temperatura alcanzó un punto de inflexión que alteró sustancialmente la resistencia de los bosques a las plagas”

Según el científico, los aumentos adicionales de la temperatura desde ese año probablemente hayan reducido los mecanismos de defensa de las plantas, provocando que los bosques europeos sean cada vez más vulnerables a los brotes de insectos. En el estudio se incluyeron escarabajos de la corteza (Hylastes ater), defoliadores –se alimentan del follaje de los árboles– y chupadores –se nutren de la savia–, que suponen las principales plagas de estos ecosistemas.

Tronco caído atacado por el escarabajo 'Hylastes ater'. FOTO: Nejc Toporis
Tronco caído atacado por el escarabajo ‘Hylastes ater’. FOTO: Nejc Toporis

Para llegar a estas estimaciones los autores utilizaron datos históricos de las perturbaciones y observaciones de satélite, combinados con modelos basados en aprendizaje automático. El estudio revela que, por regiones, los bosques de los climas fríos de Finlandia, de la Rusia occidental –la que está dentro de Europa– y los Alpes, junto a los bosques cálidos y secos del interior de la península ibérica son los ecosistemas más frágiles.

Aunque el análisis se refiere a las últimas cuatro décadas, los autores resaltan que la fragilidad de los bosques podría cambiar con el tiempo debido a los factores climáticos, sobre todo en algunas regiones.

“Es probable que las tendencias positivas observadas en la vulnerabilidad a los incendios en algunas partes de la península ibérica o a los brotes de insectos en el norte de Europa aumenten aún más en el futuro debido a una intensificación de las condiciones de estrés hídrico si no se toman las medidas de adaptación adecuadas”, sostiene Forzieri.

Bosques cada vez más frágiles

Científicas que no han participado en el análisis como Cristina C. Bastias, investigadora en la Universidad de Córdoba y en el Centro de Ecología Funcional y Evolutiva de Montpellier (Francia), lo valoran positivamente.

Además de que evalúa de forma cuantitativa el coste ecológico de los efectos perjudiciales derivados del cambio climático, a juicio de Bastias el estudio destaca también por la identificación de ciertas zonas más susceptibles de sufrir estas pérdidas ecológicas.

“Nos está avisando de dónde deberían ser puestas en marcha cuanto antes las políticas de actuación en materia de gestión forestal sostenible para reducir dimensiones tan desastrosas, como lo que supone unas pérdidas de hasta el 40% de la biomasa forestal”, destaca a El Ágora.

El aumento de temperaturas puede haber reducido los mecanismos de defensa de las plantas frente a los insectos. | FOTO: KRIPPSmedien/ Pixabay
El aumento de temperaturas puede haber reducido los mecanismos de defensa de las plantas frente a los insectos. | FOTO: KRIPPSmedien/ Pixabay

Los bosques cálidos y secos del interior de la península ibérica están entre los ecosistemas más frágiles

Por su parte, Lluís Brotons, investigador del CSIC en el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), resalta que los resultados del estudio van en línea con la evidencia actual, que indica que los bosques en general, europeos y especialmente mediterráneos, son cada vez más vulnerables a las alteraciones debido a los efectos directos e indirectos del cambio global, sobre todo, de su componente climático.

“El clima está ejerciendo una presión cada vez mayor sobre los bosques, en algunos casos, erosionando la capacidad de respuesta a perturbaciones. Por ejemplo, después de una sequía es más difícil que los árboles puedan regenerarse tras un incendio”, añade el ecólogo.

Además, el impacto de los fuegos está aumentado. En 2019, alrededor de 400.000 hectáreas en Europa fueron arrasadas por las llamas, como recoge el último informe del Joint Research Centre. Casi la mitad de esta zona quemada se encontraba en zonas protegidas por la Red Natura 2000.

“El cambio climático está afectando ya a la intensidad y a la extensión de los incendios, haciéndolos comunes en regiones donde raramente se producían en los años anteriores”, advertía en el informe Stephen Quest, director general del JRC.

Tres problemas interconectados

Más allá de la pérdida ecológica que supone que desaparezcan masas enteras de árboles, su función como reguladores del clima es fundamental, por lo que su fragilidad compromete también la lucha contra el cambio climático.

Bastias incide en su papel capturando y almacenando dióxido de carbono de la atmósfera. “Una pérdida de la biomasa forestal agrava el problema del cambio climático de dos formas: por liberación del carbono hasta ahora capturado por los bosques hacia la atmósfera y por todo el carbono que se dejará de fijar en el futuro como consecuencia de estas pérdidas de biomasa forestal y que llevará años recuperar”, resume.

En 2019, alrededor de 400.000 hectáreas en Europa fueron arrasadas por las llamas. | FOTO: Ylvers/Pixabay
En 2019, alrededor de 400.000 hectáreas en Europa fueron arrasadas por las llamas. | FOTO: Ylvers/Pixabay

La vulnerabilidad de los árboles compromete la lucha contra el cambio climático

Según la ecóloga, las tres amenazas que recoge el estudio están interrelacionadas. Por un lado, el aumento de las temperaturas y los periodos de sequía más largos provocan que la tierra esté más seca durante más tiempo y con más materia que se puede acumular. Esa es la combinación perfecta para que ocurra un incendio de gran virulencia.

Además, el incremento de las temperaturas favorecido por el cambio climático promueve la proliferación de ciertas plagas y enfermedades nativas que encuentran ahora unas condiciones ambientales más favorables para desarrollarse e incluso expandirse hacia nuevas áreas.

“Se estima que actualmente a Europa llegan anualmente cuatro plagas de insectos de árboles más en comparación con la década de 1950, algunas de las cuales llegan a causar efectos muy perjudiciales para nuestros bosques”, apunta Bastias.

En cuanto a los golpes de viento, los clareos en los bosques por la desaparición de árboles debido a incendios o plagas provocan que los supervivientes estén más expuestos a estas ráfagas, que podrían aumentar por cambios en la circulación atmosférica.

“El cambio climático no tiene un efecto aislado. La naturaleza y, en particular, los bosques, son sistemas complejos donde numerosos factores interaccionan entre sí. La modificación en uno de ellos trae efectos en cadena que pueden conllevar graves consecuencias para la supervivencia y buen funcionamiento de los bosques”, alerta la científica.


Referencia bibliográfica: Giovanni Forzieri et al. “Emergent vulnerability to climate-driven disturbances in European forests”, Nature Communications, 23 de febrero de 2021. DOI: 10.1038/s41467-021-21399-7



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