Un informe coordinado por la OMM alerta sobre los graves efectos del cambio climático en el continente africano, donde están en peligro la seguridad alimentaria e hídrica y el desarrollo socioeconómico



Las consecuencias del calentamiento global se ciernen sobre todos, pero especialmente sobre el continente más pobre del planeta: África. Muchos de los fenómenos relacionados con la crisis climática, como el aumento de las temperaturas, la elevación del nivel del mar, los cambios en los patrones de precipitación o la mayor frecuencia de inundaciones, sequías y huracanes amenazan de manera directa al continente africano, donde el bajo nivel de desarrollo de muchos países los hace especialmente vulnerables a cualquier catástrofe natural. De hecho, la salud y la seguridad alimentaria e hídrica de muchos de sus habitantes están directamente en peligro si no se toman medidas urgentes para frenar el cambio climático.
Esa es la principal conclusión del Informe sobre el estado del clima en África de 2019, una publicación interinstitucional coordinada por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) que resume las tendencias climáticas actuales y futuras e intenta predecir las consecuencias sociales y económicas de las mismas. Sus perspectivas no son nada halagüeñas: el estudio predice «efectos devastadores en la producción de cultivos y la seguridad alimentaria” del continente, debido sobre todo a un aumento de las temperaturas que conlleva un mayor número de sequías, plagas o inundaciones
«El cambio climático está afectando cada vez con más intensidad el continente africano, está golpeando con más fuerza a los más vulnerables y contribuyendo a la inseguridad alimentaria y al desplazamiento de poblaciones, y está ejerciendo más presión sobre los recursos hídricos”, ha explicado en la presentación del informe el secretario general de la OMM, Petteri Taalas. El estudio se ha presentado en una reunión de nivel ministerial de la ONU para hacer hincapié en la urgencia de la acción climática en África y la situación actual en materia de capacidad de adaptación.
La responsabilidad del calentamiento global en el aumento de catástrofes naturales en África está fuera de toda duda. El año 2019 fue uno de los tres años más cálidos jamás registrados a escala continental y se espera que esta tendencia continúe. En este sentido, las predicciones más recientes, que abarcan el quinquenio de 2020 a 2024, muestran un calentamiento continuo y una disminución de las precipitaciones, especialmente en África Septentrional y Meridional.
Y la situación, si no se reducen de manera drástica las emisiones mundiales, solo puede ir a peor. Según apuntan las proyecciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en las dos últimas décadas del siglo XXI se registrará en extensas zonas de África un aumento de la temperatura superior a 2°C respecto de los niveles preindustriales. Este cambio en las temperaturas podría hacer que amplias franjas del continente fueran directamente peligrosas para la supervivencia de sus ciudadanos, sobre todo en verano.
Aumento del nivel del mar y erosión
Además del aumento de las temperaturas, el cambio climático también puede afectar especialmente a las costas africanas. El nivel del mar subió 5 mm por año en varias zonas oceánicas que rodean el continente y superó los 5 mm por año en el suroeste del océano Índico, desde Madagascar hacia el este. Estos valores sobrepasan el aumento medio del nivel del mar a escala mundial, que es de 3 a 4 mm por año.
Este aumento hará que la degradación y la erosión de las costas suponga un desafío cada vez mayor para muchos países, especialmente en África Occidental. Alrededor del 56 % de las costas de Benin, Costa de Marfil, Senegal y Togo se están erosionando y se calcula que esto empeorará en el futuro. Y es que, aunque actualmente la elevación del nivel del mar no es el factor dominante de esta erosión, se prevé que en el futuro se combinará con otros factores para exacerbar las consecuencias negativas de los cambios ambientales.


En el informe también se documenta una mayor frecuencia en 2019 de fenómenos climáticos extremos. El ciclón tropical Idai, uno de los huracanes tropicales más destructivos que se hayan registrado en el hemisferio sur, causó cientos de víctimas y cientos de miles de desplazados en países como Zimbabwe o Malawi. Además, el cambio climático está provocando importantes modificaciones en los patrones de lluvia: África Meridional sufrió una extensa sequía en 2019, mientras que el Cuerno de África pasó de unas condiciones muy secas en 2018 y gran parte de 2019 a inundaciones y deslizamientos de tierra asociados a fuertes lluvias a finales de 2019.
La OMM afirma que estos cambios hidrológicos pueden suponer «efectos devastadores en la producción de cultivos y la seguridad alimentaria». En concreto, catástrofes como las sequías, las plagas y las inundaciones se harán cada vez más frecuentes y podrían destruir hasta un 13% del rendimiento agrícola en África Occidental y Central, del 11% en el norte del continente y del 8 % en el este, según advierte el estudio, que vaticina efectos especialmente adversos en los cultivos de arroz y trigo, que suponen la base de la alimentación de muchos países africanos.
Efectos en la salud y la economía
El aumento de la temperatura y los cambios en los patrones de precipitación también afectarán considerablemente la salud de la población africana. Estos fenómenos derivados del cambio climático mejoran las condiciones del hábitat de los insectos picadores y favorecen la propagación de enfermedades transmitidas por vectores como el dengue, el paludismo y la fiebre amarilla.
Además, están surgiendo nuevas enfermedades en regiones donde antes no estaban presentes. Se estima que en 2017 el 93 % de las muertes por paludismo a nivel mundial se produjeron en África. Las epidemias de paludismo suelen ocurrir después de períodos de lluvias inusualmente intensas, un fénomeo que está aumentando con el cambio climático. Además, el calentamiento en las tierras altas de África Oriental lleva a que los mosquitos portadores de paludismo sobrevivan en zonas de mayor altitud.


Pero también habrá efectos muy graves en la economía. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), las consecuencias adversas se concentran en regiones con climas relativamente cálidos, donde se encuentra un número desproporcionadamente elevado de países de bajos ingresos. En el continente africano, más del 70% de la población se concentra en las zonas cercanas a las trópicos.
Más concretamente, el Centro Africano de Política Climática prevé que el producto interno bruto (PIB) de las cinco subregiones africanas disminuirá significativamente como resultado del aumento de la temperatura mundial. Según los escenarios que proyectan un aumento de las temperaturas mundiales de 1°C a 4°C respecto de los niveles preindustriales, el PIB del continente disminuirá entre un 2,25% y un 12,12%. África Occidental, Central y Oriental sufrirán efectos más graves que África Meridional y Septentrional.
