Una de las cascadas más bonitas que posee España, situada en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, desaparecerá tal y como la conocemos ahora debido al cambio climático, que reducirá las precipitaciones en forma de nieve que alimentan la cascada
Se podría decir que España es uno de los grandes tesoros naturales del continente europeo gracias, en parte, a los 1.863 espacios protegidos que abarcan 21 millones de hectáreas del país. Cada uno de esos espacios, alberga un patrimonio natural incalculable, que abraca desde cuevas hasta impresionantes cascadas, como la cascada Cola de Caballo, situada en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y considerada como una de las más bonitas de nuestro mundo.
Según el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), esta cascada ofrece un espectáculo visual de agua constante en verano gracias a los depósitos de nieve acumulados durante los meses fríos en la ladera sur de los Pirineos. Allí se encuentra un acuífero que, al llenarse por el agua de la fusión, expulsa agua desde el manantial de Garcés.
“El agua que descarga el manantial de Garcés procede fundamentalmente de la infiltración del agua producida por la fusión nival, la cual también condiciona la geometría interna de la red de conductos del karst”, detalla el IGME.
“Una cuarta parte de esta agua se infiltra de manera concentrada a través de profundas simas que conectan la superficie del terreno con esta red de galerías, descargando a través del manantial de Garcés en apenas diez días. El resto del agua se infiltra de manera difusa a través de la extensa red de fracturas y diaclasas que presentan las calizas del Paleoceno-Eoceno que afloran en la superficie del terreno, tardando en aliviar por el manantial hasta un año”, añaden desde el IGME.
Sin embargo, los días de gloria de esta cascada es posible que lleguen a su fin prematuramente debido al contexto de crisis climática que estamos experimentado. De acuerdo con el IGME, los modelos climáticos apuntan que el Pirineo sufrirá un incremento de temperatura de entre 2 y 7,1 grados centígrados a final de siglo, lo que significaría que las precipitaciones en forma de nieve que dan vida a la cascada se harán menos frecuentes.
“De confirmarse las previsiones de los modelos climáticos, con un ascenso de la temperatura media en el Pirineo a finales del siglo de hasta 7,1 grados, las precipitaciones en forma de nieve se reducirían, lo que provocaría que la cobertura nival que llegue a formarse dure menos”, informan desde el IGME.
“Esto provocaría una disminución de la recarga de agua lenta de la cascada que garantiza caudales todo el año y, con ello, se pondría en jaque la supervivencia de la cola de Caballo, al menos, tal y como lo conocemos hoy día”, añade.
Los expertos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) advirtieron en su último informe sobre océanos y criosfera que los ecosistemas de alta montaña estaban seriamente amenazados por los aumentos de las temperaturas que, además de reducir las precipitaciones en forma de nieve, provocarán que los glaciares pierdan hasta un 80% su masa total de hielo.
De cumplirse los escenarios más extremos, millones de personas y animales sufrirán importantes alteraciones en sus vidas debido a la dependencia que poseen sobre estas reservas de agua que están condenadas a desaparecer.
