Los cerezos del país asiático han alcanzado su punto álgido mucho antes de lo que se esperaba. En Tokio, esta fecha se ha observado el 26 de marzo, la más temprana en 1.200 años de registros, dejando patente que el cambio climático está adelantando cada vez más las primaveras



El hanami representa uno de los símbolos más conocidos de la cultura japonesa. Para quienes lo conozcan sabrán que no solo se trata de una mera contemplación del Sakura -el cerezo en flor, en japonés-, sino de una forma de conectar con la naturaleza y reflexionar sobre la fugacidad de la vida.
De hecho, los antiguos samuráis, que solían portar en sus estandartes el dibujo de una flor de cerezo, aspiraban morir en el campo de batalla y así no marchitarse nunca, como la flor del cerezo, que suele caerse del árbol antes de secarse.
Normalmente, las actividades relacionadas con el Sakura tenían lugar alrededor de abril al ser el mes cuando los cerezos más importantes abrían aproximadamente el 80% de sus flores, tal y como señalan los meteorólogos japoneses. Sin embargo, esa fecha se ha ido adelantando con el paso del tiempo hasta registrase este año un récord sin precedentes.
La agencia meteorológica japonesa monitorea 58 cerezos de referencia en todo el país para lanzar sus datos de florecimiento
En Tokio, los cerezos alcanzaron su plena floración el 22 de marzo tras la llegada de una primavera con temperaturas más altas de lo normal (20 grados Celsius). Para la agencia de meteorología de Japón, este dato constituye la fecha más temprana desde que comenzaron a hacer registros de este tipo en 1953.
Benjamin Cook, científico investigador de la Universidad de Columbia, explicó a The Washington Post que desde el siglo XIX la tendencia de calentamiento global estaba adelantando el floración de cerezos, dando a entender que el calentamiento global estaba detrás de este fenómeno.
En este sentido, las series históricas de los floraciones de Kioto, como la elaborada por Yasuyuki Aono, un científico de la Universidad de la Prefectura de Osaka, apuntan a un promedio de estabilidad desde el año 812 hasta el 1800. Después de ese año, las fechas comienzan a adelantarse paulatinamente hasta alcanzar las fechas actuales en marzo.


“He buscado y recopilado los datos fenológicos para la fecha de plena floración del cerezo (Prunus jamasakura) de muchos diarios y crónicas escritas por emperadores, aristócratas, gobernantes y monjes en Kioto en el tiempo histórico”, comenta el científico japonés, haciendo referencia a que su estudio se limita a la especie de cerezo más famoso, aunque otros estudios informan que casi todos los taxones se han visto modificados.
Tokio es una de las ciudades que mayores cambios ha sufrido en este sentido. En 1850, la fecha media de la máxima floración estaba situada en el 17 de abril. Con la entrada del nuevo siglo, ese día se adelantó al 5 de ese mes, mientras que ahora los cerezos están completamente abiertos en marzo. Este cambio de fechas está correlacionado con un aumento paulatino de las temperaturas en la ciudad, que en ese lapso han aumentado unos 3,4 grados Celsius.
“Hoy se establecieron numerosos récords de temperaturas altas para marzo. Sapporo, en el norte de Japón, tenía 18,3 ° C, lo que lo convierte en el día de marzo más cálido desde que comenzaron los registros en 1877. Las aves migratorias y las flores de primavera ya están apareciendo en Hokkaido”, expone Sayaka Mori, meteoróloga japonesa, en su cuenta de Twitter.
Japón no es el único caso ya que en el artículo del diario estadounidense se informa que esa misma tendencia se está replicando con los cerezos de la cuenca Tidal, rodeados por los monumentos a Jefferson, Roosevelt, Martin Luther King y George Mason situados en la capital del país americano.
“En 2021, las flores en Washington alcanzaron su punto máximo el domingo, varios días antes del promedio reciente de 30 años. En 2020, alcanzaron su punto máximo el 20 de marzo, empatados en el tercer puesto más temprano registrado”, señala el The washington Post.
