El año pasado fue el más caluroso en China desde que se tienen registros y se produjeron más fenómenos meteorológicos extremos de lo habitual, según apunta el servicio meteorológico nacional en su balance anual



A pesar de ser el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo y por tanto uno de los principales responsables del calentamiento global, China no frena. Su plan climático consiste en seguir aumentando sus emisiones hasta 2030, punto a partir del cual empezarían un descenso progresivo que culminaría en la neutralidad de carbono 2060. De hecho, el gigante asiático fue junto a India uno de los principales responsables de diluir los compromisos para acabar con el uso del carbón con una intervención de último momento en la COP26.
Sin embargo, este año se ha vuelto a comprobar que, a pesar de sus reticencias, China se ve tan afectada por el cambio climático como todos los países del mundo: la temperatura media aumenta y los fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones y sequías se multiplican. Así lo pone de manifiesto el balance anual publicado por la Administración Meteorológica de China, donde se puede comprobar que la temperatura media de este país de más de 1.000 millones de habitantes fue en 2021 de 10,7 grados centígrados, un grado más alta de lo habitual y la mayor desde que comenzaron los registros hace 60 años.
«El calentamiento fue el tema principal del clima de China en 2021», ha explicado al South China Morning Post Jia Xiaolong, subdirector del Centro Nacional del Clima, que califica de «anormal» la situación vivida el año pasado. «En el contexto del calentamiento global, los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos recurrentes se han convertido en la norma, lo que también es un gran desafío para la prevención y mitigación de desastres», ha asegurado.
A nivel nacional, el número promedio de días en los que la temperatura fue de 35 grados o más fue de 12, el segundo total más alto registrado. De hecho, se estima que se podrían atribuir hasta 14.500 muertes en China a las distintas olas de calor, lo que casi duplica el promedio histórico de 1986 a 2005 y afecta a la economía del gigante asiático por la reducción de horas de trabajo. En total, 12 provincias registraron temperaturas récord, incluido el principal centro económico del país, situado alrededor del delta del Yangtsé.
Más extremos climáticos
Pero, aunque el titular se lo lleva la temperatura media por ser la prueba más evidente del avance del calentamiento global, lo cierto es que el principal reto climático de China ha estado en la multiplicación de fenómenos meteorológicos extremos.
En julio, la provincia central de Henan fue azotada por tormentas torrenciales que dejaron más de 300 muertos, con la capital regional, Zhengzhou, registrando más precipitaciones durante tres días de las que recibe normalmente en un año. «No podemos decir que un evento meteorológico extremo está directamente causado por el cambio climático, pero, a largo plazo, el calentamiento global causa un aumento de la intensidad y la frecuencia de dichos eventos”, ha asegurado Song Lianchun, meteorólogo del Centro Nacional del Clima.


En general, fue un año húmedo: la precipitación media anual de China se situó en 671,3 milímetros, cifra que supone un aumento del 6,8 % con respecto a la habitual. El aumento de las precipitaciones se notó especialmente en el norte del país, donde se registró el dato más alto de la historia, que además superó en un 40,6% los registros de los últimos años.
Además, el año pasado también se produjeron fuertes tormentas de polvo y sequías, especialmente en una zona sur que vio amenazada gran parte de su producción agrícola tras experimentar sequías consecutivas en otoño e invierno.
