Un informe advierte de que los planes para construir nuevas centrales de carbón suponen 600.000 millones de dólares en pérdidas, ya que las energías renovables son ahora mucho más rentables



La producción de energía a nivel mundial se está alejando del carbón. Al alto coste mediambiental que suponen las centrales térmicas que utilizan este material se ha sumado un elevado precio del carbón gracias a las tasas e impuestos y una rentabilidad cada vez mayor de las renovables. Sin embargo, aún existen proyectos en todo el mundo para construir nuevas centrales que usan esta materia prima, alguno incluso dentro de la propia Unión Europea, lo que puede suponer malgastar inversiones millonarias.
El think tank británico Carbon Tracker apunta en un informe publicado este jueves que los inversores en carbón corren el riesgo de perder más de 600.000 millones de dólares porque ya es más barato generar electricidad a partir de nuevas energías renovables que a partir de plantas de carbón en todos los mercados energéticos. Ya sea en Europa, China, India o Estados Unidos, es mucho más rentable generar energía a partir de la instalación de nuevas granjas eólicas o solares.
El coste ambiental de mantener abiertas las centrales existentes ya es alto. Limitar el calentamiento global a 1,5 grados, que es el objetivo recomendado por la ONU, requerirá que el uso de carbón en la generación de electricidad disminuya en un 80% de 2010 a 2030. Esto significa que hace falta cerrar una planta de carbón todos los días hasta 2040.
Pero el coste económico es igual de inmenso. A nivel mundial están planificados o en construcción 499 gigavatios (GW) de capacidad en nueva energía de carbón, con un coste aproximado de 638.000 millones. Según Carbon Tracker, los gobiernos y los inversores nunca podrán recuperar su inversión porque las plantas de carbón suelen tardar entre 15 y 20 años en cubrir sus costes de instalación.
Por países, China es el que más tiene que perder, con más 158.000 millones de dólares comprometidos en centrales basadas en carbón planificadas o ya en construcción, pero India (80.000 millones) y los países del Sudeste asiático (124.000 millones) no se quedan atrás. Incluso en plena Unión Europea, donde existe el objetivo declarado de alcanzar la neutralidad climática en 2050, hay 16.000 millones en riesgo por la construcción o ampliación de centrales en Polonia y la República Checa.
Sustituir por renovables
El informe no solo se queda en los proyectos energéticos basados en carbón del futuro, sino que también apunta que más del 60% de las centrales globales están produciendo electricidad a un coste más alto del que se daría si esa misma energía se generara con la construcción y puesta en marcha de nuevas energías renovables. A más tardar en 2030, será más barato construir nueva capacidad eólica o solar que continuar operando carbón en todos los mercados.
Matt Gray, codirector de energía y servicios públicos de Carbon Tracker y coautor del informe, ha asegurado que «las energías renovables están superando al carbón en todo el mundo y las inversiones en carbón propuestas corren el riesgo de convertirse en activos varados que pueden afectar el alto costedel carbón durante décadas».Para Gray, se trata sobre todo de un problema de políticas públicas. «El mercado está impulsando la transición energética con bajas emisiones de carbono, pero los gobiernos no están escuchando. Tiene sentido económico para los gobiernos cancelar nuevos proyectos de carbón de inmediato y eliminar progresivamente las plantas afectadas», asegura.
El informe puede proporcionar munición para el creciente número de inversores que presionan a las instituciones financieras y empresas para que alineen sus carteras con el acuerdo climático de París. Grandes gestores de fondos como JP Morgan o BlackRock ya están lanzando avisos de que adoptarán un enfoque más sostenible en su selección de inversiones.
De hecho, este mes, Sir Christopher Hohn, el administrador multimillonario de fondos de cobertura y cofundador de Children’s Investment Fund Foundation (CIFF), pidió a los principales bancos centrales e instituciones financieras de la UE y el Reino Unido que pongan fin a la financiación del carbón. Además, amenazó con demandar a Barclays, HSBC y Standard Chartered si continúan financiando nuevos proyectos de carbón.
