La convergencia de la pandemia del coronavirus con los eventos climáticos extremos ha afectado a más de 139 millones de personas, sobre todo a los más vulnerables por la pandemia. Los autores de este hallazgo piden que ambas crisis se aborden simultáneamente ante la llegada de la COP26



Para el presidente de la Federación Internacional de las Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), Francesco Rocca, “el mundo se enfrenta a una crisis humanitaria sin precedentes en la que el cambio climático y el COVID-19 están llevando a las comunidades al límite”.
La razón de sus declaraciones queda escrita en un ultimo informe de esas organizaciones en el que se afirma que desde el inicio de la pandemia en 2020 hasta agosto del 2021 los desastres relacionados con el clima afectaron la vida de al menos 139,2 millones de personas y mataron a más de 17.242 en 433 eventos únicos, sobre todo en áreas vulnerables a la COVID-19.
Según exponen, las sequías fueron los fenómenos más extendidos, que llegaron a afectar a más de 65 millones de personas, seguido de las inundaciones, con más de 43 millones de afectados y 7.000 bajas, siendo esta la más mortal. No obstante, advierten que estas cifras no incluyen estimaciones de la cantidad de personas afectadas por temperaturas, o número de personas muertas en eventos de sequía, por lo que creen que las cifras pueden ser aún más pesimistas.
En términos de número de personas afectadas, el evento más grave fue el ciclón Amphan, que en el 2020 impactó a más de 20 millones de personas repartidas por Bangladesh, India y Sri Lanka. Tras él, las organizaciones estiman que los siguientes peores eventos fueron la sequía del 2018 de África meridional, con más de 12 millones de personas afectadas, la crisis del agua y la sequía que sigue presente en estos momentos en Irak y Siria, la sequía de África oriental y Afganistán, ambas en curso.


Sin embargo, si se habla de mortalidad, el evento más grave fue la ola de calor de Europa del 2020 y que creen que mató a 6.340 personas en Bélgica, Francia, Reino Unido y Holanda. El segundo más mortal se encuentra en las inundaciones de India del 2020, que se llevó la vida de 5.000 personas menos que la ola de calor.
Lo peor para Francesco Rocca es que “la situación humanitaria está empeorando, está golpeando a todos, pero los más vulnerables están pagando el precio más alto, sobre todo por la crisis del coronavirus”. Subraya además que esta situación ha creado necesidad de ayuda humanitaria «sin precedentes» y advierte de que los países deben comprometerse a atender ambas crisis simultáneamente, ante la proximidad de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26).
«En el período previo a la COP26, instamos a los líderes mundiales a tomar medidas inmediatas no solo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también para abordar los impactos humanitarios existentes e inminentes del cambio climático», insiste el presidente de las organizaciones.
En el documento se lee además que “la inseguridad alimentaria causada por los fenómenos meteorológicos extremos se ha visto agravada por el COVID-19. Los sistemas de salud están llevados al límite y los más vulnerables han sido los más expuestos a choques superpuestos”, se lee en el documento”


En este sentido, se destaca el caso de Kenia, donde los efectos combinados de la COVID-19 , las inundaciones y sequías, junto a la plaga de langostas, agravó la inseguridad alimentaria de los más vulnerables de las zonas rurales y urbanas. En Honduras, las devastadoras consecuencias de posteriores de los huracanes Eta e Iota se también vieron agravados por los impactos de la pandemia.
El informe llega un año después de un análisis inicial de los riesgos superpuestos de eventos climáticos extremos que han ocurrido durante la crisis del COVID-19. Con este nuevo se demuestra que pandemia continúa causando estragos, con impactos directos en la salud de millones de personas en todo el mundo, pero también un impacto indirecto masivo, en parte debido a las medidas de respuesta implementadas para contener la pandemia.
Por esto, piden que se aumente la inversión en conseguir entornos más seguros y resilientes a través de los fondos emitidos para sanar a la humanidad de la crisis económica del coronavirus. Al mismo tiempo, claman impulsar la capacidad y preparación local para conseguir los objetivos verdes internacionales.
“Debemos reconocer y abordar sus necesidades, trabajando con ellos para encontrar soluciones para los crecientes riesgos en nuestro clima cambiante”, concluyen.
