La ONG británica Christian Aid asegura que los fenómenos meteorológicos extremos causados por el cambio climático han aumentado el pasado año, provocando miles de muertes a nivel mundial y pérdidas de miles de millones de euros



Ciclones que matan más de 1.300 personas en el este africano. Un monzón más virulento de lo habitual que causa casi 2.000 muertos en India y Bangladesh. Incendios en California que duran semanas. Otro año llega a su fin y el daño que provocan los fenómenos meteorológicos extremos causados por el cambio climático sigue aumentando. También en España: la DANA que azotó Levante el pasado mes de septiembre ha sido uno de los desastres naturales más costosos a nivel mundial en 2019.
Así lo afirma un informe elaborado por la ONG británica Christian Aid, en el que identifican los 15 fenómenos meteorológicos extremos más devastadores del año. Y no dudan en aseverar que la principal causa de los mismos ha sido el cambio climático, que ha provocado problemas en todos los continentes «matando, hiriendo y desplazando a millones de personas y causando miles de millones de dólares en daños económicos«. El país más afectado ha sido Estados Unidos, seguido a poca distancia de India, China y Japón.
Los 15 desastres naturales han causado más de mil millones de euros en pérdidas y siete de ellos llegaron a los 10.000 millones. Las sequías y los incendios son mencionados, pero, sobre todo, es la cara más peligrosa del agua la que es protagonista del infome: ciclones, tormentas, temporales e inundaciones. Entre ellos la DANA (depresión aislada de niveles altos), conocida tradicionalmente en España como gota fría.
El temporal que azotó el Levante peninsular entre el 4 y el 10 de septiembre provocó siete muertes y cuantiosos daños en infraestructuras y viviendas. Según los cálculos de la ONG, el coste económico fue también alto: 2.150 millones de euros. Los autores del informe señalan que diferentes estudios apuntan a que la virulencia de la DANA refleja una tendencia a largo plazo en España: la lluvia intensa lleva aumentando desde mediados de siglo en partes del sur y este del país.
Además, afirman que un estudio separado también proyectó que las ráfagas cortas de lluvia intensa se volverán más comunes en la península ibérica a medida que aumenten las temperaturas. Es decir, que el cambio climático seguirá agravando los episodios de gota fría y los daños aumentarán.
Estados Unidos, el más afectado
El país que ha sufrido los mayores costes económicos por culpa de fenómenos meteorológicos extremos ha sido Estados Unidos. Aunque el presidente actual, Donald Trump, niegue la existencia del cambio climático y haya iniciado los trámites para retirar al segundo mayor contaminante a nivel mundial del Acuerdo de París, el impacto de los desastres naturales derivados del calentamiento global en su país ha sido especialmente fuerte.
Solo los incendios forestales en California, que entre octubre y noviembre arrasaron más de 30.000 hectáreas cerca de Los Ángeles y provocaron la evacuación de miles de personas, causaron daños por 22.400 millones de euros. A esto hay que sumar las inundaciones que sufrieron el Medio Oeste y el Sur americanos en primavera, que supusieron pérdidas por 10.800 millones de euros.


Japón y China siguen a Estados Unidos en la lista en cuanto al coste de los desastres naturales. Los tifones Haxai y Hagibis batieron récords de velocidad del viento antes de tocar la costa japonesa, donde causaron daños por un valor de 13.500 millones de euros a infraestructuras y edificios, además de ser directamente responsables de la muerte de más de un centenar de personas. En el sur de China, las inundaciones del mes de agosto provocaron 300 fallecimientos y daños por un valor de 10.800 millones.
Sin embargo, los países en los que hubo una mayor pérdida de vidas humanas están en vías de desarrollo, ya que en cuentan con menores medios para poner a salvo a su población. Las inundaciones en el norte de India y en Bangladesh, provocadas por un monzón especialmente virulento, mataron a 1.900 personas, casi todas en zonas rurales y empobrecidas. Y el ciclón Idai afectó a zonas de Mozambique, Madagascar, Malawi y Zimbabue, siendo responsable de la muerte de más de 1.300 personas.
Además, el huracán Dorian que azotó en septiembre el Caribe, especialmente las islas Bahamas, dejó 673 fallecidos y provocó pérdidas de más de 1.200 millones de euros, lo que supone más de un cuarto del producto interior bruto de este pequeño país. Un daño similar al que se estima que provocaron las inundaciones de enero en Argentina y Uruguay, que obligaron a 11.000 personas a abandonar sus hogares.
Actuar en 2020
El doctor Kat Kramer, uno de los autores del estudio, quiso aprovechar el lanzamiento del estudio para hacer un llamado a la acción. “2020 tiene que ser un gran año para la lucha crisis climática. Tenemos la cumbre más grande desde que se firmó el acuerdo de París hace cinco años, que tiene lugar en Glasgow, donde los países deben comprometerse a reducir aún más sus emisiones en línea con el límite de temperatura de 1.5 grados centírgados. Pero también tienen que aumentar la financiación para los países pobres que más sufren este tipo de impactos, como se visto en este informe», asegura.


Para la doctora Doreen Stabinski, que también ha colaborado en el informe, «no es de extrañar que los jóvenes de todo el mundo estén tomando las calles para exigir que escribamos una historia diferente hacia un futuro mejor».
Según el equipo que ha elaborado el estudio, sus conclusiones muestran que 2019 fue un año «terrible» para el clima si se observan la gran cantidad de desastres relacionados con el calentamiento global que afectan al planeta.
Pero también inciden en que también ha sido el año en que la gente ha salido a las calles en masa en todo el mundo «para exigir que los políticos comenzaran a responder a la ciencia sobre el cambio climático con la urgencia requerida». Un llamamiento más a actuar cuanto antes cuyo efecto habrá que poner a prueba el año que viene en Glasgow.
La ONG Christian Aid advierte de que es probable que estas cifras que se presentan en el informe estén subestimadas, porque en algunos casos «solo incluyen las pérdidas aseguradas y no tienen en cuenta el resto ni los daños por la bajada de la productividad». Esto explica por qué los mayores costes de los desastres naturales es en países desarrollados como Estados Unidos o Japón, ya que cuentan con una tasa de aseguramiento mucho mayor que en naciones en vías de desarrollo como Zimbabue, Bangladesh o incluso Filipinas, que ha sufrido el impacto de dos tifones este año y ni siquiera aparece en la lista.
