La deforestación del Amazonas creció un 30% el último año

La deforestación del Amazonas creció un 30% el último año

La deforestación del Amazonas ha ascendido a casi 10.000 km2 entre agosto de 2018 y julio de 2019, lo que representa un aumento del 30%. Es el peor dato en más de una década, motivado en parte por los grandes incendios que ha sufrido la selva tropical


La deforestación del conocido como ‘pulmón del mundo’ se acelera. El Amazonas ha perdido casi 10.000 km2 de bosque entre 2018 y julio de 2019, lo que representa un aumento de un 30% respecto al mismo periodo del año pasado. Según los datos del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), es la peor cifra registrada en 11 años. El Gobierno brasileño apunta a las «actividades ilegales«, pero organizaciones ambientales como Greenpeace apuntan a la responsabilidad del presidente Jair Bolsonaro: se cosecha «lo que el gobierno ha sembrado desde la campaña para las elecciones presidenciales».

La destrucción del Amazonas es bastante superior a la del pasado año, cuando fueron arrasados 7.536 kilómetros cuadrados, y la mayor desde 2008 (12.911 kilómetros cuadrados). Cuatro de los nueve estados amazónicos de Brasil concentraron el 80 % de la deforestación: Pará, Mato Grosso, Amazonas y Rondonia. Tan solo en el estado de Pará fueron destruidos 3.862 kilómetros cuadrados de vegetación en dicho periodo, que comprende el final del mandato del presidente Michel Temer (2016-2018) y el inicio del Gobierno de Jair Bolsonaro, en el poder desde el pasado 1 de enero.

Los motivos parecen claros, pero eso no hace más sencilla la solución. Por un lado están el incremento de la tala y extracción de madera. Pero sobre todo está el espectacular aumento de los incendios en la región, especialmente en agosto pasado, cuando se registraron los peores fuegos en la última década. Además, el gobierno de Bolsonaro ha retirado múltiples medidas ambientales como las multas, las advertencias y la confiscación o destrucción de todo equipo ilegal que se encuentre en áreas protegidas.

Brasil se ha convertido así en el centro de duras críticas de ecologistas y líderes mundiales, tanto por el aumento de la deforestación como por la renuencia del Gobierno a lidiar con la actividad ilegal. Eso sí, presionado por los datos, el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, se ha comprometido a buscar soluciones para hacer frente a la creciente deforestación y anunció una reunión este miércoles con los gobernadores de los nueve estados amazónicos para discutir nuevas formas de enfrentar la tala de árboles.

Cerca del punto de «no retorno»

Varias organizaciones ecologistas han encendido las alarmas sobre la sostenibilidad del Amazonas. «La deforestación ha crecido de forma vertiginosa y, si el Gobierno Federal no modifica profundamente su postura en relación al tema, tenderá a crecer todavía más el próximo año, haciendo con que el país retroceda 30 años en términos de protección del Amazonas», ha resaltado WWF en un comunicado.

La ONG recordó que los datos divulgados este lunes ya habían sido anticipados por el sistema de alertas del propio INPE, conocido como Deter, los cuales llegaron a ser cuestionados públicamente en julio por Bolsonaro, y llevaron a la destitución del presidente de la institución. El líder ultraderechista consideró que los datos presentados por ese organismo estatal eran falsos y, a su juicio, fueron divulgados de mala fe por funcionarios públicos con intereses políticos, con la intención de perjudicar tanto a Brasil como a su Gobierno.

«La combinación de altas tasas de deforestación y falta de gobernanza cuesta vidas, sitúa al país en contra de la lucha contra el cambio climático y daña la economía, ya que el mercado internacional no quiere comprar productos que proceden de la destrucción y violencia ambiental», advierte el responsable de la campaña de bosque de Greenpeace España, Miguel Ángel Soto.

«Es inaceptable que la Amazonía continúe siendo destruida. Nuestra posición es clara: deforestación cero ya. Cerca del 20% de la Amazonía ya fue destruida y el bosque se aproxima al punto de no retorno, en el que el Amazonas se transformará en una sabana», alerta WWF.



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