La expedición científica SOS Artic 2022, que viaja en un trineo sostenible impulsado por el viento, ha localizado una montaña que no figura en ningún mapa dentro de una llanura de hielo Groenlandia. El pico ha emergido a causa del deshielo provocado por el cambio climático



La expedición SOS Arctic 2022, liderada por el explorador Ramón Larramendi, ha descubierto una montaña de roca de unos 30 metros de altura sobre la capa del hielo y 2.205 metros sobre el nivel del mar en Groenlandia durante la travesía polar realizada con su vehículo cero emisiones, el Trineo de Viento.
Este pico denominado Nunatak (isla de roca rodeada de hielo, en inuit), que no figuraba en ningún mapa, ha emergido a 25 kilómetros del límite de tierra de la isla, en medio de una inmensa llanura interior como consecuencia del cambio climático, ha explicado Larramendi en un comunicado.


«Fue una gran sorpresa porque esperábamos una planicie y allí estaba ese pico rocoso», ha destacado Larramendi, quien insiste en que «el cambio climático avanza a pasos agigantados en el Ártico».
SOS Arctic 2022, que inició su recorrido el pasado 17 de mayo y finalizó en el hielo el 11 de junio, ha recorrido un total de 1.016 kilómetros durante su décimo primera expedición a territorios polares. Siendo la primera ocasión en la que realiza una ruta de oeste a este en Groenlandia con el Trineo de Viento, un vehículo polar cero emisiones diseñado por Larramendi. El trineo fue diseñado basándose en los conocimientos adquiridos por el explorador durante su convivencia con los inuit.
La misión
A bordo de este transporte de 14 metros de largo y 3,5 metros de ancho, compuesto por cuatro módulos -una locomotora, dos módulos de carga y uno de habitabilidad-, han viajado la científica Lucía Hortal, la ambientalista Begoña Hernández, el alpinista Carlos Pitarch, el también alpinista Marcus Tobía, el montañero y periodista Juan Manuel Sotillos y Larramendi, a una velocidad de 40 kilómetros por hora y con cerca de 2.000 kilos de material de carga.
El equipo de la expedición SOS Arctic 2022, alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030, ha puesto en marcha, durante su paso por el Ártico actividades para dos proyectos científicos relacionados con la existencia de microorganismos y partículas característicos de la meseta de hielo bajo la dirección de Hortal.
Se han recogido muestras del interior del hielo para la investigación espacial SOLID, destinado a detectar vida en otros planetas del Sistema Solar, como Marte o las lunas heladas de Júpiter y Saturno desarrollado desde el Centro de Astrobiología del Instituto Nacional de Técnica Aeronáutica (INTA-CSIC).
Además, se ha diseñado un colector de muestras de aire activo a lo largo del recorrido para el proyecto del grupo MicroAirPolar de la Universidad Autónoma de Madrid, desde el que se prevé desarrollar un mapa de poblaciones microbianas en los polos, para conocer cómo se distribuyen, la resiliencia al cambio climático y cómo eso puede afectar al resto de comunidades con las que interaccionan.
La expedición, que sufrió un retraso de varios días debido a sucesivas y diferentes tormentas, han avanzado durante gran parte de las jornadas haciendo turnos de pilotaje por la noche para aprovechar mejor el viento, llegó a soportar tormentas y rachas de viento pasando por tramos de hasta 200 kilómetros, e incluyó también una parada en Dye-3, una base radar estadounidense de los años 50 abandonada desde 1990 prácticamente sepultada en la nieve.
«Estoy muy contento de que de nuevo el Trineo de Viento esté en movimiento, tras el parón de los dos años anteriores, demostrando una vez más que es una gran alternativa, eficiente, sostenible y económica, para moverse por el interior de los territorios polares», ha asegurado Larramendi.
Ajena a la expedición de SOS Arctic un grupo de científico ha descubierto una población aislada y genéticamente distinta de osos polares en el sureste de Groenlandia.
A diferencia de otras poblaciones de osos polares, que dependen de la rápida desaparición del hielo marino para sobrevivir, los osos del sureste de Groenlandia cazan durante todo el año en el hielo de agua dulce cerca de los glaciares marinos, en condiciones de hielo marino similares a las proyectadas para el Alto Ártico a fines del siglo XXI.
Los hallazgos brindan una perspectiva esperanzadora sobre la resiliencia de los osos polares frente a un clima más cálido. El Ártico se está calentando a un ritmo alarmante, más del doble de rápido que el resto del planeta. De todas las criaturas amenazadas por el calentamiento del Ártico, los osos polares son particularmente vulnerables. La mayoría de los osos polares dependen del hielo marino para cazar focas. Sin embargo, la aparición y persistencia del hielo marino del Ártico está disminuyendo rápidamente. Los pronósticos recientes de distribución reducida de osos polares se basan en proyecciones climáticas a gran escala y no consideran el papel de las características del hábitat a pequeña escala que podrían servir como refugio climático.
La investigador Kristin Laidre y sus colegas descubren y describen una población aislada y genéticamente distinta de osos polares a través de un análisis sofisticado del hábitat, la observación de la historia natural y la adopción del conocimiento ecológico tradicional. Según Laidre los hallazgos tienen implicaciones para la conservación del oso polar, lo que sugiere que los glaciares que terminan en el mar, aunque de disponibilidad limitada, pueden servir como refugios climáticos no reconocidos previamente. Aunque tales hábitats de mezcla glacial son poco comunes en la mayor parte del Ártico, están disponibles en lugares como Groenlandia o Svalbard.
