El Día Meteorológico Mundial pone de manifiesto lo mucho que aportan los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales a la sociedad. Este año se ha elegido como tema “el agua y el cambio climático” con el fin resaltar la fragilidad del agua en un contexto de climatología cambiante



Desde 1950 se celebra cada 23 de marzo el Día Meteorológico Mundial, una jornada en la que se pone de manifiesto la contribución fundamental de los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales (SMHN) a la seguridad y al bienestar de la sociedad.
Por ejemplo, gracias a esos servicios, las personas son capaces de conocer aspectos diarios de gran importancia como las temperaturas, precipitaciones e, incluso, la tendencia que están siguiendo esas variables en el tiempo.
Este año el tema que se ha elegido para conmemorar esta jornada ha sido “agua y cambio climático”, dos conceptos estrechamente relacionados ya que, tal y como resaltan los meteorólogos nacionales a El Ágora, “cuando se habla de clima, se habla de agua”.
Por otro lado, desde la Organización Meteorológica Mundial (OMM) han señalado que la elección de este tema no se ha hecho de forma aleatoria, sino que han procurado que coincidiese con el del Día Mundial del Agua.
El motivo reside en una cuestión de hechos. El primero de ellos es que el agua, como principal elemento presente en la superficie de la Tierra, está relacionada con todos los componentes del sistema climático que se están viendo alterados por la acción humana, como la atmósfera, hidrosfera o biosfera.
Esa transformación en el sistema climático está produciendo que la disponibilidad de agua se esté volviendo cada vez más limitada.
De hecho, se espera que la demanda aumente en torno al 30% para 2050, en un mundo donde actualmente existen 2.000 millones de personas que sufren una fuerte escasez de agua. Además, a estas cifras se suma otro problema que tiene que ver con la información de los recursos hídricos que, según la OMM, suele estar incompleta y dispersa, a diferencia de lo que sucede con la información sobre el aumento de las temperaturas, que se coordinada internacionalmente.
Cada 23 de marzo se celebra el Día Meteorológico Mundial para conmemorar la entrada en vigor, en 1950, del Convenio por el que se estableció la Organización Meteorológica Mundial
Así pues, al unir estas dos celebraciones internacionales, que tienen lugar los días 22 y 23 de marzo respectivamente, se busca dar más visibilidad al agua en el debate climático.
«Sentimos los efectos del cambio climático principalmente a través del agua: más crecidas, más sequías y más contaminación. Al igual que los virus, estos choques climáticos y relacionados con el agua no conocen fronteras naturales», ha comentado el Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas.
Mejora de los pronósticos
La gestión del suministro de aguas superficiales y la reducción de riesgos de desastre se apoyan en los datos hídricos y climáticos. Estos incluyen cálculos de la frecuencia y la duración de precipitaciones intensas, la precipitación máxima probable y el pronóstico de crecidas.
A pesar de que estos datos se vuelven muy necesarios en el contexto de cambio climático que estamos viviendo, la capacidad para pronosticar, vigilar y gestionar los recursos hídricos es inadecuada y está fragmentada.
El agua y el clima son elementos esenciales de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el conjunto de 17 temas transversales que adoptó la comunidad internacional en 2015. A diez años de 2030, el año fijado como plazo para alcanzar las metas, la OMM está redoblando sus esfuerzos.
«Es preocupante que el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6, que se centra en el agua limpia y el saneamiento, esté tan lejos de cumplirse«, ha lamentado Petteri Taalas.
El rol de los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales es fundamental en este esfuerzo, por ello, en el Decimoctavo Congreso Meteorológico Mundial se aprobó una iniciativa para mejorar la colaboración de las comunidades meteorológica e hidrológica.
