La Unión Europea y Estados Unidos quieren impulsar una alianza transatlántica que lidere la lucha global contra el cambio climático y alinee los esfuerzos de los países con la urgencia y la ambición precisas para cumplir con el Acuerdo de París



Soplan nuevos vientos de cooperación en el Atlántico. Aunque los lazos entre los principales países de Europa occidental y Estados Unidos nunca se han llegado a romper de todo, como demuestra la supervivencia de la OTAN, las políticas proteccionistas y la retórica incendiaria del expresidente Donald Trump enfriaron mucho la relación diplomática transatlántica entre la Unión Europea y la potencia norteamericana. Sobre todo en materia climática, donde el negacionismo del mandatario republicano contrastaba fuertemente con la ambición de la Comisión, que se situaba a finales de 2019 a la cabeza de la lucha contra el calentamiento global con el Pacto Verde, una estrategia política y económica que pretende hacer que Europa sea, en 2050, el primer continente climáticamente neutro.
Sin embargo, la elección el pasado noviembre del demócrata Joe Biden como cuadragésimo sexto presidente de los Estados Unidos ha cambiado por completo la situación. Desde el primer momento, uno de los primeros objetivos del equipo de Gobierno ha sido el de devolver a este país a la primera línea de las negociaciones internacionales y la lucha climática. Es más, apenas unas horas después de tomar posesión de su cargo, Biden iniciaba los trámites para devolver a Estados Unidos al Acuerdo de París y confiaba la tarea de mejorar la imagen climática del país a un peso pesado de su partido, el ex-secretario de Estado John Kerry.
Durante los últimos meses, las buenas palabras entre políticos de ambos lados del Atlántico se han ido repitiendo y, el pasado martes, una reunión entre el propio Kerry y el vicepresidente de la Comisión para el Pacto Verde Europeo, Frans Timmermans, sirvió para escenificar que, al menos en materia climática, Estados Unidos y la UE están más que dispuestos a intensificar la cooperación. Una sintonía política evidente que se ha vuelto a repetir este miércoles en Diálogo de Transición Energética de Berlín, un foro sobre energía y clima del Gobierno alemán en el que mandatarios europeos han resaltado junto a Kerry la importancia de la próxima Cumbre del Clima (COP26) para contener la subida de las temperaturas.
Y es que, tal y como ha recordado Kerry, para lograr contener el aumento de las temperaturas en 1,5 grados, tal y como se acordó en París, y alcanzar la neutralidad climática para 2050, como pide la ciencia para evitar los efectos más perjudiciales del cambio climático, «es preciso la reforzar la cooperación multilateral y actuar sin dilación». «Necesitamos sin ninguna duda forjar una estrategia internacional que galvanice al mundo entero, a todos y cada uno de los países», ha explicado el mandatario estadounidense, que se ha mostrado convencido de que la comunidad internacional puede lograr frenar el cambio climático.
Muy poco antes, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya había advertido en sus comentarios inaugurales que «el cambio climático es la gran crisis después de la covid», además de señalar que tras la pandemia «no puede volverse a la normalidad previa», sobre todo en términos energéticos. «Después del coronavirus, no hay posibilidad de volver atrás a la actividad económica basada en los combustibles fósiles y a expensas del clima y el medio ambiente», ha afirmado Von der Leyen, que ha aprovechado para para repasar los planes de Bruselas en los ámbitos climático y medioambiental para este año y subrayar el ambicioso objetivo de la UE de recortar las emisiones contaminantes en un 55 % para 2030 y alcanzar la neutralidad climática en 2050.
La política energética, clave
Por su parte, el Gobierno alemán, que organizaba la cita, ha ido aún más allá al pedir una «auténtica alianza transatlántica energética» para la lucha contra el cambio climático, aprovechando la «ventana de oportunidad» que supone la vuelta de EEUU al Acuerdo de París. En este sentido, el ministro alemán de Economía y Energía, Peter Altmaier, ha celebrado el reingreso de la primera economía en el acuerdo global para limitar el calentamiento global y ha subrayado que para superar esta crisis es preciso, «sobre todo, cooperación internacional».
«Sabemos cuántos cambios están teniendo lugar ahora en EEUU. Esta es nuestra oportunidad. Es ahora o nunca», ha asegurado Altmaier, que recalcó la importancia de tener «a bordo» a «la primera economía» y «primer innovador». En el mismo sentido se ha pronunciado el ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, que ha agregado que en esta tarea es «clave la política energética», ya que su transformación a nivel global para alcanzar la neutralidad climática supondrá enormes cambios en la economía y la geopolítica. Además, ambos destacaron las posibilidades del hidrógeno como energía limpia y los esfuerzos de Alemania y la Unión Europea en este ámbito.


A este respecto, Kerry ha agregado que el presidente de EEUU, Joe Biden, ha convocado para abril una cumbre de líderes que incluirá a los veinte mayores contaminantes, entre los que se encuentran el gigante americano, China, Japón, la UE, India y Rusia -responsables del 81% de las emisiones globales-, para que «todos tiren en la misma dirección». De hecho, el objetivo de esta cita no será otro que el de animar a los mayores contaminantes a elevar su ambición en la reducción de emisiones, unos compromisos que se deberían presentar en la COP26, que tendrá lugar en Glasgow (Reino Unido) en noviembre.
Sin embargo, según ha señalado en el foro la Secretaria Ejecutiva de ONU Cambio Climático, Patricia Espinosa, esa ambición «todavía está lejos» de lo que necesita el planeta. Y es que, aunque se está avanzando en la lucha contra la crisis climática, «no se está haciendo con la suficiente rapidez», ha asegurado la diplomática mexicana, que también declaró que las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC por sus siglas en inglés) que aún no se han presentado, especialmente por parte de los principales emisores, tienen que ser mucho más ambiciosas de lo que son actualmente.
La joven activista ugandesa Vanessa Nakate, una de las caras del movimiento global Fridays for Future, ha acusado al Gobierno alemán de coartar su libertad de expresión en su intervención en el el Diálogo de Transición Energética de Berlín. La activista, de 24 años, ha asegurado en su discurso que le habían llamado exclusivamente para «embellecer» la cita y ha denunciado que los organizadores le habían recortado el tiempo de intervención en un tercio, que habían exigido ver el texto de su discurso antes de que tuviese lugar y que le habían instado a no acusar a ningún líder con nombre y apellido.
«Son los líderes los que han fallado en la crisis del cambio climático. No es acusar: es decir la verdad. ¿Por qué hay tanto miedo a oír la verdad?», aseguró Nakate en una breve intervención inmediatamente después de los ministros alemanes de Exteriores y Economía, Heiko Maas y Peter Altmaier. «¿Los políticos también han tenido que enseñar sus textos?», se preguntó, antes de lamentar que muchos líderes políticos hablen de «emergencia» climática, pero luego no pasen a la acción: «Es hora de dejar de hablar y tratar esta crisis como una crisis».
