El 40% del Amazonas podría convertirse en una sabana para 2100

El 40% del Amazonas podría convertirse en una sabana para 2100

Un estudio señala que el cambio climático, junto a las acciones antropogénicas, podrán transformar el 40% de la selva amazónica en un ecosistema más bien parecido al de sabana para finales de este siglo, un hecho que puede ser desastroso para el sistema climático de la Tierra


Los bosques tropicales, como los que componen la selva amazónica, ejercen un papel vital dentro del sistema climático mundial a través del reciclaje de la humedad atmosférica. En otras palabras, cuando los árboles realizan la fotosíntesis, extraen humedad del suelo que luego es liberada a la atmósfera incluso en escenarios de sequía (evapotranspiración).

Al mismo tiempo, para que puedan realizar la fotosíntesis y mantener estable la cubierta vegetal, los bosques tropicales necesitan un rango de precipitaciones mínimas que, en el caso de los de América del Sur, se sitúan entre 1.250 y 2.050 mm por año. Por tanto, cualquier variación en las precipitaciones podría afectar de forma negativa a los bosques tropicales.

En este sentido, un estudio publicado en la revista Nature Communications afirma que el calentamiento global y su debida reducción de precipitación mermarán los bosques tropicales de todo el mundo, siendo los del Amazonas uno de los más afectados.

En este caso, los investigadores afirman que, en un escenario climático pesimista, unos 2,37 millones de km2 de selva amazónica que se encuentra dentro de esa horquilla de precipitaciones se desplace por debajo del umbral de precipitaciones mínimo y, por lo tanto, que se convierta en un ecosistema totalmente diferente, similar al de sabana.

“En la actualidad, cerca del 40% de la selva del Amazonas presenta unas precipitaciones en las que puede mantenerse estable. Situarnos por debajo del valor mínimo activaría un punto de inflexión que no permitiría a la selva recuperarse y, por lo tanto, pasaría a convertirse en un ecosistema más seco”, detalla Arie Staal, autor del estudio y mimbro del Centro de Resiliencia de Estocolmo (SRC), un instituto de investigación especializado en medioambiente.

“La evapotranspiración permite a los árboles generar, por decirlo de algún modo, su propia lluvia. Si la cubierta vegetal continúa desapareciendo y, además, el escenario climático no es favorable, es posible que una gran cantidad de estos bosques tropicales se transformen en un ecosistema totalmente distinto”, añade el experto.

El caso contrario

En su estudio, los científicos destacan que, mientras algunas regiones boscosas pueden experimentar reducciones de precipitaciones por debajo de su umbral mínimo, algunas puedes sufrir un efecto totalmente contrario, es decir, que el cambio climático humedezca sus bosques.

El área que puede sufrir esta peculiar transición a la inversa está distribuida de manera equitativa entre los continentes: en América del Sur unos 660.000 km2, África unos 300.000km2 y Australasia 310.000 km2.

Si bien se trata de estimaciones que no se esperan dar hasta finales de este siglo (2071-2100), los investigadores indican que los factores que pueden desencadenar este posible escenario ya se están activando. De hecho, recientes investigaciones confirman que la selva amazónica ha experimentado durante los últimos 30 años su peor episodio de deforestación, en el que ha perdido cerca de 700.000 km2 de terreno arbolado a causa de los incendios y de las malas prácticas agrícolas.

«Entendemos ahora que las selvas tropicales de todos los continentes son muy sensibles al cambio global y pueden perder rápidamente su capacidad para adaptarse. Una vez desaparecidas, su recuperación llevará muchas décadas para volver a su estado original. Y dado que las selvas tropicales albergan a la mayoría de las especies globales, todo esto se perderá para siempre», concluye Ingo Fetzer, autor del estudio.



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