En el Día Europeo de Prevención del Cáncer de Piel, organizaciones internacionales advierten de la importancia de frenar el calentamiento del planeta a través de la reducción de los gases de efecto invernadero. Estas emisiones afectan directamente al grosor de la capa de ozono atmosférica



Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer de piel es el más frecuente y cada año se diagnostican dos millones de nuevos casos en el mundo. Hoy, 13 de junio, se celebra el Día Europeo de Prevención del Cáncer de Piel con el objetivo de concienciar a la población sobre la importancia de adoptar buenos hábitos relativos a la exposición solar.
En España, se detectan 6.000 nuevos casos al año, con un aumento de su incidencia en torno al 7% anual, hasta el punto de que se ha duplicado durante los últimos 25 años. De hecho, se estima que tres de cada 10 españoles desarrollarán algún tipo de cáncer de piel durante su vida, según un reciente estudio del Consejo general de Colegios Oficiales de Farmacéuticos.
El número de cánceres de piel podría aumentar un 5% en Europa y un 10% en América, según las previsiones de la OMS respecto a la pérdida de ozono
El protocolo de Montreal, de 1987, supuso un paso decisivo para la protección de la capa de ozono cuya degradación se venía observando desde los años 70 del pasado siglo. El acuerdo internacional apostó por reducir la emisión de gases industriales, en especial los llamados clorofluoruros de carbono o CFC, utilizados como fluidos refrigerantes. La acción consiguió frenar el aumento de los agujeros en la capa de ozono en los polos y el ecuador terrestres. A pesar de la eliminación de estas emisiones, la situación todavía está evolucionando debido a la prevalencia de los gases en la atmósfera.
Sin embargo, no sólo el CFC afecta al ozono. Los gases de efecto invernadero (GEI) también reducen el grosor de esta capa atmosférica. Se trata del dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, hidrofluorocarbonos, perflourocarbonos y hexafloururo de azufre.
Reducción de emisiones de GEI
Según un reciente estudio del Grupo de Física de la Atmósfera, Radiación Solar y Astropartículas del Instituto de Física Rosario (IFIR) de Argentina, publicado por la revista científica Photochemical and Photobiological Sciences, si los países no toman medidas para frenar el calentamiento global a través de la reducción de los GEI, la incidencia global de los tumores cutáneos más comunes podría crecer hasta un 40% para el 2200.
En la investigación, emplearon datos previos de importantes estudios realizados en 10 regiones de Estados Unidos y elaboraron una proyección de los casos esperables en los años 2100 y 2200 de los dos tipos de carcinoma de piel más frecuentes: el espinocelular (CEC) y el basocelular (CBC). Para ello, anticiparon diferentes escenarios futuros de variación de la temperatura ambiente, según lo establecido por los informes del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés).
Los escenarios varían desde uno optimista, que considera una reducción significativa de las emisiones de GEI que causan el calentamiento global, hasta uno pesimista en el que todo no se implementa medidas que eviten la contaminación del aire.
Los resultados del análisis son preocupantes. En el escenario más ‘optimista’, el aumento en la incidencia de cada uno de los dos tumores no superaría el 6%. En cambio, las cifras podrían dar un salto significativo si los países no reducen sus emisiones: en 2100, los casos diagnosticados de CEC y CBC aumentarían un 21,4% y 9,9%, respectivamente, y para 2200, el incremento respectivo sería de 40,5% y 18,2%.
