El CO2 en la atmósfera alcanza un récord de 410 ppm

El CO2 en la atmósfera alcanza un récord de 410 ppm

El CO2 en la atmósfera alcanza un récord de 410 ppm

La Organización Meteorológica Mundial ha presentado su boletín anual sobre gases de efecto invernadero, que indica un nivel de estas sustancias en la atmósfera no visto en millones de años. El parón de actividad global por el coronavirus apenas va a afectar a los registros del año y no sirve para disminuir el cambio climático


Pedro Cáceres | Director adjunto
Madrid | 27 noviembre, 2020


La última vez que se registró en la Tierra una concentración de CO2 comparable a la del momento actual fue hace entre tres y cinco millones de años. La temperatura era entonces de dos a tres grados más cálida y el nivel del mar entre 10 y 20 metros superior al actual, pero no había 7.700 millones de habitantes.

Lo afirmaba el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas, al presentar esta semana el último informe de la entidad sobre la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, que ha alcanzado un nuevo récord. Se ha llegado a las 410 partes por millón (ppm), que es la forma de medir la presencia de estos gases en la atmósfera.

A pesar de que son una fracción pequeña de los gases presentes en nuestra atmósfera, estos compuestos, como el CO2 o y el metano, tienen una gran capacidad de retener el calor reflejado por la Tierra, causaando el conocido como efecto invernadero, que aumenta la temperatura del planeta y potencia las condiciones meteorológicas extremas, la fusión de los hielos, el aumento del nivel del mar y la acidificación de los océanos.

La pandemia no cambia la situación

Según la OMM, portavoz autorizado de las Naciones Unidas sobre el tiempo, el clima y el agua, la ralentización industrial debida a la pandemia de COVID-19 no ha contrarrestado los niveles sin precedentes de gases de efecto invernadero.

Las medidas de confinamiento han reducido las emisiones de muchos contaminantes. Pero esas variaciones no son mayores que las fluctuaciones normales en el ciclo del carbono que se producen de un año a otro y por la marcada variabilidad natural a la que están sujetos los sumideros de carbono como la vegetación, afirma la OMM.

Las concentraciones de CO2 experimentaron un incremento repentino en 2019, y según se apunta en el Boletín de la OMM sobre los gases de efecto invernadero, hemos llegado ya a las 410 ppm.

“En 2015 superamos el umbral mundial de las 400 ppm. Y solo cuatro años después, rebasamos las 410 ppm. Esa velocidad de aumento no tiene precedentes en nuestros registros históricos. La reducción en las emisiones debida a las medidas de confinamiento no es más que una minúscula irregularidad en el gráfico a largo plazo. Tenemos que aplanar la curva de forma continuada”, afirmaba Petteri Taalas al presentar el informe de la entidad que lidera.

La lección que nos da la Covid-19

 “La pandemia de COVID-19 no es una solución para el cambio climático. Sin embargo, nos brinda una oportunidad para adoptar medidas de índole climática más sostenidas y ambiciosas encaminadas a reducir las emisiones hasta un nivel cero neto a través de una metamorfosis integral de nuestros sistemas industriales, energéticos y de transporte”, afirma la Organización Meteorológica Mundial.

Los cambios que deben aplicarse son técnicamente posibles y viables desde el punto de vista económico, y su repercusión en nuestra vida cotidiana solo sería marginal. Es de agradecer que un número cada vez mayor de países y empresas se hayan comprometido a alcanzar la neutralidad en cuanto a emisiones de carbono, añade la OMM, que termina diciendo: “No hay tiempo que perder”. 

El Proyecto Carbono Global estima que, durante el período de la pandemia con restricciones más estrictas a la actividad, las emisiones diarias de CO2 pueden haberse reducido en hasta un 17 % a escala mundial debido al confinamiento de la población. Puesto que todavía no está clara la duración de las medidas de confinamiento ni su grado de rigor, toda predicción de la reducción total de las emisiones anuales a lo largo de 2020 es sumamente incierta, asegura la OMM.

No obstante, esta reducción es una gota en una piscina inmensa. Las estimaciones preliminares indican que puede haber en 2020 una disminución de las emisiones anuales mundiales de gases invernadero de entre el 4,2 % y el 7,5 %.

“A escala mundial, una reducción de las emisiones de esa magnitud no permitirá reducir la concentración de CO2 atmosférico” dice la Organización Meteorológica Mundial. La concentración de ese gas seguirá aumentando, aunque a un ritmo ligeramente menor (reducción en el crecimiento anual de entre 0,08 y 0,23 ppm).

Se trata de valores compatibles con la variabilidad natural interanual de 1 ppm. “Esto significa que, a corto plazo, el impacto de las medidas de confinamiento aplicadas a raíz de la COVID-19 no puede diferenciarse de la variabilidad natural”, afirma rotundamente la OMM.

La Tierra no había alcanzado los niveles actuales de CO2 en millones de años

Tendencias en 2020

En el Boletín de la OMM sobre los gases de efecto invernadero -uno de los informes más destacados de la organización- se proporciona información sobre la abundancia atmosférica de los principales gases de efecto invernadero de larga duración: el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso.

El boletín se basa en las observaciones y mediciones del Global Atmosphere Watch Programme de la OMM y las redes asociadas, que incluyen estaciones de vigilancia atmosférica en regiones polares remotas, zonas de alta montaña e islas tropicales.

Esas estaciones han seguido funcionando a pesar de que las restricciones impuestas a raíz de la COVID-19 dificultan las operaciones de reabastecimiento y la rotación del personal en lugares a menudo aislados y sujetos a condiciones difíciles.

Dióxido de carbono

De todos los gases de efecto invernadero de larga duración fruto de las actividades humanas, el CO2 es el que tiene una presencia más importante en la atmósfera, y es el responsable de aproximadamente dos tercios del forzamiento radiativo.

Por forzamiento radiativo se entiende la diferencia entre la luz solar absorbida por la Tierra y la energía irradiada de vuelta al espacio. Los gases de efecto invernadero tienen la capacidad de funcionar como una manta, que atrapa el calor reflejado por el planeta y no deja que regrese al espacio.

La concentración media anual de CO2 a escala mundial era de aproximadamente 410,5 ppm en 2019.

El aumento en la concentración de CO2 registrado entre 2018 y 2019 fue superior al observado entre 2017 y 2018 y también a la media del último decenio.

En 2019, las emisiones procedentes de la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento, la deforestación y otros cambios en el uso de la tierra dispararon las concentraciones de CO2 atmosférico hasta un valor equivalente al 148 % del nivel preindustrial de 278 ppm, que representa el punto de equilibrio de los flujos entre la atmósfera, los océanos y la biosfera terrestre.

Durante la última década, alrededor del 44 % del CO2 ha permanecido en la atmósfera, mientras que el 23 % ha sido absorbido por los océanos, el 29 % por la tierra y el 4 % restante no ha sido atribuido.

Metano

La concentración de metano, un potente gas de efecto invernadero cuya permanencia en la atmósfera es inferior a un decenio, aumentó en un 260 % con respecto a los niveles preindustriales al situarse en 2019 en 1.877 ppm.

El aumento registrado entre 2018 y 2019 fue ligeramente inferior al observado entre 2017 y 2018, pero siguió siendo mayor que la media del último decenio.

El metano es el causante de aproximadamente el 16 % del forzamiento radiativo debido a los gases de efecto invernadero de larga duración.

Cerca del 40 % de ese gas que se emite a la atmósfera procede de fuentes naturales (por ejemplo, humedales y termitas), mientras que aproximadamente el 60 % proviene de fuentes antropógenas (por ejemplo, ganadería de rumiantes, cultivo de arroz, explotación de combustibles fósiles, vertederos y combustión de biomasa).

Óxido nitroso

El óxido nitroso, que es tanto un gas de efecto invernadero como un producto químico que agota la capa de ozono, alcanzó 332 ppm en 2019, esto es, un aumento del 123 % con respecto a los niveles preindustriales. El incremento en la concentración de ese gas entre 2018 y 2019 también fue menor al observado entre 2017 y 2018, y prácticamente igual a la tasa de aumento medio de los últimos 10 años.

Observaciones en todo el mundo

El Boletín de la OMM sobre los gases de efecto invernadero se basa en las cifras medias mundiales de 2019. Los datos de estaciones individuales evidencian que la tendencia al alza continúa en 2020.

La media mensual de la concentración de CO2 en la estación de referencia de Mauna Loa, en Hawai, fue de 411,29 ppm en septiembre de 2020, frente a las 408,54 ppm de septiembre de 2019.

En la estación del cabo Grim, en Tasmania (Australia), las cifras fueron de 410,8 ppm en septiembre de 2020, frente a las 408,58 ppm registradas en 2019.

 



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