La desaparición de la vegetación en el Sahara y un aumento de las emisiones de polvo sahariano provocaron una megasequía de mil años en Asia hace 5.000 años



Hace entre cinco y cuatro mil años, las megasequías paralizantes llevaron a la ruptura de civilizaciones antiguas en partes de África y Asia. Desde el colapso del Imperio acadio de Mesopotamia a la desurbanización de la civilización del Indo o la expansión del pastoreo a lo largo del Nilo, son todos ejemplos de cambios sociales que se han relacionado con extremos climáticos durante este período conocido como Holoceno.
Sin embargo, hasta ahora nunca se ha definido el alcance de estos extremos climáticos en el sudeste asiático continental (MSEA) ni su causa que podría estar relacionada con la desaparición de la vegetación del Sahara Verde y un aumento de emisiones de polvo sahariano a la atmósfera que cambiaron los patrones climáticos de la época según un estudio de un equipo de investigadores de la Universidad William Paterson de Estados Unidos.
Pese a la evidencia arqueológica que muestra un cambio en los patrones de asentamiento humano en toda la región durante este período la investigación buscó las causas y han presentado la evidencia de registros climáticos de estalagmitas que indican una disminución importante de las lluvias monzónicas en MSEA durante el Holoceno medio a tardío, coincidiendo con la falla del monzón africano durante el final del Sahara Verde.
A través de una serie de experimentos de modelado, el equipo muestra que la vegetación reducida y el aumento de las cargas de polvo durante la terminación del Sahara Verde desplazaron la circulación de Walker hacia el este y enfriaron el Océano Índico, lo que provocó una reducción de las lluvias monzónicas en el continente asiático.
El monzón del sudeste asiático proporciona recursos hídricos críticos a más de 600 millones de personas cada año
«En este estudio, proporcionamos la primera prueba de un fuerte vínculo entre el fin del Sahara Verde y la alteración del monzón del sudeste asiático durante el período del Holoceno medio a tardío», afirma la coautora Kathleen Johnson, profesora asociada de ciencia del sistema terrestre de la Universidad de California Irvine.
«Nuestro registro bien fechado y de alta resolución sugiere una fuerte conexión entre el norte de África y el sudeste asiático continental durante este tiempo».
En laboratorio, midieron las propiedades geoquímicas de los isótopos de oxígeno y carbono, el carbono 14 y trazas de metales que se encuentran en las muestras.
Esto les ayudó a verificar la ocurrencia de la sequía y extrapolar sus impactos en la región.
Johnson explica que combinaron datos del análisis de estos proxies derivados de estalagmitas con una serie de simulaciones de modelos climáticos idealizados.
Eso les permitió investigar las retroalimentaciones océano-atmósfera y las teleconexiones asociadas con un cambio tan abrupto en las precipitaciones.
Los experimentos de modelado sugirieron que la reducción del crecimiento de las plantas en el Sahara condujo a un aumento del polvo en el aire que actuó para enfriar el Océano Índico y desplazar el patrón de circulación de Walker hacia el este, lo que hizo que se comportara de manera similar a los eventos actuales de El Niño.
Esto, en última instancia, condujo a una gran reducción de la humedad del monzón en el sudeste asiático que duró más de 1.000 años, según Johnson.
Los antropólogos y arqueólogos han estudiado previamente los efectos de la desaparición del Sahara Verde, también conocido como el período húmedo africano, en los centros de población más cercanos a Asia occidental y el norte de África, destacando el colapso del Imperio acadio de Mesopotamia, la desurbanización de la civilización del Indo (cerca de la actual Pakistán y la India) y la expansión del pastoreo a lo largo del río Nilo.
Pero el vínculo con el origen de la mega sequía del sudeste asiático y los cambios en los patrones de estilo de vida en la región no se habían investigado previamente, según el autor principal Michael Griffiths, profesor de ciencias ambientales en la Universidad William Paterson de Nueva Jersey.
«Los arqueólogos y antropólogos han estado estudiando este evento durante décadas, en términos de adaptaciones sociales y trastornos, pero su causa exacta ha eludido a la comunidad científica«, insiste Griffiths, quien fue un becario postdoctoral apoyado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) en el laboratorio de Johnson y ha colaborado con ella en este tema de investigación durante más de 10 años.
«Los resultados de este trabajo proporcionan una explicación novedosa y convincente del origen de la mega sequía del sudeste asiático y podrían ayudarnos a comprender mejor, en diversos grados, los cambios sociales observados en muchas partes de los trópicos y extratropicales», destaca.
Propone que la mega sequía del Holoceno medio pudo haber sido un impulso para los movimientos masivos de población y la adopción de nuevas estrategias de subsistencia más resistentes, y que ahora debería considerarse como un posible impulsor del inicio de la agricultura neolítica en el sudeste asiático continental.
