El mayor fondo soberano del mundo, el Statens pensjonsfond Utland (SPU) de Noruega, acaba de anunciar que se deshace de sus inversiones en cuatro grandes empresas energéticas por su alta exposición al carbón. Es una señal clara a los mercados sobre las incertidumbres que genera la rentabilidad de las compañías contaminantes en un futuro abocado a la transición energética hacia fuentes limpias de energía.
El Fondo Soberano de Pensiones de Noruega ha vendido activos de la eléctrica alemana RWE, la eléctrica y gasista australiana AGL Energy, el gigante químico y eléctrico sudafricano Sasol, la multinacional suiza dedicada a las materias primas Glencore y el gigante minero británico Anglo-American.
El fondo soberano noruego, administrado por el Norges Bank, el banco estatal del país, es una referencia internacional en inversiones. No solo por sus activos, de los mayores del mundo, con un billón de euros, equivalentes a un año de PIB español, sino también por sus criterios éticos, aprobados por el Parlamento noruego y que son tenidos en cuenta como un estándar internacional de responsabilidad social corporativa.
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La primera aplicación de este nuevo estándar ha llegado ahora con el anuncio oficial de que el fondo soberano se ha desligado de activos comprometidos de esas cinco empresas.
“Para varias de las compañías cuya exclusión se está haciendo pública ahora, la situación del mercado, incluida la liquidez de las acciones individuales, ha significado que haya llevado mucho tiempo vender las acciones de manera razonable. Eso explica por qué ha pasado un largo período de tiempo entre algunas de las decisiones y la publicación”, explica el comunicado oficial del fondo soberano para explicar el tiempo transcurrido desde su cambio de política en junio al anuncio oficial de que ha tomado ya las primeras medidas.
Otras empresas, como Enel, en observación
Además, el fondo noruego de inversiones anuncia que pone en observación a cuatro empresas más: la minera anglo-australiana BHP Billiton, la energética texana Vistra Energy, la eléctrica germana Uniper y el accionista principal de Endesa, la italiana Enel.


En este último caso, relacionado con España, cabe tener en cuenta que Enel anunció en 2019 que espera recortar un 55% el uso de carbón para 2022 y dejarlo en 6,6 GW para esa fecha, lo cual le permitiría entrar dentro de los nuevos estándares del Norges Bank.
En ese sentido, el fondo soberano noruego afirma que la decisión sobre estas empresas en observación se tomará teniendo en cuenta los planes de futuro de cada compañía en relación a la extracción de carbón o el uso del mineral como fuente de generación eléctrica. Asimismo, señala que se valorará el grado de apuesta por fuentes renovables que muestren.
No es la primera vez que el fondo noruego envía una señal a los mercados retirando sus posiciones de empresas contaminantes. También han salido de su cartera recientemente cuatro compañías canadienses por su alto nivel de emisiones de CO2 y su dedicación a la extracción de hidrocarburos no convencionales con gran impacto ambiental como las arenas bituminosas o tar sands y el fracking: Canadian Natural Resources, Cenovus Energy, Suncor Energy e Imperial Oil, controlada por Exxon Mobil.
Los hidrocarburos, origen del fondo
La trayectoria del fondo soberano noruego está, curiosamente, absolutamente ligada a los hidrocarburos. Fue creado en 1990 para administrar los ingresos que el país obtenía por la explotación de los yacimientos marinos de gas y de crudo que, desde su descubrimiento en 1969, enriquecieron a Noruega.
En aquel momento, el país decidió apostar por la colaboración público-privada. Cedió la explotación a las compañías punteras del mundo, pero se reservó una suculenta parte de los ingresos además de crear una petrolera de capital mixto, la StateOil, ahora conocida como Equinor.
Los impuestos a las empresas que extraen recursos en Noruega, el pago de licencias de exploración y los dividendos de Equinor alimentan al fondo soberano. Este ha diversificado inversiones conociendo que las reservas gasistas son limitadas y que, una vez agotadas, el país tendría que haber destinado los ingresos obtenidos a nuevas actividades que dieran rentabilidad.


La administración del fondo, que depende del Banco Central noruego, destina las rentas del capital a mantener el sistema de pensiones del país. Mientras, los activos no han dejado de crecer, hasta situarlo como el mayor fondo soberano de inversión. Se estima que posee alrededor del 1,5% de todas las acciones cotizadas a nivel mundial.
Al mismo tiempo, el fondo ha desarrollado un código ético para inversiones responsables, que es tenido en consideración en los mercados como un ejemplo de referencia. En ese sentido, tras el anuncio del fondo noruego de su renuncia a apoyar el carbón un total de 631 firmas de inversión internacionales, que gestionan activos por valor de 37 billones de dólares, siguieron ese camino y firmaron el Global Investor Statement to Governments on Climate Change, por el que se comprometen a cumplir los objetivos del Acuerdo de París sobre cambio climático, acelerar la inversión privada para la transición energética y potenciar los informes financieros relacionados con el clima.
El fondo soberano noruego, que debe su riqueza a los hidrocarburos, se vuelve ahora en un gran músculo inversor para conducir la economía hacia un camino más verde.
El coronavirus pasa factura
En plena crisis del coronavirus, el Parlamento Noruego, responsable último del fondo soberano, ha aprobado un movimiento casi sin precedentes en su historia. Ante las previsiones de caída del PIB de un 5% este año para la economía noruega debido a la pandemia, y ante la falta de liquidez, el ministro de Finanzas, Jan Tore Sanner, presentó un presupuesto solicitando retirar 382 millones de coronas suecas, unos 34.000 millones de euros de las reservas del fondo. Es uno de los mayores mordiscos a la hucha del fondo desde su creación en 1996.
La posición del fondo soberano noruego en los mercados bursátiles españoles es notable. A cierre de 2019 tenía 13.500 millones de euros invertidos en bolsa española.
Las cinco posiciones más fuertes ya alcanzan por sí solas los 6.500 millones de euros. Iberdrola es su mayor apuesta, con 2.100 millones de euros; en segunda posición está el Banco Santander con 1.700 millones de euros. Siguen Inditex, con 1.000 millones, después el BBVA, en cuarta posición, con unos 900 millones de euros, y en quinta plaza Telefónica, con cerca de 700 millones de euros.
