El óxido nitroso amenaza las metas propuestas en el Acuerdo de París

El óxido nitroso amenaza las metas propuestas en el Acuerdo de París

Un reciente estudio apunta que durante los últimos 150 años el óxido nitroso ha logrado concentraciones atmosféricas que sobrepasan las estimaciones del IPCC, por lo que es posible que a este ritmo excedamos el límite de 1,5°C propuesto en el Acuerdo de París, alcanzando una subida de 3ºC


El óxido nitroso (N2O), al igual que el dióxido de carbono (CO2) es un gas de efecto invernadero de larga duración que no ha parado de acumularse en la atmósfera durante los últimos 150 años de forma notable, incrementando los efectos del cambio climático y agotando el ozono atmosférico.

Un reciente estudio publicado en la revista científica Nature, dirigido por la Universidad de Auburn y que involucró a 48 instituciones de 14 países, ha realizado un completo inventario de este gas donde se ha demostrado que ha aumentado un 20% en comparación con los niveles preindustriales, de 270 partes por mil millones (ppb) en 1750 a 331 ppb en 2018.

De este modo, el estudio ha afirmado que el N2O está aumentando a una velocidad superior que cualquiera de los supuestos establecidos por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), por lo que, de seguir esta tendencia, se podrían producir incrementos de temperatura media global 3°C superior a los niveles preindustriales.

“Las tendencias actuales de las emisiones de óxido nitroso no son compatibles con el camino que debemos seguir para alcanzar los objetivos propuestos en el Acuerdo de París. Nuestros resultados arrojan que doblaremos el límite de temperatura marcado en 1,5 °C”, ha señalado Robert Jackson, coautor del estudio y profesor de la Universidad de Stanford.

Según ha explicado Hanqin Tian, coautor del estudio y director del Centro Internacional de Investigación sobre el Cambio Climático, la principal fuente emisora del óxido nitroso es la agricultura. En este sentido, Asia, el sur de Asia, África y América del Sur son los principales focos emisores.

No obstante, los científicos matizan que las emisiones de fertilizantes sintéticos dominan las liberaciones en China, India y Estados Unidos, mientras que las principales emisiones de la aplicación de estiércol de ganado como fertilizante se localizan en África y América del Sur.

“La creciente demanda de alimentos y piensos para animales aumentará aún más las emisiones globales de óxido nitroso. Existe un conflicto entre la forma en que nos alimentamos y la estabilidad del clima”, ha explicado Hanqin Tian.

Al mismo tiempo, han indicado que las emisiones de óxido nitroso han disminuido paulatinamente en Europa debido a una serie de factores que pasan por medidas voluntarias para eliminar el N2O de los gases de combustión en la industria del nailon y la introducción de un esquema de comercio de emisiones.

Además, los expertos han informado que la agricultura en muchos de los países del continente se ha movido hacia una más sostenible que hace uso un uso más eficiente de fertilizantes para reducir impactos como la contaminación de las aguas subterráneas y superficiales.

“Europa es la única región del mundo que ha reducido con éxito las emisiones de óxido nitroso en las últimas dos décadas. Las políticas industriales y agrícolas para reducir los gases de efecto invernadero y la contaminación del aire y optimizar la eficiencia del uso de fertilizantes han demostrado ser efectivas”, ha comentado Wilfried Winiwarter, investigador principal del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados en Austria.

Para Rona Thompson, coautora y científica senior del Instituto Noruego de Investigación Aérea, este estudio ha supuesto la obtención de una comprensión integral del inventario de óxido nitroso, incluidos sus impactos climáticos, que “servirá para evaluar y cuantificar medidas para reducir las emisiones de este gas a la par que se mejoran la calidad del agua y aire”.

“Este nuevo análisis exige un replanteamiento a gran escala de las formas en que usamos y abusamos de los fertilizantes nitrogenados a nivel mundial y nos insta a adoptar prácticas más sostenibles en la forma en que producimos alimentos, incluida la reducción del desperdicio de alimentos”, ha concluido Josep Canadell, coautor del estudio.



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