La senda actual de emisiones de CO2 subirá 2,6ºC la temperatura

La senda de emisiones nos lleva a un calentamiento global de 2,6ºC

El Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas (PNUMA) considera poco creíble el objetivo del Acuerdo de París de contener el calentamiento global en 1,5ºC ya que la senda actual de emisiones de CO2 subirá 2,6ºC la temperatura del planeta a final del siglo


La senda de emisiones actual a nivel mundial conllevará un incremento global de la temperatura de 2,4 a 2,6 grados centígrados (ºC) de aquí a final de siglo, según denuncia el Programa de Medio Ambiente de la ONU (PNUMA) que urge a cambiar el «inadecuado progreso» a través de una rápida caída de las emisiones de CO2 porque, en este momento, cumplir con el objetivo del Acuerdo de París (limitar a 1,5ºC el aumento) «no es creíble».

Así lo expone el PNUMA (UNEP, en sus siglas en inglés) en su informe ‘Emissions Gap Report 2022: The Closing Window – Climate crisis calls for a rapid transformation of societies’ (Informe de brecha de emisiones: La ventana que se cierra- La crisis climática llama a una rápida transformación de las sociedades) que estima que es «urgente» acometer transformaciones tanto sectoriales como transversales en materias como la demanda energética, la industria, el transporte, la construcción, la alimentación y los sistemas financieros para contribuir a esquivar el desastre climático.

La directora ejecutiva de la UNEP, Inger Andersen, ha manifestado que el informe expresa en «fríos términos científicos» lo que la naturaleza está diciendo, cada año, a través de las «fatales» inundaciones, tormentas e intensos incendios. «Tenemos que dejar de rellenar nuestra atmósfera con emisiones de gases de efecto invernadero y detenerlas rápidamente», ha asegurado Andersen.

Así, ha indicado que ya hubo oportunidad de acometer cambios graduales pero «ahora el tiempo se ha terminado». «Solo una transformación desde la raíz a las hojas de nuestras economías y sociedades pueden salvarnos de que el desastre climático se acelere», ha advertido.

El informe refleja que a pesar de la decisión de «todos» los países en la XXVI Cumbre del Clima de Glasgow (COP26) se comprometieron a actualizar sus contribuciones nacionales determinadas (NDC) y se comunicaron algunas actualizaciones por parte de algunas naciones, el progreso ha sido «desgraciadamente inadecuado». En concreto, las NDC comprometidas este año 2022 solo suponen 0,5 gigatoneladas de CO2 equivalente, menos de un 1% de las emisiones globales proyectadas para 2030.

Por tanto, el análisis refleja que la «falta de progreso» deja al mundo en un doloroso incremento de la temperatura global por encima del objetivo del Acuerdo del Clima de París (2ºC o preferiblemente 1,5ºC).

Pero incluso, alerta de que los NDC incondicionales se sitúan en una probabilidad del 66% de limitar la temperatura global de calentamiento de 2,6ºC a final de siglo. En el caso de los NDC condicionados, es decir, aquellos que dependen del apoyo externo, la senda se reduciría a 2,4ºC.

De hecho, las políticas actuales podrían dirigir a un aumento de la temperatura global de 2,8ºC lo que aumentaría con creces la brecha entre las promesas y la acción.

Por su parte, el informe del PNUMA expone que en el mejor escenario, es decir, aquel en el que se implantaran por completo, tanto las NDC incondicionales como otros compromisos adicionales de cero emisiones, la temperatura global aumentaría 1.8ºC de aquí a final de siglo. «Así que hay esperanza. Sin embargo, ese escenario no es todavía creíble de acuerdo con la discrepancia entre las emisiones actuales y los objetivos de NDC de cero emisiones a medio y largo plazo.

Reducción drástica de CO2 para 2030

En definitiva, el informe de NDC estima que para lograr cumplir el Acuerdo de París el planeta «necesita reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero a niveles sin precedentes durante los próximos ocho años». Para que el camino sea menos costoso, las emisiones tienen que caer al menos un 45% por encima de las políticas actuales previstas para 2030. Para el objetivo de 2ºC sería necesario un recorte del 30%.

Para lograr tales recortes masivos se necesita una transformación «a gran escala, rápida y sistémica. «Cada fracción de grado importa a las comunidades vulnerables, las especies, los ecosistemas y cada uno de nosotros», ha subrayado Andersen.

El documento apunta que la transformación hasta lograr la neutralidad de las emisiones en la demanda energética, el transporte y la edificación pero requiere que los cambios iniciados se realicen más «mucho más rápido».

Así, señala que la demanda de electricidad está más avanzada y los costes de la electricidad renovable se han reducido dramáticamente, sin embargo el camino del cambio debe incrementar las medidas para garantizar una transición justa y un acceso universal a la energía.

El informe de UNEP plantea una serie de recomendaciones que deben aplicarse «muy rápido» en la industria del transporte, en el sector de las tecnologías de cero emisiones y, para avanzar en esta transformación «todos» los sectores necesitan «prohibir» las nuevas infraestructuras intensivas en combustibles fósiles, avanzar en tecnologías cero en carbono y aplicarlas, además de promover cambios de comportamiento.

Estos cambios para recortar un tercio las emisiones incluyen medidas como la mejora de los ecosistemas naturales, los cambios en la dieta global, la mejora de la producción de alimentos y la descarbonización de la agricultura así como en las cadenas de suministro. Con ello, se podría reducir en torno a un tercio las emisiones en 2050 respecto a los niveles actuales.

Récord histórico de emisiones de Gases Efecto Invernadero

Según un nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los niveles atmosféricos de los tres principales gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) alcanzaron nuevos máximos históricos en 2021, lo cual supone otra fatídica advertencia del cambio climático.

En el Boletín de la OMM sobre los Gases de Efecto Invernadero se explica que, en 2021, se produjo la mayor subida interanual de las concentraciones de metano desde que comenzaron las mediciones sistemáticas hace casi 40 años. La razón de este incremento excepcional no está clara, pero parece ser el resultado de procesos tanto biológicos como provocados por las actividades humanas.

El aumento de los niveles de dióxido de carbono registrado entre 2020 y 2021 fue superior a la tasa media de incremento anual del último decenio. Las mediciones de la red de estaciones de la Vigilancia de la Atmósfera Global (VAG) de la OMM muestran que estos niveles siguen creciendo en 2022 en todo el planeta.

Entre 1990 y 2021, el efecto de calentamiento del clima (denominado “forzamiento radiativo”) provocado por los gases de efecto invernadero de larga duración aumentó casi un 50 %, incremento al que el dióxido de carbono contribuyó en aproximadamente un 80%.

En 2021, las concentraciones de dióxido de carbono fueron de 415,7 partes por millón (ppm), las de metano, de 1.908 partes por mil millones (ppmm), y las de óxido nitroso, de 334,5 ppmm. Estos valores constituyen, respectivamente, el 149%, el 262% y el 124% de los niveles preindustriales, que corresponden a las concentraciones existentes antes de que las actividades humanas empezaran a alterar el equilibrio natural de esos gases en la atmósfera.

El Secretario General de la OMM, profesor Petteri Taalas, declaró que “el Boletín de la OMM sobre los Gases de Efecto Invernadero ha puesto de manifiesto, una vez más, el enorme reto —y la necesidad vital— de adoptar medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y evitar que la temperatura mundial aumente aún más”.

Advirtió de que “el continuo aumento de las concentraciones de los principales gases que retienen el calor y la aceleración sin precedentes de la acumulación de metano en la atmósfera muestran que vamos en la dirección equivocada”.

“Asimismo, señaló que “existen estrategias rentables para hacer frente a las emisiones de metano, especialmente las del sector de los combustibles fósiles, y deberíamos aplicarlas sin demora. Sin embargo, el metano tiene un período de vida relativamente corto, menor a diez años, por lo que su efecto en el clima es reversible. La prioridad principal y más urgente es reducir las emisiones de dióxido de carbono, que son la causa principal del cambio climático y de los fenómenos meteorológicos extremos asociados y repercutirán en el clima durante miles de años, al inducir la pérdida de hielo polar, el calentamiento de los océanos y el aumento de nivel del mar”.

“Tenemos que transformar nuestros sistemas industriales, energéticos y de transporte, y todo nuestro estilo de vida. Los cambios que deben aplicarse son asequibles desde el punto de vista económico y viables en el plano técnico. El tiempo se agota”, aseguró el profesor Taalas.

Récord de emisiones de Metano (CH4)

Evolución de emisiones de Metano

El metano atmosférico es el segundo gas que más contribuye al cambio climático. Su concentración es el resultado de la interacción entre múltiples fuentes y sumideros superpuestos, por lo que es difícil cuantificar las emisiones por tipo de fuente.

Desde 2007, la concentración media mundial de metano atmosférico ha aumentado a un ritmo acelerado. Los incrementos anuales de 2020 y 2021 (15 y 18 ppmm, respectivamente) son los mayores desde que se iniciaron las observaciones sistemáticas de este gas en 1983.

La comunidad científica mundial dedicada al monitoreo de los gases de efecto invernadero aún investiga las causas. Los análisis indican que las fuentes biogénicas, como los humedales o los arrozales, son las que más han contribuido desde 2007 al nuevo aumento de los niveles de metano. Aún no se puede afirmar que los aumentos extremos de 2020 y 2021 constituyan una retroalimentación climática: en un contexto de aumento de las temperaturas, la materia orgánica se descompone más rápido, y si esta descomposición se produce en el agua (sin oxígeno), se generan emisiones de metano. Por tanto, si los humedales tropicales se vuelven más húmedos y cálidos, es posible que se produzcan más emisiones.

Estos aumentos extremos también podrían deberse a la variabilidad natural interanual. En los años 2020 y 2021 se produjeron episodios de La Niña, que se asocian a una mayor pluviosidad en los trópicos.

Emisiones de Dióxido de carbono (CO2)

El dióxido de carbono atmosférico alcanzó en 2021 el 149 % de los niveles preindustriales, principalmente a causa de las emisiones procedentes de la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento. Las emisiones mundiales han repuntado desde que terminaron los confinamientos de 2020 debidos a la pandemia de COVID-19.

Del total de las emisiones causadas por actividades humanas durante el período 2011-2020, cerca del 48 % se acumularon en la atmósfera, el 26 % en los océanos y el 29 % en la tierra.

Resulta preocupante la posibilidad de que, a la larga, los océanos y los ecosistemas terrestres pierdan eficacia como “sumideros” y ello merme su capacidad para absorber dióxido de carbono y evitar aumentos de la temperatura aún mayores. En algunas partes del mundo ya se han detectado ecosistemas terrestres que han dejado de ser sumideros y se han convertido en fuentes de dióxido de carbono



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