Las emisiones de dióxido de carbono, que se redujeron un histórico 5,8% el pasado año por la crisis del coronavirus, subirán en 2021 un 4,8% y rozarán su pico de 2019 a causa del tirón del carbón en países como China e India



El business as usual se vuelve a imponer a las preocupaciones climáticas. Tras un año en el que el parón provocado por el coronavirus había dado un importante respiro al planeta en términos de emisiones de efecto invernadero, la progresiva vuelta a la normalidad social va a traducirse también en un retorno al dióxido de carbono. Y es que el avance de la vacunación en muchos países mportantes y las respuestas fiscales generalizadas a la crisis económica están impulsando las perspectivas de crecimiento económico, lo que provocará un repunte de la demanda de energía en 2021 y la consiguiente subida de los gases de efecto invernadero en la atmósfera. En concreto, las emisiones subirán en 2021 un 4,8% y rozarán su pico de 2019 a causa del tirón del carbón en los grandes emergentes, como China e India, muy superior a la expansión de las renovables.
Así se desprende de un informe publicado este martes por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en el que se destaca que el aumento del 4,5% del consumo de carbón este año representará un 60% más que la contribución adicional de todas las renovables juntas al alza de la demanda energética. De hecho, el uso de carbón va a superar su nivel de 2019 y se acercará a su máximo histórico desde 2014, con el sector eléctrico representando las tres cuartas partes de este aumento.
“Se prevé que las emisiones globales de carbono aumenten en 1.500 millones de toneladas este año, impulsadas por el resurgimiento del uso del carbón en el sector energético. Esta es una advertencia terrible de que la recuperación económica de la crisis de Covid es actualmente cualquier cosa menos sostenible para nuestro clima ”, ha advertido Fatih Birol, Director Ejecutivo de la IEA. Para este economista y experto en energía turco, la Cumbre de Líderes sobre el Clima organizada por el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, esta semana es «un momento crítico para comprometerse con una acción clara e inmediata en el futuro y preparar la COP26 en Glasgow».


En total, la demanda energética subirá en conjunto un 4,6%, lo que compensará con creces el descenso del 4% de 2020, y procederá en un 70% de los países en desarrollo. Pero el principal problema de esta recuperación es que los combustibles fósiles también están en camino de crecer significativamente en 2021, y tanto el carbón como el gas aumentarán por encima de sus niveles de 2019. El petróleo también se está recuperando con fuerza, pero se espera que se mantenga por debajo de su máximo de 2019, ya que el sector de la aviación sigue bajo presión.
De hecho, el aumento esperado en el uso de carbón eclipsa el de las energías renovables en casi un 60%, a pesar de la aceleración de la demanda de estas últimas. Eso sí, más del 80% del crecimiento proyectado en la demanda de carbón en 2021 provendrá de Asia, liderado por China. El uso de carbón en los Estados Unidos y la Unión Europea también está en camino de aumentar con respecto a 2020, pero se mantendrá muy por debajo de los niveles previos a la crisis.
Crecimiento insuficiente de las renovables
A pesar de este difícil panorama general en cuanto a emisiones, hay algunos puntos positivos en el informe de la AIE. Y es que se prevé también que la generación de electricidad a partir de energías renovables aumente en más del 8% en 2021, lo que representa más de la mitad del aumento del suministro eléctrico general en todo el mundo pero sigue siendo «insuficiente para combatir la crisis climática». En este sentido, la mayor contribución a ese crecimiento proviene de la energía solar y eólica, que están en camino de su mayor aumento anual en la historia.
En concreto, se prevé que la generación de electricidad a partir del viento crezca en 275 teravatios-hora, o alrededor del 17%, con respecto al año pasado. Por otro lado, se espera que la generación de electricidad a partir de energía solar fotovoltaica aumente en 145 teravatios-hora, casi un 18% más que el año pasado, por lo que su producción combinada está en camino de alcanzar más de 2800 teravatios-hora en 2021.


Se espera que las energías renovables proporcionen el 30% de la generación de electricidad en todo el mundo en 2021, su mayor participación en la combinación de energía desde el comienzo de la Revolución Industrial. Además, las cifras suponen un gran crecimiento de este modelo de generación de energía, ya que en 2019 suponían apenas el 27% del total. Se espera que China represente casi la mitad del aumento mundial en la generación de electricidad a partir de energías renovables, seguida de Estados Unidos, la Unión Europea e India, aunque este crecimiento es todavía insuficiente para lograr los objetivos de reducción de emisiones que muchos países se han impuesto para 2030 y 2050, sobre todo si se combina con una recuperación del carbón, verdadero agujero negro del calentamiento global.
El hecho de que el uso del carbón para generar energía eléctrica en 2021 va a dispararse debido principalmente a las previsiones de aumento de la demanda en China e India es un golpe especialmente duro para la lucha climática global porque continuar usando carbón para fines energéticos es totalmente incompatible con la reducción global de emisiones. Según los cálculos de Naciones Unidas, el uso global de carbón en la generación de electricidad debe para 2030 caer un 80% por debajo de los niveles en los que se usaba en 2010, un camino difícil en el que encima este 2021 va a suponer un paso atrás.
La ONU considera también que es clave que la inversión se traslade por completo a proyectos de energías renovables, ya que los beneficios de eliminar una energía sucia como esta exceden los medioambientales y se extienden a la salud: la contaminación del aire relacionada con los combustibles fósiles causa 1 de cada 5 las muertes a nivel mundial cada año. Pero este organismo internacional también apela a la lógica ecónomica debido a que, prácticamente en todos los mercados, ahora es más barato construir nueva capacidad de energía renovable que nuevas plantas de carbón.
