El Gobierno va a solicitar a la UE las ayudas directas a fondo perdido del programa de recuperación para los próximos tres años, pero por ahora no reclamará los casi 70.000 millones en préstamos para evitar endeudarse mucho a corto plazo



La colaboración económica europea es clave para que España pueda salir de la crisis que está provocando la pandemia de coronavirus. Hace apenas una semana, el Gobierno ya anunciaba que utilizaría el apoyo financiero de Europa para unos presupuestos de recuperación que tendrán un 37% de inversiones en materia de transición ecológica, una de las “políticas tractor para tirar de la economía nacional”. Sin embargo, y aunque el Gobierno celebró tras la cumbre comunitaria de julio que Bruselas desbloqueara 140.000 millones de euros en ayudas para nuestro país, es posible que, al menos a corto plazo, solo se reclamen 72.000 millones, algo más de la mitad de esa cantidad. El motivo: la reticiencia a endeudarse y la posibilidad de reclamar esos fondos europeos más tarde si fueran necesarios.
Según han apuntado fuentes de La Moncloa y del ministerio de Economía al diario El País, por el momento España reclamará las ayudas directas a fondo perdido, unos 72.700 millones que no hay que devolver, y renunciará por el momento a los otros 67.300 millones en préstamos. De hecho, el propio Ejecutivo subraya que esos fondos europeos solo se pedirán si se necesitan, algo que sucedería en cualquier caso para el periodo de 2024 a 2026.
Eso sí, el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya daba alguna pista de sus intenciones cuando presentaba su proyecto de presupuestos. En ese momento, el ejecutivo anunciaba una inversión de 72.000 millones de euros en el periodo 2021-2023 que proceden del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (59.000 millones) y del fondo ‘React-Eu’ (12.400 millones). Es decir, ya asumía que, por el momento, solo íbamos a contar con la parte de transferencias y no con los créditos.
Según apunta El País, España no es el único país que se plantea esta estrategia, ya que Portugal e Italia podrían optar por hacer lo mismo, e incluso Francia puede llegar a plantearse renunciar a una porción de los fondos europeos que le corresponden vía créditos. Los motivos están claros: por un lado, las compras multimillonarias del Banco Central Europeo (BCE) han reducido al mínimo los tipos de interés que pagan todos estos países por su deuda, por lo que no hay incentivos para endeudarse por otro lado. Además, todavía no está claro que podrían exigir otros países europeos a cambio de esos créditos ni hay suficiente capacidad administrativa para gastarse todo ese dinero, por lo que se prefiere esperar.
Aunque por el momento el Gobierno no ha sido tan explícito como primer ministro portugués, António Costa, que ya ha dicho públicamente que renuncia a los préstamos que le corresponden, en la versión preliminar del Plan de Recuperación enviada la semana pasada a Bruselas se aclara que España también va a pedir todas las transferencias directas pero ni un solo céntimo en préstamos. “La Comisión Europea permite pedir los préstamos hasta julio de 2023. ¿Qué ganamos pidiéndolos ahora? Lo haremos, si lo necesitamos, para el periodo 2024-2026”, admiten a El País fuentes gubernamentales.
«Es un gran acuerdo para Europa y para España; no les quepa duda que hoy se ha escrito una de las páginas más brillantes de la historia de la UE», aseguraba Sánchez en rueda de prensa en Bruselas allá por el mes de julio después de lograrse por fin el consenso europeo sobre la recuperación, llegando a definir el proyecto como un ‘Plan Marshall’. Pero, por ahora, solo llegará la mitad.
