El 70% de Europa se ve afectada por fenómenos extremos persistentes

El 70% de Europa se ve afectada por fenómenos extremos persistentes

Especialmente en Europa, pero también en Rusia, los patrones climáticos persistentes han aumentado en número e intensidad durante las últimas décadas, acompañados de fenómenos climáticos extremos que ocurren simultáneamente en diferentes lugares y por más tiempo


Los últimos años han demostrado que la rápida expansión del cambio climático se observa no solo en el aumento progresivo de las temperaturas, sino también en el incremento, tanto en número como en intensidad, de los fenómenos extremos, que pueden verse empeorados por las condiciones meteorológicas persistentes.

Un ejemplo de esto se vio en los veranos de Europa en 2010 y 2018, donde los patrones dinámicos de la circulación atmosférica jugaron un papel crucial en la extensión de los eventos extremos, en concreto las olas de calor, aunque también las inundaciones o las sequías.

A raíz de estos sucesos, un grupo de científicos liderados por Peter Hoffmann, del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK), decidió analizar la persistencia de condiciones climáticas específicas comparando millones de patrones sucesivos de circulación meteorológica en todo el mundo durante los últimos 40 años.

Entre ellos, observaron especialmente los eventos extremos individuales, la ola de calor de 2010 sobre Rusia y el extraordinario verano seco sobre Europa en 2018. Gracias a su análisis descubrieron que los patrones climáticos en general son más persistentes ahora que hace algunas décadas.

“Especialmente en verano, las olas de calor a menudo duran más ahora, y también los eventos de lluvia tienden a durar más y ser más intensos. Cuanto más duran estas condiciones meteorológicas, más intensos pueden volverse los extremos, tanto en el lado cálido y seco como en el lado de la lluvia constante”, señala Peter Hoffmann.

Patrón de tendencia observado con el índice de persistencia meteorológica. Solo las tendencias positivas y significativas se muestran como contornos y sombreados, respectivamente | Foto: Nature

El aumento de las condiciones climáticas persistentes se debe en gran medida a cambios dinámicos en la atmósfera, ya que los vientos del oeste tienden a dejar de impulsar los sistemas climáticos que, por lo tanto, se vuelven más persistentes, convirtiendo algunos días soleados en olas de calor de varias semanas y lluvias intensas en inundaciones.

“En nuestro estudio, mostramos que las condiciones meteorológicas persistentes tienen una similitud cada vez mayor en verano en el Atlántico norte, Europa y Siberia, lo que favorece los fenómenos meteorológicos extremos más pronunciados. Solo en Europa, alrededor del 70% de su superficie terrestre ya se ve afectada por situaciones meteorológicas más persistentes. Esto significa que las personas, especialmente en Europa densamente poblada, probablemente experimentarán más eventos climáticos, también más fuertes y peligrosos», argumenta Peter Hoffmann.

Asimismo, informan que con el método que han desarrollado en el análisis se puede escanear sistemáticamente los campos atmosféricos y ayudar a evaluar hasta qué punto los patrones de circulación meteorológica sucesivos cambian con el tiempo o permanecen estables.

Fred Hattermann, coautor del estudio y también científico de PIK, explica el potencial del nuevo enfoque: “Nuestro método mejora de manera crucial la interpretación de los impactos climáticos a largo plazo. Al aplicar la misma metodología a la salida del modelo climático, no vemos un aumento comparable en la persistencia del clima, especialmente no en Europa”

“Los modelos climáticos pueden haber sido un poco demasiado conservadores, subestimando el aumento de la persistencia del clima, subestimando así los extremos climáticos en Europa. Esto se vuelve cada vez más importante con el cambio climático en curso”, añade.

Para contrarrestar esta tendencia, los expertos subrayan la necesidad de reducir la emisión de gases de efecto invernadero y, en consecuencia, limitar el incremento medio mundial de temperatura que, por ahora, parece que podría llegar a los 2,7 grados Celsius para el 2100.



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