Ganar la batalla al cambio climático depende del éxito del histórico Acuerdo de París de 2015. Por primera vez, un estudio evalúa de manera científica la eficacia de los gobiernos a cumplir sus compromisos de reducción de emisiones y sitúa a Europa a la cabeza y a Estados Unidos en la cola



En diciembre de 2015 tuvo lugar en París la vigésimo primera sesión de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21) de la que nació el Acuerdo de París, un pacto histórico que tiene como misión combatir el cambio climático a través de la reducción de gases de efecto invernadero, adaptarse a sus efectos y acelerar e intensificar las acciones e inversiones necesarias para un lograr un futuro sostenible.
El objetivo central del Acuerdo de París es conseguir que el aumento de la temperatura mundial en este siglo sea inferior a los 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar aún más el aumento de la temperatura y que solo alcance los 1,5 grados centígrados.
A través del establecimiento de contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés) los países establecen sus propios compromisos, con una hoja de ruta con hitos de reducción de emisiones según los años, con el horizonte de 2050 para alcanzar el cero carbono para la mayoría de países. Sin embargo, algunos países como China se han marcado el año 2060 como meta o India el 2070.
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Nature Climate Change es el primero en proporcionar pruebas científicas que evalúan la eficacia de los gobiernos en el cumplimiento de sus compromisos con el Acuerdo de París para reducir las emisiones de CO2 causantes del cambio climático.
La investigación revela que los países con las promesas más audaces son también los que tienen más probabilidades de alcanzar sus objetivos. Europa se sitúa a la cabeza con los compromisos más fuertes que son también los más creíbles; sin embargo, los resultados sugieren que Estados Unidos, a pesar de tener un compromiso menos ambicioso en el marco de París, no se espera que cumpla sus promesas.
Ambición y credibilidad
El estudio de la Escuela de Política y Estrategia Global de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) integra una novedosa muestra de inscritos en la Conferencia de las Partes (COP), formada por más de 800 expertos diplomáticos y científicos que, durante décadas, han participado en los debates sobre política climática. Era importante encuestar a este grupo de expertos porque son las personas que están «en la sala» cuando se toman las decisiones políticas clave y, por tanto, están en una posición única para evaluar lo que sus países y otros países pueden conseguir.
Se les pidió que calificaran a los países miembros -incluido su propio país- para medir la ambición de los compromisos respecto al Acuerdo de París, es decir, cuánto se ha comprometido cada país a hacer para mitigar el calentamiento global, en comparación con lo que podrían hacer, dada su fortaleza económica, para evitar una crisis climática. También se les pidió que evaluaran el grado de credibilidad de las promesas de los países.
«Encontramos que la calidad de las instituciones políticas nacionales es el principal factor que explica la variación en la credibilidad, y la credibilidad de Europa es excepcionalmente alta«, señala David Victor, profesor de innovación industrial en la Escuela de Política y Estrategia Global de la Universidad de California en San Diego y codirector de la Iniciativa de Descarbonización Profunda.
«Las promesas de los acuerdos no son jurídicamente vinculantes, por lo que el éxito del acuerdo se centra en la confianza del sistema en que, cuando los gobiernos hacen promesas, van a cumplirlas», advierte.
Se seleccionó un subconjunto de respuestas a la encuesta de ocho países, además de la UE, por ser las más relevantes para la política de mitigación del clima. Los objetivos de Europa son los más ambiciosos y creíbles. A Europa le siguen China, Australia, Sudáfrica e India. Estados Unidos y Brasil ocupan el último lugar en la categoría de credibilidad y el penúltimo, después de Arabia Saudí, en términos de ambición.
En este análisis, los expertos de los países norteamericanos fueron los más pesimistas sobre sus compromisos, tanto en su impulso como en su capacidad para alcanzar los objetivos climáticos del acuerdo.
Victor Añade que, «de todas las respuestas se desprende que Estados Unidos está claramente en apuros, incluso con la reciente Ley de Reducción de la Inflación que se ha promulgado, lo que ocurrió después de que terminara nuestro estudio. Aunque la legislación es un gran paso en la dirección correcta, no ofrece la misma inversión que muchos otros países ya han comprometido. Creo que las principales cuestiones que plantea nuestro estudio son cómo puede Estados Unidos aumentar su credibilidad y por qué la credibilidad es un problema».
Los autores consideran que se espera que China y otros países no democráticos cumplan sus promesas no sólo porque muchos de ellos tienen promesas menos ambiciosas, sino porque también tienen sistemas administrativos y políticos que facilitan la aplicación de las complejas políticas nacionales necesarias para alinear sus países con los compromisos internacionales.
