El informe sobre el estado del clima de Europa 2020 muestra un continente asediado por los impactos del cambio climático en el que la temperatura media se ha incrementado en 2,2 grados Celsius, el doble que la media mundial



2021 debe ser el año de la acción climática, un año en el que comencemos a cumplir lo establecido en el Acuerdo de París a través de una serie de medidas coherentes y ambiciosas. Pero antes de recorrer ese camino, la humanidad debe estar segura de a lo que se enfrenta con ayuda “de pruebas científicas consistentes y fiables”.
Precisamente, la Organización Meteorológica Mundial (OMM), como antesala a la Cumbre del Clima que el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha organizado para este jueves y viernes, lanzó esta semana su informe sobre el estado del clima del 2020 con datos relevantes sobre nuestra situación climática y líneas de actuación. Ahora, el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (CS3) hace lo propio con un documento enfocado a estado del clima en Europa.
“Este informe proporciona un análisis detallado del estado climático del año pasado, con descripciones las condiciones climáticas y fenómenos meteorológicos extremos extrapolados a variaciones en clima de totas las partes del sistema climático terrestre. También se ofrecen tendencias a largo plazo de los indicadores clave”, señalan desde el CS3.
Así pues, el informe comienza advirtiendo que la temperatura del continente el año pasado fue por lo menos 0,4 grados Celsius más cálido que los siguientes años más cálidos que, como curiosidad, todos tuvieron lugar en la última década. Sobre todo, el invierno del 2020 fue memorable al ser 1,4°C más cálido que el anterior récord.


Estas condiciones favorecieron la aparición de días en lo que Europa sufrió estrés por calor que, sobre todo, se vieron motivados por la mayor cantidad de radicación solar recibida. En este sentido, el 2020 europeo vivió el mayor periodo de horas de sol recibidas desde que comenzaron los registros satelitales en 1983.
“En junio del 2020, Escandinavia y Europa del este experimentaron una gran cantidad de horas cálidas durante el día. En agosto, las altas presiones trajeron aire caliente de África que elevó la temperatura de la superficie resultando también en noches cálidas en Europa occidental. Ninguna de las olas de calor vividas fue tan intensas y duraderas como las de los últimos años”, afirman desde el CS3.
En cuanto al agua, las temperaturas superficiales de los lagos fueron tan solo 0,3°C superiores al periodo de referencia 1996-2016 y estuvieron lejos de superar el récord de 0,8°C de 2018. Aun así, suponen una prueba más de que las temperaturas de las masas de agua del interior no para de incrementarse, en este caso, a un ritmo de 0,4°C por década.
Por su parte, si bien las precipitaciones se mantuvieron dentro de la media a pesar del amplio grado de anomalías, la humedad en su conjunto se vio por debajo del promedio. Según el informe, se situaron casi al mismo nivel que los registrados en el 2019, los más bajos desde 1979.


“La mayor parte de Europa estuvo dominada por déficits dado el incremento de las temperaturas. Solo noreste del continente experimentó un superávit durante el invierno y la primavera, así como Europa central durante el verano y el otoño”, destacan.
“Después de la tormenta Alex, el continente vivió una transición de húmedo a seco que tuvo un impacto apreciable en el crecimiento de la vegetación y la humedad del suelo en todo el continente”, añaden.
Esta falta de humedad fue un factor más que avivó los incendios forestales en Europa, aunque el informe señala que “el número de incidentes estuvo dentro de la media en el 2020”.
Las condiciones del Ártico
El Ártico es una de las regiones del mundo que está viviendo con mayor intensidad los estragos del cambio climático. De hecho, se dice que zona se está calentando a un ritmo dos veces superior al resto del planeta, y eso es algo que se deja ver en los datos del informe.
Así, el 2020 fue el segundo año más cálido registrado en el Ártico con una temperatura 2,2°C por encima de la media. El verano fue excepcional en este sentido ya que en lagunas zonas las anomalías lograron sobrepasar los 6°C, las más altas en el mundo.
“En Siberia, las temperaturas estuvieron 4,3°C por encima del periodo de referencia y fueron 1,8°C más altas que el anterior récord. Esto dio lugar a uno de los espesores de nieve más bajos, menos albedo y, por desgracia, impulsó el nacimiento de incendios forestales”, confirman.


El hielo marino alcanzó en septiembre su segundo mínimo desde 1979 solo por detrás del récord del 2012. No obstante, el 2020 se queda con conseguir la menor extensión para el mes de julio y octubre, “debido a la escasa presencia de hielo marino en la costa de Siberia vinculado a las altas temperaturas”.
Según Copernicus, estas altas temperaturas, junto a las bajas vividas durante los tres primeros meses del año, pueden explicarse por la aparición de un vórtice polar especialmente fuerte que, además, condujo a un récord agotamiento del ozono en marzo en el hemisferio norte.
Tendencias a largo plazo
Todos estos indicadores han ayudado a elaborar tendencias a largo plazo que, según el servicio climático, no son muy halagüeñas. Así pues, en lo que respecta a las temperaturas, destaca que si el Acuerdo de París se limitase a nuestro continente estaríamos lejos de cumplirlo porque Europa ha sufrido un aumento medio de 2,2°C por encima de los niveles industriales y el Ártico de 3°C.
“Europa también se ha calentado más rápido que cualquier otro continente en las últimas décadas. Esto está relacionado con dos aspectos del cambio climático inducido por el hombre: un mayor calentamiento en la tierra que en el mar y un mayor calentamiento en las latitudes altas del norte que más al sur”, señala Copernicus.
Los gases de efecto invernadero, por su parte, no han parado de incrementarse. En el caso del dióxido de carbono (CO2), lo ha hecho a un ritmo de 0,6% desde el 2010 y el metano (CH4) a un 0,4%.
?The #CopernicusClimate Change Service’s report on the European State of the Climate for 2020 has been released, which puts last year’s climatic conditions into context with long-term trends. #EarthDay #EarthDay2021
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— Copernicus ECMWF (@CopernicusECMWF) April 22, 2021
La pérdida constante de hielo marino y hielo posado ha incrementado el nivel del mar alrededor de 8cm entre 1993 y el 2020. Esto quiere decir que nuestro continente está sometido a un incremento de entre dos y cuatro milímetros por año.
“Es importante destacar que el informe coloca los datos del año pasado en un contexto a más largo plazo, lo que permite explorar las tendencias”, explica Freja Vamborg, científica senior de C3S, que recopila el informe. «Esto es vital para crear una imagen significativa del clima».
“Es imperativo más que nunca que usemos la información disponible para actuar, mitigar y adaptarnos al cambio climático, y acelerar nuestros esfuerzos para reducir los riesgos futuros”, concluye el director de C3S, Carlo Buontempo.
