Un estudio internacional en el que ha participado la Universidad de Granada ha logrado importantes avances en la caracterización hidrológica de suelos, que permitirán mejorar las previsiones climáticas y la autosuficiencia hídrica de países y regiones



Conocer el almacenamiento y transmisión del agua en las zonas no saturadas, donde las plantas toman los nutrientes, sigue estando limitado por la dificultad técnica y el elevado coste que supone medirlo con precisión. Por ello, la Universidad de Granada, en colaboración con la organización científica neozelandesa Manaaki Whenua-Landcare Research, ha presentado una mejora sobre la estimación de las propiedades hídricas.
Los modelos climáticos actuales no cuentan con las zonas saturadas, ésta es la razón por la que fallan, según el nuevo estudio. Conocer cómo se mueve el agua, tanto en estado líquido como gaseoso, permite cuantificar con mayor precisión y mejorar los modelos conocidos a nivel global. Así, los avances en la caracterización hidrológica que supone esta investigación contribuirán a importantes beneficios en el aprovechamiento de los recursos del agua y del suelo en todo el mundo, además de mejorar las previsiones de los modelos climáticos.
“Una vez que se incorpore esta información, se podrían predecir mejor los escenarios del cambio climático”, según afirma para El Ágora Jesús Fernández Gálvez, profesor titular e investigador de la UGR. Añade que “se podrá comprobar si dentro de 50 años el planeta se degradará como apuntan las creencias actuales o no”.


Entre los avances más novedosos destaca el trabajo que ha permitido generalizar los procedimientos para la determinación directa de los parámetros hídricos para cualquier tipo de curva de retención y conductividad hidráulica, sin necesidad de información adicional sobre la textura del suelo.
Los modelos más utilizados han asumido hasta ahora que las partículas del suelo son esféricas, con densidad constante independientemente de su tamaño y que actúan en un sistema poroso del suelo. Sin embargo, en un suelo real, la geometría de los poros varía con el tamaño de las partículas, lo que lleva a una relación compleja entre el radio de las partículas y el radio de los poros, según este estudio internacional.
Otra mejora de la investigación reside en llevar a países y a regiones a una autosuficiencia hídrica sin que tengan que depender de otros. Reconvertir regiones de montaña en pasto y zonas agrícolas conlleva al abaratamiento de los productos, lo que supone asegurar el abastecimiento de alimentos para satisfacer las necesidades de la población, reducir los costes al no tener que importar los productos y proteger de las fluctuaciones de precios del género agrícola.
Uno de los objetivos que persigue Nueva Zelanda es convertirse en un país autosuficiente.
Al igual que España la fuente principal de capital es el turismo, sobre todo, de aquellos interesados en la naturaleza. Actualmente viven con la amenaza de una especie invasora de pino, Quecus, que se propaga con facilidad por toda la región afectando al paisaje y biodiversidad típico del lugar, en especial afecta al ciclo hidrológico del suelo. Por ello el país, consciente de la situación, destina recursos económicos en la lucha contra esta especie que aniquila su flora y fauna.
Otro problema que afecta a Nueva Zelanda es que la mayoría de los productos agrícolas que se consumen son importados desde Australia. Gracias a esta mejora, podrán crear regiones autosuficientes que generen su propia comida abaratando el producto y creando más puestos de trabajo.