Un estudio publicado en Science demuestra con datos satelitales que los huracanes se han ido acercando a las costas de todo el mundo a razón de 30 kilómetros por década. Si bien estos fenómenos no suelen tocar tierra, esta tendencia puede motivar la aparición de cuantiosos daños en las poblaciones costeras



De acuerdo con el Imperial College de Londres, casi un centenar de huracanes se desarrollan cada año sobre los océanos, llegando en ocasiones a tierra firme donde causan grandes destrozos valorados en miles de millones de dólares. De hecho, según el investigador Shuai Wang, del Departamento de Física de la entidad educativa, se tratan de los peligros naturales más devastadores que nos afectan.
Si bien esto demuestra que nuestra relación con los huracanes es más bien tormentosa, los nuevos estudios apuntan a que los vientos seguirán soplando en nuestra contra por culpa de la influencia del cambio climático y su afán por incrementar el número y la dureza con la que nos azotan estos fenómenos.
Por ejemplo, el más reciente de ellos, publicado en Science y encabezado por Shuai Wang, demuestra que los huracanes no han parado de desplazarse cada vez más hacia las costas durante los últimos 40 años, en vez de permanecer en el interior de los océanos, incrementando así el número de daños que provocan.
“Nuestro estudio muestra que probablemente se estén volviendo más destructivos a medida que pasan más tiempo a lo largo de las costas en sus intensidades más altas. El riesgo para algunas comunidades costeras de todo el mundo puede estar aumentando y eso tendrá profundas implicaciones en las próximas décadas”, señala el experto.


Para llegar a sus conclusiones, Shuai Wang y su equipo analizaron la formación, el movimiento y la intensidad de los huracanes, principalmente a través de datos recopilados por satélites entre el 1982 y 2018. Gracias a la información obtenida, descubrieron que, aquellos que adquirían una máxima intensidad, se acercaban de media 30 kilómetros más a las costas por década.
En este sentido, los autores aclaran que estos aumentos no significan que más huracanes toquen tierra, sino que se acercan más a ella y, por lo tanto, provocan daños derivados de su presencia, tal y como lo hizo el huracán Sandy en 2012 o el huracán Dorian en 2019. Según los expertos, ambos provocaron cuantiosos daños antes de tocar tierra.
“Necesitamos comprender todos los aspectos de los huracanes. Este nuevo estudio demuestra cómo se han visto alteradas sus ubicaciones. Este aspecto recibe menos atención que los cambios en la intensidad de los huracanes, pero en realidad es igual de importante”, comenta Ralf Toumi, coautor del estudio.
Según el Imperial College de Londres, anteriores estudios han demostrado que los huracanes se volvían más intensos a medida que se situaban en mayores latitudes, sin afirmar que necesariamente esas tormentas hayan sido más o menos devastadoras.
“Los nuevos hallazgos muestran que los huracanes de máxima intensidad también están migrando hacia el oeste, acercándolos a las costas y aumentando su potencial de daño. Esta migración parece estar impulsada por una anomalía en el flujo subyacente en la atmósfera”, subraya la entidad en un comunicado.
De acuerdo con los autores, por ahora se desconoce el mecanismo exacto que impulsa a los huracanes hacia esa dirección, pero “puede deberse al mismo mecanismo subyacente para la migración de huracanes hacia los polos, ya que el aumento de las temperaturas hace que los patrones atmosféricos cambien”, resaltan.
Para evitar que esta incógnita quede en el aire, el siguiente paso de los investigadores será analizar a fondo esta cuestión y, quien sabe, poder conseguir algo de calma después de la tempestad.
