Un reciente estudio ha descubierto que más de 10.000 terremotos ocurridos entre 2006 y 2019 tuvieron como origen distintos huracanes que se originaron cerca. Según la investigación, no todos los huracanes pueden crear terremotos, pero cuando lo hacen, los movimientos sísmicos pueden alcanzar una magnitud de 3,5 en la escala de Richter



La primera acepción del diccionario de la Real Academia Española define a los terremotos como una “sacudida violenta de la corteza y manto terrestres, ocasionada por fuerzas que actúan en el interior de la Tierra”. Sin embargo, algunos estudios apuntan a que estos también se pueden originar por otros medios, como la descongelación de las capas de hielo y ahora, como novedad, a través de los huracanes.
Así lo ha destacado una reciente investigación publicada en la revista científica Geophysical Research Letters en la que un grupo de científicos ha determinado que estos fenómenos atmosféricos extremos son capaces de producir terremotos de hasta 3,5 en la escala sismológica de Richter.
Según explica Wenyuan Fan, profesor asistente de Ciencias de la Tierra, el Océano y la Atmósfera en la Universidad Estatal de Florida y autor principal de un nuevo estudio, durante la temporada de tormentas, los huracanes son capaces de transmitir energía al océano a través de olas, provocando que estás interactúen con la tierra sólida, formando así una intensa actividad sísmica.


Para poder llegar a estas conclusiones, el equipo de expertos llevó a cabo un exhaustivo análisis de los registros sísmicos y oceánicos desde septiembre de 2006 hasta febrero de 2019. Gracias a estos datos, encontraron una conexión entre tormentas fuertes y actividad sísmica intensa cerca del borde de las plataformas continentales o los bancos oceánicos.
Concretamente, encontraron evidencia de más de 10.000 terremotos ocurridos entre 2006 y 2019 en alta mar de Nueva Inglaterra, Florida y el Golfo de México, en Estados Unidos, así como en alta mar de Nueva Escocia, Terranova y Columbia Británica, en Canadá.
«Podemos tener fuentes sísmicas en el océano al igual que los terremotos dentro de la corteza. La parte emocionante es que las fuentes sísmicas causadas por los huracanes pueden durar de horas a días, más o menos el tiempo de vida de un huracán”, ha destacado Wenyuan Fan.
En el estudio, los investigadores han enumerado algunos ejemplos de casos destacables, como el huracán Ike, que en 2008 provocó una actividad de tormenta en el Golfo de México, o el huracán Irene, que en 2011 hizo lo mismo cerca de Little Bahama Bank en la costa de Florida.
No obstante, han apuntado que no todos los huracanes son capaces de producir este tipo de sucesos. Por ejemplo, el huracán Sandy, una de las tormentas más costosas registradas en los Estados Unidos, no provocó terremotos, según los investigadores. Esto sugiere que los terremotos están fuertemente influenciados por las características oceanográficas locales y la topografía del fondo marino, según comenta Wenyuan Fan.
Los huracanes se vuelven más comunes
Una reciente investigación llevada a cabo por la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA) ha destacado, por otro lado, que la actividad de tormentas y ciclones en el Atlántico aumentará entre un 30% y un 45% por encima de lo normal.
En una conferencia sobre ese estudio, Gerry Bell, meteorólogo jefe del Centro de Predicción Climática de la NOAA, ha señalado en una conferencia que el incremento se debe en parte a la desaparición del fenómeno de El Niño en el océano Pacífico.
“El Niño típicamente suprime la actividad de huracanes en el Atlántico. Sin embargo, ahora se ha ido y es posible que veamos una temporada más ajetreada de aquí en adelante”, ha indicado Gerry Bell.
