Del mismo modo que los hielos en el agua, los icebergs pueden llegar a enfriar el agua de los océanos del hemisferio sur, retrasando el cambio climático en esta área entre 10 y 50 años, una circunstancia que no tienen en cuenta los actuales modelos climáticos



El gesto de echar hielo en una bebida para mantenerla fresca, por simple que parezca, si se traslada a un contexto mayor, es capaz de frenar los efectos del cambio climático. Es la premisa de un un reciente estudio, publicado en la revista Nature Climate Change, realizado por investigadores del clima de diversas entidades, como la Universidad de Hawái, El Centro de Física del Clima del IBS o la Universidad Penn State.
El calentamiento global ininterrumpido amenaza la estabilidad de la capa de hielo antártica. Estudios apuntan que las capas de hielo de la Antártida están comenzando a desaparecer como consecuencia del incremento de temperaturas en el agua que rodean al continente.
Esta pérdida de hielo puede observarse a través de dos fenómenos: por un lado, con las corrientes de agua dulce que, posteriormente, acaban en el océano; y por el otro, a través de desprendimientos de hielos, conocidos como icebergs. Este segundo el que más interesa a los científicos. En un futuro que apunta a un mayor incremento de temperaturas oceánicas, se espera una intensificación en la aparición de icebergs. Estos bloques de hielo inmensos pueden persistir durante años y ser transportados por vientos y corrientes a través del océano Austral hasta que alcanzan aguas más cálidas y finalmente se derriten.
Sin embargo, lo que en principio puede ser algo devastador, y realmente lo es, puede tener un efecto secundario beneficioso a corto plazo para los humanos. Del mismo que los hielos en el vaso de refresco, los icebergs pueden enfriar los océanos y frenar a corto plazo los efectos del cambio climático en el hemisferio sur. Además, la descarga de agua dulce de los icebergs impacta las corrientes al reducir la salinidad del océano, por lo que se incrementa ese efecto de enfriamiento.


Para poder llegar a esta conclusión, los expertos realizaron una serie de simulaciones por ordenador sobre los efectos de distintos escenarios del cambio climático, en los que en algunos se incluyeron los efectos combinados de agua dulce y enfriamiento de los icebergs en el océano.
Al desactivar el “efecto iceberg” en su modelo climático, los investigadores descubrieron que estos bloques de hielo pueden ralentizar significativamente el calentamiento inducido por el hombre en el hemisferio sur, impactando los vientos globales y los patrones de lluvia.
«Nuestros resultados demuestran que el efecto del derretimiento antártico y los icebergs debe incluirse en las simulaciones de modelos informáticos del cambio climático futuro. Los modelos climáticos utilizados actualmente en la sexta evaluación del cambio climático del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) no tienen en cuenta esto proceso», explica el Dr. Fabian Schloesser, autor principal del estudio.
Por su parte, el doctor Tobias Friedrich, coautor del estudio, advierte que la descongelación de los glaciares y la aparición de icebergs, aunque pueda producir este efecto, también pueden causar otros devastadores, como un aumento del nivel del mar de unos 80 centímetros, que podrían causar la desaparición de muchas regiones costeras y comunidades de todo el mundo.
No obstante, Axel Timmermann, coautor del estudio y director del Centro de Física del Clima del IBS, destaca que, aunque eso ocurra, el efecto iceberg puede retrasar el calentamiento futuro en ciudades como Buenos Aires y Ciudad del Cabo en 10-50 años, así como la subida del nivel del mar debido a que, a causa del enfriamiento, el hielo tardará más en derretirse, aunque no lo evitará.
De este modo, los científicos explican que el presente estudio detalla una imagen más compleja de la dinámica del calentamiento de los océanos y sus efectos posteriores. “La inclusión del efecto de enfriamiento de los icebergs compensa en gran medida los procesos que anteriormente se pensaba que aceleraban la fusión antártica”, concluyen.
